Está claro que el género fantástico está buscando nuevas vías de expresión, no sólo por la llegada de nuevos cineastas, sino también por el acercamiento de estos a las nuevas corrientes sociales que han ido surgiendo. Frente al llamado Mumblecore Horror representado por Adam Wingard o Ti West, encontramos el terror elevado de Roger Eggers o Ari Aster. En un principio Jordan Peele parecía entrar en este último grupo, aunque con sus últimas producciones para cine y televisión parece haberse desgajado de la corriente principal y generar su propia vertiente, donde el discurso social tiene un peso mayor. La denuncia del racismo, del machismo o la LGTBIfobia ha entrado de lleno también en el género fantástico con la cultura Woke y el nuevo trabajo como directora de la también actriz Olivia Wilde, No te Preocupes Querida, ha encajado en esta línea.

PEELEANISMO

Wilde ha querido construir su película no tanto en una trama determinada, sino en un discurso feminista que engarza con la lectura racial de las películas de Jordan Peele. Es más, en No te Preocupes Querida podemos encontrar varios vasos comunicantes con Déjame Salir. Si la cinta de Peele hablaba de la prolongación de la esclavitud, la de Wilde se apoya en la sumisión de la mujer con un esquema social propio de los años 50 en esta época en la que vemos el resurgir de discursos ultraconservadores que añoran aquella época. Ambas películas presentan comunidades aparentemente utópicas que se sustentan en la opresión de un grupo social. Wilde, además, propone también una puesta en escena heterodoxa, jugando con la fotografía, el sonido y el montaje para generar en el espectador una sensación de incomodidad y de irrealidad.

LAS MUJERES PERFECTAS

No te Preocupes Querida, al igual que Déjame Salir, evidencia una nueva relectura (no acreditada) de la novela de Ira Levin, Las Mujeres de Stepford, llevada al cine en 1975 por Bryan Forbes y por Frank Oz en 2004. Resulta curioso el itinerario, cómo Peele llevo la trama de Levin al terreno racial y cómo Wilde, no sabemos si consciente o inconscientemente, lo ha devuelto al terreno feminista empleando el filtro del director de Nope. En la cinta encontramos una crítica a aquellos que ven la solución a los problemas de conciliación laboral, la familia y las estadísticas demográficas en el regreso de las mujeres a la casa y la cocina, sin más objetivo en la existencia que atender las necesidades de la casa y su marido, cuando éste regresa del trabajo.

INTIMIDAD

No te Preocupes Querida se apoya por lo tanto en un uso metafórico del fantástico. No se trata de la fantasía por la fantasía, sino que se emplean las herramientas del género para poder hablar con mayor libertad de cuestiones sociales, en este caso, el patriarcado y el sometimiento sistémico de las mujeres. Hay componentes intrigantes, fantasiosos en la trama, pero ninguno se llega a desplegar en todo su esplendor, sino que todo queda preestablecido desde la perspectiva más íntima de los personajes, especialmente Alice, interpretada por Florence Pugh. Ese gusto por el tono intimista, el discurso social, la puesta en escena elaborada o la búsqueda de un giro final sorprendente, también evidencia la influencia de M. Night Shyamalan (influencia que ya advertíamos también en Nope, la última película de Peele). Sin duda, esa mirada nostálgica de la sociedad que plantea la película y el aislamiento de la comunidad como resistencia a los cambios sociales nos recuerda a El Bosque.

VICTORIA

La película cuenta con múltiples elementos de interés. Florence Pugh lleva a cabo una interpretación prodigiosa con la que sigue reafirmando su estatus de nueva revelación de Hollywood. Tanto Harry Styles como Chris Pine soportan con entereza sus personajes y el resto de los secundarios están bien ajustados al perfil de sus respectivos papeles. Wilde recoge de su naturaleza como actriz una excelente habilidad para dirigir a los otros actores (a pesar de los comentarios vertidos de enemistad con la protagonista). A su vez, el trabajo de iluminación, montaje, así como sonido y partitura musical sirve también de apoyo pivotal de la película, proponiendo acercamientos más heterodoxos, pero de ajustada dramaturgia.

SIEMPRE NOS QUEDARÁ FLORENCE

Hay, como hemos visto, muchos elementos interesantes, atractivos y a destacar dentro de la película, que se presta al coloquio tras la proyección. Desgraciadamente, pese a todo, nos parece que se trata de una película fallida. Al igual que nos parecía con Nope, las deudas argumentales de la película no juegan a su favor. En primer lugar, por le hecho de querer plantear como original algo que en el fondo es un refrito de otras historias. Por otro, a poco que uno conozca estos referentes, una vez pasado el planteamiento de la película, todo lo que viene a continuación resulta previsible y redundante.

Sus dos horas de metraje nos resultan excesivas y, pese a esto, se nota que el montaje final ha sufrido agresivos tijeretazos que han dejado verdaderos agujeros de guion. Por esto, lo que arranca de manera atractiva y prometedora, se va diluyendo a lo largo de la película y cayendo cada vez más y más en el terreno de lo ridículo y el sinsentido.

Al final, sólo la entereza y la convicción de la interpretación de Florence Pugh acaba saliendo ilesa de la película. Una pena, porque a poco que se hubiese podido limar algunas de las asperezas de la película y se hubiese ajustado más el metraje, podríamos estar hablando de uno de los títulos de temática fantástica del año.