Tras sorprender con una opera prima inesperadamente superior a lo esperado, La Casa de Cera, Jaume Collet-Serra confirmó que era un cineasta a tener en cuenta, con un excelente dominio de la puesta en escena y de los engranajes del cine de género con La Huérfana, un slasher con sorpresa final que, con el paso del tiempo, se ha establecido como una cinta de culto. Aquello sucedió en 2009, hoy Collet-Serra se encuentra al frente de costosos blockbusters como Jungle Cruise o Black Adam y, si bien es cierto que La Huérfana mantiene su estatus de culto, a estas alturas lo que nadie esperaba era una nueva entrega de aquella historia, mucho menos una precuela y, para colmo, con la misma protagonista. Hay que decir que sacar adelante el proyecto de La Huérfana. Primer Asesinato sólo se le podría ocurrir a un loco o a un visionario. El problema es descubrir en qué territorio nos encontramos.

PARENTESCO

Cuando Isabelle Fuhrman protagonizó la primera entrega contaba con 12 años de edad, perfecta para el papel de Esther. Hoy tiene 25, a priori demasiado mayor para retomar el papel de esta mujer con problemas de desarrollo, cuyo cuerpo se ha quedado con la imagen de una niña de 12 años; sin embargo, se ha querido apostar por ella para retomar el papel que la lanzó a la fama y que, a día de hoy, sigue siendo su título más recordado. Por otro lado, ya el gran efecto sorpresa de la primera entrega está expuesto, por lo que, ¿de qué manera pretendía el nuevo director, William Brent Bell, sorprendernos?

El cineasta parte del conocimiento de que no puede utilizar en esta película el tono clásico y la puesta en escena pausada de Collet-Serra en la anterior. Aún así, Bell se las apaña para darle brío y carácter a la narración, fortaleciendo los cimientos de un proyecto con escaso calado.

La dirección de fotografía de Karim Hussain es uno de los pesos fuertes de la película, con especial acierto al uso de la luz ultraviolenta en los cuadros del personaje interpretado por Rossif Sutherland, lleno de lecturas en lo que se refiere a los personajes principales, especialmente Esther y su antagonista, Tricia Albright, interpretado por una recuperada y excelente Julia Stiles.

REGRESO AL PASADO

La Huérfana. Primer Asesinato es una película consciente de su naturaleza de explotación y que, en base a eso, para verdaderamente funcionar, propone al espectador varios importantes saltos de fe. El principal concierne a la protagonista. Isabelle Fuhrman es claramente el gran efecto especial de la película. A su edad se mete en su papel y, si bien no siempre logra ese semblante infantil, su interpretación es fantástica y cumple con el truco, además de darle una mayor definición psicológica al personaje.

Los trucajes visuales no siempre están afinados, como esos dobles de cuerpo de Fuhrman por un actor infantil. La trama es totalmente inverosímil y su necesidad por ofrecer un giro sorpresa que pueda equipararse al de su precedente nos lleva por el terreno del delirio más absurdo.

Sin embargo, el propio descaro de la película nos incita a dejarnos llevar por estos dislates y excesos. Interpretada de esta manera, con esa personalidad tan autoconsciente, el espectador cómplice se encontrará con una cinta más disfrutable y con más personalidad propia de lo que cabría suponer. A esto se suma el gozoso acercamiento de las secuencias de asesinatos por parte de William Brent Bell, que añade visceralidad a la descafeinada violencia que encontramos en el terror de perfil juvenil reciente.

TODO QUEDA EN CASA

La Huérfana. Primer Asesinato es una secuela innecesaria e incongruente, eso no lo oculta, pero ya en ese territorio, al menos se esfuerza por hacer el paseo lo más entretenido posible y que el espectador se sorprenda con algunos de los virajes de la montaña rusa y eso es ampliamente de agradecer.