Como ya sucediera con las saga de Harry Potter o Juego de Tronos, u otras franquicias que parten de un referente literario, culminar las adaptaciones de los libros no implica cerrar el chiringuito. Mientras se recojan beneficios, el estudio va a querer seguir continuando la historia, ya sea motivando a los autores de los libros a crear nuevo material literario, ya sea (en caso de que el autor haya fallecido o no entre por el aro) inventando historias nuevas directamente para el formato cinematográfico. La Gallina de los Huevos de Oro debe seguir canjeando ganancias. La cuestión es si el nuevo material, derivativo por necesidad, puede ser también de calidad o cae en la mera repetición.
TRIBUTO
Los Juegos del Hambre. Sinsajo. Parte 2 se estrenó en 2015, dando por cerrada la franquicia que había aupado a Jennifer Lawrence como la actriz más taquillera del Hollywood del momento. La franquicia cerraba en alto. Si bien las dos partes de Sinsajo no destacan precisamente como producto cinematográfico (en nuestra opinión, y a pesar de la labor de Francis Lawrence, la saga fue de más a menos), pero económicamente aún estaba en plena ebullición. No se tardó en anunciar que la creadora de la saga literaria, Suzanne Collins, estaba preparando una precuela que nos llevaría a los años posteriores a los llamados Días Oscuros, presentando la juventud de Coriolanus Snow, futuro y despótico presidente de Panem. No duda cabía de que el acuerdo de adaptación cinematográfica ya estaba firmado y sellado.
Los Juegos del Hambre. Balada de Pájaros Cantores y Serpientes, como película, busca mimetizarse lo máximo posible con la saga anterior para ganarse al público cautivo. Aunque la historia tiene lugar 64 años antes de la aparición de Katniss y el diseño artístico marca el componente arcaico de la sociedad de Panem, aún emergente de la guerra, lo cierto es que muchos son los puentes que se establecen para que el espectador se sienta en terreno conocido.
DISEÑANDO EL JUEGO
En este sentido, pese a los 8 años transcurridos desde que cerró la serie cinematográfica, se logra mantener ese sentido de continuidad o retroalimentación. La puesta en escena de Francis Lawrence (director de En Llamas y las dos entregas de Sinsajo) es fundamental para mantener esa cohesión. Por otro lado, Lawrence, director más que dotado e infraaprovechado en Hollywood, lleva a cabo aquí una más que encomiable labor tras la cámara. A nivel de factura, esta entrega nos parece la más ambiciosa y lograda de todas.
El guion de Michael Lesslie y Michael Arndt, a partir de la novela de Suzanne Collins, está muy bien estructurado y las dos horas y 37 minutos de metraje no resultan un lastre. Esto viene determinado también por una modélica labor de montaje a cargo de Mark Yoshikawa. En este sentido, como producción hollywoodiense, la cinta cumple con todos los requisitos, aunque eso no implique que determinados personajes o tramas secundarias queden desatendidas. Incluso, a nivel musical, creemos que James Newton Howard presenta su mejor partitura para la franquicia.
A nivel interpretativo, la partida la gana Tom Blyth. El debate moral del personaje de Snow queda perfectamente marcado con una interpretación carismática y compleja. Rachel Zegler ofrece también una esforzada interpretación de Lucy Gray Baird. No logra hacernos olvidar el peso de Jennifer Lawrence, pero sí vemos en su personaje un precedente a lo que posteriormente sería Katniss Everdeen. A esto se añade también el apartado musical. Las canciones que interpreta el personaje juegan también un papel determinante en la historia y una vez más Zegler vuelve a demostrar el virtuosismo de su voz. Destacamos también otros actores como Max Raphael (se ve que, para el casting, se visionaron a fondo el West Side Story de Steven Spielberg), si bien, las presencias de Viola Davis y Peter Dinklage quedan muy diluidas (ella muy histriónica, él poco aprovechado).
DÉJÀ VU
El problema es que todo este cuidado envoltorio acaba cayendo en subrayado excesivo a la hora de establecer las conexiones entre los personajes de Lucy Gray y Katniss Everdeen y la influencia de ambas en la figura de Coriolanus Snow. La cinta es tan deudora de las trilogía que prologa que el resultado carece de innovación. Sin duda, la película resultará satisfactoria para los fans de la trilogía previa, pero es incapaz de sortear la sensación de Déjà vu.