Para ser un director al que no le gusta repetirse, George Miller ha rodado ya cinco entregas de la saga Mad Max. A su favor hay que decir no sólo que Max ocupa un lugar especial en su filmografía, sino también que, por lo general, todas las entregas de Mad Max han intentado redefinir la mitología de este mundo postapocalíptico, llevándola cada vez más al terreno de la epopeya.

A medida que este futuro postapocalíptico se ha ido barbarizando más, el tono narrativo de Miller ha ido desprendiéndose de recursos más contemporáneos para llegar a la esencia del relato homérico. Curiosamente, eso lo logra con una cinta donde no tenemos a Max Rockatansky al frente, sino que es un spin off de un personaje surgido en la anterior película y que rápidamente supo convertirse en uno de los favoritos de los fans de la saga.

ORÍGENES DE FURIOSA

Viejo lobo, George Miller supo identificar desde un principio el potencial del personaje de Furiosa. El proceso de creación de Mad Max. Furia en la Carretera le tomó al cineasta casi 30 años.

Después de los sinsabores de la producción de Las Brujas de Eastwick, Miller quiso retornar a su Australia natal para contar una cuarta historia del Loco Max, pero no lograría llevarla a cabo hasta 2015. En este extenso periodo de tiempo, Miller quedó prendado de uno de los personajes de la cinta y, de manara paralela, empezó a desarrollar un spin off para contar la historia de Furiosa.

En un principio, la idea de Miller era que esta película fuera una producción animada, con estética anime, y que sirviera de complemento a Mad Max. Furia en la Carretera; sin embargo, cumplida ya la preproducción de la cinta y con el rodaje de su hermana mayor aún obstaculizado, Miller desechó la producción animada. Esta decisión vino motivada no por descontento, sino todo lo contrario. El cineasta quedó tan complacido con la evolución del proyecto que prefirió guardárselo para rodarlo él mismo en imagen real. El éxito de Mad Max. Furia en la Carretera permitió darle rápidamente luz verde a esta película, que aún así ha tardado nueve años en llegar a nuestras pantallas.

EVOLUCIÓN

Mad Max. Furia en la Carretera ha sido considerada la mejor película de acción en lo que llevamos de siglo XXI, lo que, sin duda, ponía el listón muy alto a Furiosa. De la Saga Mad Max. Desde aquí vamos a despejar la ecuación. En nuestra opinión, La nueva entrega no alcanza el nivel de la película anterior; sin embargo, vamos a extendernos un poco más en esta consideración: tampoco creemos que esa fuera la intención de George Miller. Como decíamos al principio, Miller es un cineasta al que no le gusta repetirse y, en cierta forma, cada película de Mad Max ha sido diferente de la anterior. En esto, Furiosa. De la Saga Mad Max vuelve a ser otro paso más, ya que la película rompe con muchas de las estructuras de las películas anteriores.

La principal, no está Max Rockatansky (excusando un rápido cameo, agradecido, pero gratuito). Por otro lado, las anteriores películas de la saga se desarrollaban en cortos espacios de tiempo en los que el personaje de Max tenía que afrontar un conflicto donde un grupo buscaba imponerse violentamente sobre otros. Aquí, para los que se quejaban de la ausencia de guion en la cinta anterior, la trama abarca unos quince años de la vida de la protagonista, desde que es secuestrada en lugar natal, el Paraíso Verde del que hablaba en la película anterior, y su búsqueda de venganza contra su captor, Dementus, un señor de la guerra postapocalíptico, tan grotesco y caricaturesco como ese mundo de cómic que ha ido perfilando con los años George Miller.

FURIA EN LA CARRETERA

Otra variante importante, si en las anteriores todo convergía hacia una macro secuencia automovilística final (que en el caso de Mad Max. Furia en la Carretera era prácticamente el total de la película), aquí ese gran momento está a mitad de metraje. Sí, la cinta está plagada de momentos de acción y el uso de acción automovilística sigue siendo el sello de la casa; sin embargo, para aquellos que quieran encontrar aquí una continuación del tipo de narrativa frenética y explosiva de la película anterior, ese momento lo encontrarán en una vertiginosa secuencia de quince minutos que supone todo un despliegue visual como ya lo fuera Mad Max. Furia en la Carretera. Cumplido con el requisito, Miller puede permitirse desviarse del camino marcado y buscar nuevos senderos, sin perder la impronta o el gusto por la violencia visceral.

LA ERA DIGITAL

Quizás la variante más polémica de esta película con respecto a las anteriores ha sido la incorporación importante de la tecnología digital en la puesta en escena. En las tres primeras entregas, por antigüedad, no había mediación infográfica. En Mad Max. Furia en la Carretera, lo digital jugaba un papel más secundario y discreto. Es cierto que, en el etalonaje de la película, se saturó infográficamente la colometría para darle esta estética tan ocre a la fotografía y se recurrir al montaje digital para borrar cables y otras medidas de seguridad, así como componer instantes de acción que, de otra manera, resultaban físicamente imposibles o extremadamente peligrosos; sin embargo, la mayor parte de la acción que se veía en pantalla era acción física, llevada a cabo por un extraordinario equipo de especialistas de acción.

En Furiosa. De la Saga Mad Max, se respeta este tipo de acción en gran medida, pero la intervención de lo digital es mucho más prolífica. Por otro lado, Miller emplea aquí la tecnología digital a modo de plantilla compositiva.

ESTÉTICA ANIMADA

Recordemos que inicialmente la película fue ideada como cinta de animación con estética anime y el resultado final sigue siendo deudor de ello. La composición de la imagen por capas, creando diferentes espacios que interactúan y se complementan en el plano, creando una panorámica abigarrada y compleja. Es cierto que este cambio estético no siempre funciona (momento melocotón, que, para colmo, es el que abre la película) y que resulta chocante para quienes estamos acostumbrados al estilo visual de las anteriores películas de Mad Max. Por otro lado, ayuda a dar un retrato más amplio de ese mundo apocalíptico, al mismo tiempo que aproxima aún más la estética de la película al mundo del cómic, una de las referencias indispensables para Miller.

FURIOSA VS FURIOSA

Uno de los grandes retos de esta película era enfrentarse al impacto que generó en el espectador el personaje de Furiosa interpretado por Charlize Theron en Mad Max. Furia en la Carretera. Esto era un hándicap del que partía Miller, sobre todo, tras tomar la decisión de no contar con la actriz en esta precuela. La juventud del personaje era un aspecto que dificultaba el regreso de Theron (aunque visto lo visto, tampoco era un gran impedimento); sin embargo, las dificultades del rodaje de la anterior película, los roces entre Theron, Tom Hardy y Miller tampoco allanaban el regreso de la actriz sudafricana.

Al abarcar un periodo tan amplio de tiempo, la interpretación del personaje de Furiosa queda repartido case de manera salomónica entre Anya Taylor-Joy y la joven actriz Alyla Browne. En nuestra opinión, ambas cumplen con nota en su trabajo, y Taylor-Joy ofrece un buen retrato aguerrido del personaje, sin que ninguna, eso sí, logre superar el recuerdo de la actriz original.

SEÑORES DE LA GUERRA Y PRETORIANOS

En la película encontramos otros personajes heredados de la cinta anterior, por lo general en un rol muy secundario, como es el caso del propio Immortan Joe, aunque si permite ampliar el perfil de personajes preexistentes. Dos son los dos principales personajes que se incorporan a la mitología de Mad Max en esta entrega.

Dementus, un personaje entre lo grotesco marca de la casa y la caricatura, interpretado por Chris Hemsworth, y que adquiere un gran peso en la película, llegando incluso, como hiciera la propia Furiosa en Mad Max. Furia en la Carretera, a eclipsar a la protagonista. Hemsworth logra desvincularse de sus acostumbrados roles superheróicos y crea un personaje patético y repulsivo. La otra gran novedad es Pretoriano Jack (magnífico Tom Burke), quien, a priori, parece un remedo de Max, pero que adquiere, en poco tiempo, un peso específico en la trama, siendo probablemente el personaje con el que más y mejor logra empatizar el espectador.

TAMBORES DE GUERRA

A nivel musical de la saga, el listón alto lo sigue manteniendo Maurice Jarre con su partitura para Mad Max. Más Allá de la Cúpula del Trueno. Las dos partituras previas a cargo de Brian May (no el guitarrista de Queen) eran funcionales y poco más. Tom Holkenborg creó una sonoridad atronadora para Mad Max. Furia en la Carretera.

Cuenta el músico que Miller inicialmente no quería partitura, sino sólo efectos de sonido y él le convenció de la relevancia de la música en esta película para ayudar al espectador a empatizar con los personajes. Hay que decir que, sin ser santo de nuestra devoción, aquella partitura nos parece lo mejor de la trayectoria del músico y que engarza a la perfección con las imágenes y el ritmo de la acción.

Para Furiosa. De la Saga Mad Max, repite jugada, manteniendo el mismo tono musical, pero, en nuestra opinión, perdiendo la sincronicidad de la música con los personajes. Es cierto que la música ayuda a generar en el espectador el estado de tensión e incomodidad de la trama, pero no sólo es más simple y vacía que la anterior, sino que ese formato nos parece poco eficaz para una película tan diferente como es esta nueva entrega, tronando de fondo, pero en ningún momento aportando nada a la narrativa.

EMPERADOR MILLER

En nuestra opinión, Miller cumple sus objetivos con Furiosa. De la Saga Mad Max. ¿Es inferior a Mad Max. Furia en la Carretera? Sí. ¿Puede resultar decepcionante para los fans de la anterior? También. ¿Lo convierte esto en una mala película? En absoluto. Tal vez el problema no esté en la película, sino en esa necesidad como espectadores de que nos den más de los mismo de aquello que nos gustó.

Si Miller triunfa es porque no se repite, porque se sale por la tangente, porque prefiere innovar y evolucionar a tener que repetir la misma fórmula de nuevo.