El 17 de julio de 1955 abrió sus puertas por primera vez Disneyland, el proyecto de parque temático, repleto de atracciones y actividades para toda la familia de Walt Disney. Fue el primero y el único supervisado íntegramente por su creador. Dentro del mapa de atracciones, el parque ya se dividía en diferentes territorios, cada cual con su propia insignia temática, marcando el patrón para los que han venido a continuación. Uno de estos sectores era Adventureland, fusionando elementos de las junglas de Asia, África o Sudamérica y una de las atracciones inaugurales de este primer parque y de las más representativas de esta zona delimitada en concreto fue Jungle River Cruise, más tarde comprimida a simplemente, Jungle Cruise. Como sentido de la atracción era bastante simple, pero revolucionaria en su momento. Los visitantes embarcaban en una barcaza y hacían un viaje por un río repleto de elementos exóticos y sacados del imaginario de la aventura y la exploración. Además de varios escenarios estáticos, se contó también con un conjunto de animatrónicos que sorprendían a los pasajeros y hacían el viaje más emocionante. Este formato de atracción fue ampliamente imitado en otras atracciones posteriores del parque o de otros enclaves Disney, siendo su heredera más popular Piratas del Caribe.
Explotado al máximo el potencial de la franquicia cinematográfica de Piratas del Caribe, cerrada la posibilidad del regreso de Johnny Depp como el Capitán Jack Sparrow y mientras los equipos creativos del estudio buscan alguna forma de reflotar la serie, la idea de reciclar la idea con otras atracciones del parque volvió a ponerse sobre la mesa.
Una nueva aventura inspirada en la famosa atracción del parque temático Disneyland
Con una nueva versión de La Mansión Encantada (ya versionada en 2003, mismo año de Piratas del Caribe. La Maldición de la Perla Negra, con Eddie Murphy de protagonista) en desarrollo, la producción que busca abrir esta nueva etapa de versiones cinematográficas de las atracciones Disney es Jungle Cruise, revisando el formato original de la atracción, añadiéndole elementos propios del cine de aventura clásico y del género fantástico y ajustándolo al formato actual repleto de humor y efectos especiales.
En esta ocasión, podemos hablar de un itinerario contario al de las atracciones, ya que, si Jungle Cruise versión Disneyland marcó el patrón de Piratas del Caribe, cinematográficamente, Piratas del Caribe. La Maldición de la Perla Negra define la estructura argumental sobre la que se ha construido el guion de Jungle Cruise, la película, sumándole elementos inspirados en La Reina de África y añadiéndole unas gotas del refrito posmoderno ideado por Stephen Sommers para La Momia.
Ambientada en la zona del amazonas, Jungle Cruise combina referencias a la colonización de Latinoamérica, con Edgar Ramírez interpretando a un explorador llamado Aguirre (en clara referencia a Lope de Aguirre) y la Primera Guerra Mundial, con Jesse Plemons interpretando al Príncipe Joaquín de Prusia, hijo menor del Káiser Guillermo II de Alemania (o una especie de versión ficcionada de este personaje).
Tras un prólogo que nos relata la historia de Aguirre y su compañía y nos define el MacGuffin de la película, Las Lágrimas de la Luna, las flores del Árbol de la Vida, supuestamente con la capacidad de curar cualquier enfermedad, la película no oculta su naturaleza de atracción temática, convirtiendo la trama en un recorrido episódico repleto de escenarios aventureros de lo más variopintos (e inflada de esteroides tanto o más que su protagonista).
Los guionistas Glenn Ficarra, John Requa y Michael Green se las han apañado para ir introduciendo algunos de los rasgos principales de la atracción clásica (rápidos, pirañas, fauna exótica, tribus indígenas), al mismo tiempo que reciclan el argumento de Piratas del Caribe. La Maldición de la Perla Negra, cambiando a Barbossa y sus piratas por Aguirre y sus soldados, al comodoro James Norrington por el Príncipe Joaquim y el oro azteca maldito por el Árbol de la Vida.
Sobre los personajes
Frank, el personaje interpretado por Dwayne Johnson, no es Jack Sparrow, pero sí responde a un híbrido entre el personaje prototípico de la estrella, mezclado con el Charlie Allnut interpretado por Humphrey Bogart en La Reina de África y el Mickey Mouse primigenio de “Steamboat Mickey”.
Emily Blunt responde al patrón de mujer aventurera y feminista, adelantada a su tiempo y dispuesta a no dejar que ningún hombre se ponga por delante de ella (como la Elizabeth de Keira Knightley en Piratas del Caribe o la Evelyn de Rachel Weisz en La Momia).
Dwayne Johnson y Emily Blunt son actores que han demostrado ampliamente en su trayectoria anterior su capacidad para tener buena química con sus respectivos partenaires en pantalla y, pese a las característica tan distintas de ambos actores, ésta no es una excepción, convirtiéndose, por encima de lo improbable en una buena pareja cinematográfica.
Por último, Jack Whitehall se pone en la piel de McGregor, el aburguesado hermano de la protagonista, muy cercano en su perfil al Jonathan Carnahan interpretado por John Hannah en La Momia, pero con más pluma, suponiendo otra oportunidad perdida por parte de Disney de integrar algún personaje abiertamente LGTBI en sus película sin caer en el estereotipo ridiculizador o en subterfugios explicativos para no decir abiertamente su orientación sexual, especialmente cuando se crea una escena donde abiertamente al personaje se le pregunta por ella. Pese a todo, Whitehall se las apaña para superar los clichés, robar la función al resto de sus compañeros y convertir a su personaje en el más carismático de la película.
Aunque por lo general se le aprecia más resuelto e implicado en sus aportaciones al thriller (especialmente en sus diversas colaboraciones con Liam Neeson), Jaume Collet-Serra se erige aquí como un director artesano, plenamente consciente de su posición en este proyecto de encargo, esmerándose en construir una puesta en escena que refleje el sentido de aventura y entretenimiento de la atracción original, llevado, eso sí, a las posibilidades que una superproducción Disney puede aportar en materia de efectos especiales, efectos prácticos y diseño de producción.
Su cámara se mueve con soltura, la narración es dinámica, busca la sorpresa en el espectador y que la película sea visualmente juguetona y enérgica, sin que decaiga el ritmo narrativo o la sensación de estar subido a una montaña rusa. Esto ayuda a hacer más llevadera la languidez y esquematismo del guion, de la misma manera que los actores insuflan a base de carisma la plana construcción de sus personajes.
Banda sonora de James Newton Howard
A esto se suma también la partitura musical de un James Newton Howard que, sin estar totalmente inspirado, sí ofrece una composición entretenida, dinámica, simpática y con ese sinfonismo clásico que se le requiere a una película de estas características.
Jungle Cruise no traiciona a sus orígenes. Ni engaña, ni decepciona en sus pretensiones de ser un mero producto de entretenimiento veraniego; sin embargo, tampoco aporta ninguna trascendencia, ningún punto de originalidad, nada mínimamente reseñable que le permita pervivir más allá de su naturaleza de entretenimiento estival vespertino y efímero.