Zack Snyder, junto con otros cineastas como David Fincher o Martin Scorsese, parecen haber encontrado asilo cinematográfico en las plataformas como vía alternativa para producir sus películas ante el desinterés o la incapacidad de los estudios para financiar sus proyectos. En los casos concretos de Fincher y Snyder, además, podemos encontrar enfrentamientos personales con los estudios que les han vetado de seguir encontrando producción en el modo tradicional, abriendo las puertas a una plataforma como Netflix para acogerlos en su seno y reservarse ese sello autoral que acompaña a las películas de ambos cineastas. Creador controvertido, de estilo recargado y con esa estela de cineasta rebelde e indómito que ha querido dar de sí mismo, Snyder genera a su alrededor tanto acérrimas adhesiones como pasionales rechazos. Su participación y expulsión del Universo Cinematográfico DC generó un cisma dentro de Warner, que ha hecho que su franquicia de superhéroes haya venido agonizando hasta el estreno de Aquaman y el Reino Perdido.

Rebel Moon – Parte 1. La Niña del Fuego nació como propuesta del cineasta para incorporarse a otra franquicia cinematográfica, en este caso, Star Wars, pero no fue aprobada por Disney, reconvirtiéndose en un proyecto de ciencia ficción, una space opera independiente, para Netflix.

POPURRI REFERENCIAL

Como Quentin Tarantino, Snyder es un cineasta cuyo imaginario proviene de su propia colección de lecturas y visionados, especialmente los realizados durante su juventud, y que acaban filtrándose en sus historias y en la manera de escenificarlas. Para Snyder, el caldo de cultivo es el género fantástico, especialmente la fantasía y la ciencia ficción Pulp, procedente del cómic o la Serie B estadounidense de finales de los 70 y la década de los 80. De ahí que debutara con un remake de Zombi de George Romero y se convirtiera en el traductor a lenguaje cinematográfico de dos autores del noveno arte inadaptables como Frank Miller (300) o Alan Moore (Watchmen), dos referencias además fundamentales para entender sus películas dentro de DCU.

Esa vocación referencial, hipervitaminada y mineralizada como diría Super Ratón, vuelve a quedar patente en Rebel Moon – Parte 1. La Niña del Fuego. Argumentalmente, la cinta regresa al patrón creado por Akira Kurosawa para Los Siete Samuráis que, a parte de la versión de John Sturges de 1960, y atuvo una versión en clave de ciencia ficción en 1980 producida por Roger Corman (y con un joven James Cameron en los apartados de dirección artística y efectos especiales), titulada en España como Los Siete Magníficos del Espacio.

Estéticamente, Snyder va saltando sin pudor ninguno de una referencia visual a otra, indiferente a cualquier coherencia, amparándose en el amplio lienzo que supone el género fantástico. Así vemos cómo la cinta fluctúa desde los ecos del western al bélico (con los militaristas villanos ataviados con uniformes de inspiración hitleriana), del péplum (la presentación del personaje del General Titus, interpretado además por Djimon Hounsou, ya presente en Gladiator) al noir o el cine de artes marciales.

Para Snyder cada salto a un nuevo planeta en busca de un nuevo mercenario se convierte en una ocasión para redefinir artísticamente la película, generando un efecto pastiche que acaba pesando en contra del conjunto, por los radicales cambios de un momento a otro.

CARTÓN PIEDRA DIGITAL

El cine de género en el que se basa Snyder, por lo general carente del respaldo económico con el que cuenta el director, buscaba mil y un recursos visuales para generar los efectos visuales y los ambientes espaciales necesarios para las historias que nos querían contar. Muchos de estos recursos, basados en la creación de decorados, miniaturas o pinturas matte, por lo rudimentario de las producciones generaron el concepto de cartón piedra en referencia a películas donde el artificio era evidente, aunque no por ello, en ocasiones, carente de encanto. Para Snyder y su generación, esto ha cambiado con el uso de las imágenes generadas por ordenador, que vienen a cumplir con esta función, aunque también en algunos casos, generando esa sensación de cartón piedra digital.

En el caso de Snyder, formado con este tipo de efectos prácticos del cine, su intención es que ese cartón piedra digital sea, en la mayor parte de los casos, evidente, enfrentando al espectador a imágenes epatantes y saturadas de elementos, pero abiertamente artificiales y artificiosas.

La presentación de los personajes de ‘Rebel Moon’ de Zack Snyder ha llegado con un gran catálogo de imágenes.
La presentación de los personajes de ‘Rebel Moon’ de Zack Snyder ha llegado con un gran catálogo de imágenes.

BATALLA MÁS ALLÁ DE LAS ESTRELLAS

Rebel Moon – Parte 1. La Niña del Fuego es, para bien y para mal, 100% Zack Snyder, no sólo por su temática o su conglomerado de referencias (la nave del villano es un calco de la Yamato del Capitán Harlock), sino por una la puesta en escena que responde a la impronta esteticista del cineasta, al que le gusta saturar de componentes la imagen y recurrir al ralentí como énfasis de la acción. El uso del CGI le permite dar un valor pictórico a muchos de los planos, evidenciando una vez más la herencia del cómic en la narrativa de Snyder, aunque no siempre los resultados están a la altura de las expectativas, generando en el espectador la impresión en ocasiones de estar más ante una animática de un videojuego que ante una narración cinematográfica. A todo esto, se añade un sentimiento de reiteración, ya que visualmente la película no aporta nada nuevo a la narrativa Snyderiana.

En el pasado, algunos de los títulos más destacados de Snyder se han apoyado en un precedente literario de peso, consiguiendo que el recargado estilo visual del cineasta cuente con una estructura argumental sólida. En Rebel Moon – Parte 1. La Niña del Fuego, como sucediera con Sucker Punch o El Ejército de los Muertos que también partían de guiones originales de Snyder, el guion es un compendio del amalgama de referencias comiqueras y cinematográficas que el director tiene en la cabeza y las excusas argumentales que necesita para desplegar todo el aparato visual con el que nos quiere deslumbrar en pantalla.

Desgraciadamente, la trama resulta demasiado endeble, construida con personajes y situaciones estereotipadas y carentes de peso dramático. De la misma manera que el director abusa de recursos visuales como la cámara lenta, también deposita demasiada relevancia en que el espectador juega en la misma sintonía referencial que él. Cuando esto es así, el resultado es poco original, mientras que para aquellos que se acerquen a la película sin un bagaje previo, muchas de las decisiones narrativas del director le van a resultar gratuitas y pueriles.

Salvo con la protagonista, hay escaso trabajo de personajes, por lo que, llegados al enfrentamiento final, hay poco componente emocional que permita al espectador empatizar con los personajes y su papel en la trama. A esto se suma el hecho de que, para esta simpleza argumental, el director ha querido dividir la historia en dos películas con lo que pretende, sin éxito, insuflarle un concepto de saga épica.

LUNA DE ARTIFICIO

Rebel Moon – Parte 1. La Niña del Fuego está lejos de ser la nueva muesca rebelde en el cinturón como cineasta de Zack Snyder. Se trata más bien de una nadería pomposamente inflada para darle tratamiento de solemnidad, demasiado pretenciosa para ese bagaje Pulp del que bebe, demasiado rutinaria para las ínfulas de autor de Snyder.

Rebel Moon - Parte 1: La niña del fuego. (c) Netflix
Rebel Moon – Parte 1: La niña del fuego. (c) Netflix