“Estamos criando generaciones de jóvenes, ahora, en este momento, que no están preparados para el iceberg del Titanic. Los hemos criado, soy tan culpable como tú y como todos nosotros, hiperprotegidos pensando que el mundo se soluciona conectando un teléfono a un enchufe. Es un error porque les hemos quitado los mecanismos defensivos. “La violencia es mala”, bueno, depende, menos cuando tienes que defenderte. Entonces es buena. Cuando vienen otros que sí ejercen la violencia, para los que el dolor, la soledad, el fracaso, la muerte son diarias, cotidianas, estamos en inferioridad de condiciones. Y nos van a ganar. Nos van a ganar.”
Arturo Pérez Reverte, El Intermedio, 18 de octubre de 2022

En nuestro concepto de sociedad, cada avance social, cívico, que hacemos está dirigido a alcanzar un mayor entendimiento entre todos, evitar los conflictos, llegar a soluciones dialogadas, ir erradicando la faceta más violenta, animal, de nuestra naturaleza. Como decía el Profesor Donald Kessler interpretado por Pierce Brosnan en Mars Attacks, “Una civilización avanzada, por definición, no es bárbara”; sin embargo, pese a todos nuestros esfuerzos, la violencia sigue ahí, cada mañana, cuando nos despertamos, como el dinosaurio del microrrelato de Augusto Monterroso.

REALIDAD A QUEMARROPA

El cine siempre ha sido ávido a la hora de mostrar ese choque entre civilización y comportamiento atávico, donde nuestra faceta más evolucionada se presenta indefensa ante la contundencia brutal de nuestro legado animal. Ahí quedan títulos como Perros de Paja, Defensa o La Presa, entre otros.

El cine de Rodrigo Sorogoyen no es ajeno a esa reflexión. Que Dios nos Perdone o Antidisturbios ya tocaban el tema de la violencia y su valor disruptor dentro de los valores de nuestra sociedad; sin embargo, ha sido ahora en As Bestas que se ha adentrado de manera clara y contundente en este camino.

Como en anteriores títulos suyos, aquí también se inspira en hechos reales, adaptados libremente para crear una historia de ficción. Se trata de la confrontación entre un matrimonio holandés instalado en la aldea semi-abandonada de Petín, en Ourense, y una familia vecina local. En la película, el matrimonio cambia de nacionalidad a francesa (entendemos que por motivos de coproducción con Francia) y se introduce el personaje del hermano mayor (ahí salimos ganando porque eso ha permitido la entrada de Luis Zahera). Sin embargo, a rasgos generales, los sucesos reales son bastante reconocibles en la trama general.

As Bestas, de Rodrigo Sorogoyen.
As Bestas, de Rodrigo Sorogoyen.

VIOLENCIA VACIADA

As Bestas es una película áspera, por su naturalismo a la hora de retratar la vida en esta España vaciada, pero también por la crudeza con la que se presenta a los personajes y la violencia seca y contenida que les acompaña. Sorogoyen articula un conjunto de escenas de gran intensidad entre los protagonistas, pero, sobre todo, lo que define a la película es esa atmósfera tensa y de amenaza implícita que sobrevuela durante todo su metraje. Curiosamente, gran parte de esta sensación transmitida al espectador se logra con una puesta en escena distante y fría, sin grandes subrayados, ni énfasis, y depositando mucha de la responsabilidad en el trabajo de los actores.

Hay una subtrama que conecta con los intereses de Sorogoyen a la hora de reflexionar también sobre otros aspectos más propios de los peligros implícitos en los avances de nuestra sociedad. Sin querer profundizar en ellos para no despistar al espectador de la trama principal, los comentarios en referencia a la perversión neoliberal del concepto de políticas medioambientales no son, en absoluto, una puntada sin hilo.

BESTIALISMO

Hay que decir que el cuarteto principal está impecable y que el cineasta vuelve a demostrar su buen ojo a la hora de escoger actores y su manera de dirigirlos. Denis Ménochet está extraordinario en su papel de Antoine Denis y refleja a la perfección esa indefensión e incomprensión de un personaje que confía en las normas cívicas y que queda perplejo ante esa ola de agresividad tan primaria y arraigada. Sin embargo, hablar del trabajo interpretativo en As Bestas es hacer referencia ineludible al extraordinario trabajo de Luis Zahera, actor al que muchos descubrieron precisamente de la mano de Sorogoyen en su breve rol en El Reino.

Lo que aquí desata el intérprete es una auténtica fuerza de la naturaleza, resultado aterrador incluso en actos tan cotidianos como jugar al dominó.

Alejandro de Pablo captura con su fotografía toda esa aspereza de la Galicia rural, la dureza de la vida en el campo y los cambios de luz y colorido que acompañan a los cambios de estaciones, mientras que la minimalista partitura musical de Olivier Arson, con su particular orquestación a base de instrumentos de madera y su apuesta por los silencios, se convierte en una afilada y premonitoria herramienta narrativa.

MADUREZ

Convertido desde hace tiempo en uno de nuestros cineastas en activo más interesantes, con As Bestas Sorogoyen se supera a sí mismo y nos presenta su trabajo más maduro y logrado hasta la fecha, un escalón más en la depuración de su estilo particular.

Póster de As Bestas, de Rodrigo Sorogoyen.
Póster de As Bestas, de Rodrigo Sorogoyen.