En una de las paradojas del mundo del cine, hay ocasiones en las que dos películas de argumento muy similar acaban coincidiendo en salas. En ocasiones esto se debe a un ejercicio de competencia empresarial, donde una producción acelera su proceso de creación para rivalizar en salas con otro de la competencia. En otras ocasiones es para aprovechar el tirón comercial de la primera o incluso, por extraños giros del destino, víctimas de la casualidad.
La Primera Profecía vs. Immaculate
La película que aquí nos ocupa, Immaculate ha llegado a las carteleras justo un mes después del estreno de La Primera Profecía. En ambas se nos cuenta la historia de una novicia estadounidense que llega a un convento en Italia, donde queda embarazada en extrañas circunstancias, creándose en la protagonista un creciente sentimiento de paranoia con respecto a las intenciones de las personas que están a su alrededor y la sensación de que hay un complot relacionado con la criatura que hay en su vientre.
La Primera Profecía forma parte de una saga histórica del cine, mientras que Immaculate es una historia original, que no depende de otros títulos anteriores; sin embargo, las dos quedan emparentadas, como gemelos de diferentes padre.
Sydney Sweeney interpreta a Cecilia, una monja americana de fe devota
Immaculate se presenta como una cinta de terror producida e ideada como vehículo de lucimiento estelar de Sydney Sweeney en su escalada al Olimpo de Hollywood. La propia actriz parece determinada a controlar las riendas de su carrera y ser ella, en su faceta de productora, la que decide en qué proyectos se involucra como actriz. Aquí queda claro que todo gira alrededor de su personaje, quedando el resto de los personajes sometidos a la presencia continua de la estrella en pantalla. A Sweeney hay que reconocerle que hace un esfuerzo por salirse del perfil donde la industria quiere encasillarla y quiere demostrar que es una actriz cuyas bondades van más allá de los atributos físicos. Desgraciadamente, en este proyecto el tiro le salió errado.
En esta dupla que accidental o intencionadamente se ha provocado con La Primera Profecía, la comparativa nos recuerda a la explicación que el Dr. Traven hace del resultado del experimento en Los Gemelos Golpean Dos Veces: “El embrión se dividió en dos, pero no fue una división equivalente. Toda la pureza y la fuerza fueron a Julius, y todo el desecho residual fue a formar lo que ves cada mañana en el espejo”.
Cuando se anunció La Primera Profecía, un miedo telúrico nos asaltó, temiendo lo peor de esta precuela tardía, especialmente debido a los últimos acercamientos de Hollywood al clásico de Richard Donner. Afortunadamente, ninguno de esos temores se hizo realidad, hasta ahora.
Immaculate se estrenó en el Festival SXSW
Immaculate es la película que todos temíamos que iba a surgir de allí. No es sólo una cuestión de comparativa, lo que no sería justo para la cinta protagonizada por Sweeney. Immaculate parte de un guion mal construido, que pretende mezclar (¿se acuerdan del “batido” que decía Danny DeVito en Los Gemelos Golpean dos Veces?) elementos de La Profecía, con La Semilla del Diablo y Los Niños del Brasil.
La puesta en escena es anodina y tópica, la trama cae en sucesivos absurdos e incongruencias, le falta atmósfera y los personajes carecen de peso y sustancia, atrapados en la simpleza del estereotipo. De toda la película rescatamos sólo dos aspectos (no, Álvaro Morte no es uno de ellos): la duración (con créditos incluidos el metraje no supera los 90 minutos) y algún que otro hallazgo gore que, por instantes, despierta la mirada ante tanta acumulación de clichés y refritos.
Ni siquiera todo esto convierte a Immaculate en la peor cinta de terror de lo que llevamos de año (¡imagínense lo que hay por ahí!), pero es que ni por eso destaca. Es una nadería insustancial, olvidable y prescindible, con más ínfulas que ganas y que, para colmo de males, ha venido a estrenarse en las peores fechas, quedando en evidencia ante otra cinta próxima en el tiempo que no sólo cumple con lo que promete, sino que sorprende por lo inesperado de su propuesta.