Marvel Studios lleva tiempo desarrollando una dinámica de convertir a sus héroes en un hatajo de personajes narcisistas, caprichosos y estúpidos. Si la finalidad de esto es dar un perfil más humano a los superhéroes, vaya asco de concepto de la humanidad que tiene Kevin Feige; si se hace para fortalecer la parte cómica de las películas, vaya forma más penosa de destrozar personajes icónicos.

CHISTES PARA EL FIN DEL MUNDO

Vale, las dos primeras entregas de Thor, donde había un enfoque más serio del personaje, fueron dos películas fallidas (especialmente Thor. El Mundo Oscuro). Por otro lado, Chris Hemsworth lleva desde “Vacaciones” intentando romper con su imagen de héroe monolítico y de galán cachas imponiendo un perfil de comedia en sus trabajos cinematográficos, presionando a Marvel para que ya en Thor. Ragnarok se llevara al Dios de Trueno por una línea más paródica, siguiendo la línea del Starlord de Guardianes de la Galaxia.

La entrada de Taika Waitiki como director, un cineasta no carente de punch visual y con un tono irreverente y sarcástico que ya había demostrado con Lo que Hacemos en las Sombras y The Inbetweeners, cumplió y superó las expectativas del actor y, por lo general (generalidad en la que no nos incluimos), el resultado fue aplaudido como una renovación fresca y divertida del personaje.

COMEDIA VS DRAMA

En Thor. Ragnarok, Waitiki destrozaba cualquier reposo dramático introduciendo chistes después de algunos de los giros más trágicos de la película, no dando tiempo al espectador a asimilar lo que acababa de suceder y casi restando importancia a situaciones verdaderamente fatídicas.

El respaldo del público por el cambio de tono le ha transformado en director estrella en Marvel y, tanto él como Hemsworth, llegan a Thor. Love and Thunder avalados por lo anterior, dispuestos a mantener el mismo perfil en las nuevas aventuras del dios asgardiano. Es cierto que en esta nueva aventura Waitiki respeta mejor los tiempos del drama, especialmente en lo que se refiere al personaje de Gorr, el Carnicero de Dioses; sin embargo, en la nueva película el humor campa a sus anchas, predominando sobre la parte de aventuras o fantasía.

La parte que tiene lugar en Ciudad Omnipotencia resulta de un humor tan burdo, que uno de repente tiene la impresión de haber pasado a una película de Cheech y Chong. El Zeus de Russell Crowe parece una parodia de su Máximo Décimo Meridio y que el desnudo trasero de Hemsworth se haya convertido en lo más comentado de la película no es buen síntoma (¿envidioso de que Marvel Studios bautizara el de Chris Evans como “el culo de América”, Hemsworth?).

VIVIR LO SUFICIENTE PARA VERSE CONVERTIDO EN UN VILLANO

Las dos apuestas principales de la película se validan como los elementos más atractivos de la película. Por un lado, el regreso de Natalie Portman como Jane Foster y empuñando a Mjolnir; y, por otro, la incorporación de Christian Bale en el papel del villano, Gorr.

Criticada por el gender bender del personaje de Portman (gender bender ya existente en los cómics, todo sea dicho de paso), todo lo que sea ver de nuevo a esta actriz en pantalla, bienvenido sea. A Portman le dan permiso esta vez para entrar en el parque infantil y jugar con los mismos juguetes que los otros niños, pero, a diferencia de Hemsworth, la actriz sabe graduar muy bien los cambios de tono del personaje, donde tiene además sobre la mesa el reto de representar la dualidad de su personaje y el drama que esto supone.

Todo lo referente a Gorr supone un gran contraste con respecto al resto de la película. La inmensa interpretación de Bale y el tono trágico, shakesperiano de esa subtrama imprime a la película una atmósfera dramática y lúgubre que choca con el colorido pop de las secuencias de Thor. Afortunadamente, como decíamos antes, aquí Waitiki sí respeta el valor de esta subtrama y no le pasa por encima el carro de caballos como sí hiciera en Ragnarok.

ROCK’N’ROLL

Siguiendo nuevamente la estela de James Gunn, Waitiki apuesta también por un acompañamiento musical dominado por canciones preexistentes, con especial gusto por Guns’n’Roses, pero también con referencias a Enya o ABBA. Venir, no viene a cuento, y le resta protagonismo a la, por otro lado, estupenda partitura de Michael Giacchino y Nami Melumad que resulta igual de iconoclasta que la selección de canciones; sin embargo, es innegable que “November Rain”, “Sweet Child O’Mine” o “Welcome to the Jungle” son temas que a la fuerza van a aportar ritmo y fuerza a las secuencias que acompañan.

Particularmente, la heterodoxa selección de canciones en las películas de Guardianes de la Galaxia nos parecen más justificadas narrativamente, al fin y al cabo, vienen marcadas por la personalidad de Starlord. Aquí, todo se basa en el capricho artístico de Taika Waitiki.

NI LA AMAS, NI TE SACUDE

Quien vaya al cine buscando una película divertida, con mucho humor, secuencias molonas y música chula, lo va a encontrar en Thor. Love and Thunder. No podemos decir lo mismo de quien vaya a ver una película de Thor o una historia de superhéroes. Por otro lado, para comedia vikinga, particularmente, nosotros nos quedamos con Erik, El Vikingo, que, además, es más fiel a la mitología escandinava.