En 1984, con la práctica totalidad de superhéroes y supervillanos de la factoría Marvel en plena batalla en el planeta de las Secret Wars, Peter Parker sufrió uno de los giros más importantes en su, ya por entonces amplia, trayectoria argumental como personaje de ficción. El clásico uniforme rojo y azul de Spiderman, cuyo diseño permanecía prácticamente intacto desde la creación gráfica del personaje en 1962 bajo los lápices del legendario Steve Ditko, iba a cambiar radicalmente con la aparición de un novedoso uniforme negro y blanco que no sólo alteraría por completo el aspecto del Hombre Araña sino que le otorgaría nuevos y sorprendentes poderes. La idea surgió de Randy Schueller, un aspirante a dibujante y guionista que envió la propuesta a Marvel como muestra de su potencial, y por la que fue remunerado con 220 dólares y la oportunidad para desarrollar la historia dentro de la compañía que finalmente fue rechazada.

El diseño de Schueller para el “traje negro” incluía un tejido maleable, lanzarredes incorporados y la capacidad de aumentar las capacidades físicas de su maniquí. La presentación del nuevo concepto se produjo finalmente en el número 8 de Secret Wars sin acreditar al autor de la idea que fue atribuida al ilustrador Rick Leonardi. En la línea temporal comiquera el protagonista regresó al Planeta Tierra con su nuevo atuendo extraterrestre, en un ejemplar que curiosamente se tituló Homecoming como la nueva adaptación al cine del personaje, y del que pronto tuvo la sensación de desprenderse por las exigencias del simbionte negro.

Lejos del confortable cuerpo de Spiderman el extraterrestre buscó un nuevo huésped en el reportero Eddie Brock con quien pudo compartir el rencor hacia Parker y su alter-ego arácnido formando una nueva entidad malvada conocida como Venom (Veneno). La popularidad de este personaje (al que dieron forma Todd McFarlane y David Michelinie) de dientes largos y viscosa lengua prominente fue tal que, a lo largo de la trayectoria vital, su origen y actitud han evolucionado hasta formar una mitología propia, ya paralela a la de Spiderman, que se podría incluir en el “universo oscuro” de Marvel al que pertenecen otras entidades como el Motorista Fantasma (Ghost Rider), Blade o El castigador por citar algunos.

Por otra parte, el salto del cómic al cine de Veneno en Spiderman 3 (2007) no fue tan bien recibido por los aficionados como cabía esperar, no sólo por su falta de protagonismo en un guion plagado de villanos, sino por las diferencias de aspecto con respecto del original.

Con su aparición en la película de Sam Raimi, interpretado por Topher Grace, cerró la puerta a futuras adaptaciones cinematográficas durante una década hasta que Sony anunció un nuevo proyecto al calor del Universo cinemático Marvel que tan buenos resultados ha dado de la mano de Disney, Netflix y las últimas incursiones de las licencias de personajes que aún conserva FOX (léase DeadPool).

Programada para su estreno el próximo 5 de octubre, Venom se configura como una película en solitario del Eddie Brock al que da vida Tom Hardy (El caballero oscuro: la leyenda renace, Mad Max: Furia en la carretera) de la que no han traspasado demasiados detalles de su sinopsis a pesar de haber hecho público un primer tráiler de avance.

En esta ocasión, Sony ha puesto al simbionte negro en manos Ruben Fleischer, un realizador que ha despuntado por sus incursiones gamberras en el género zombie con Bienvenidos a Zombieland o Santa Clarita Diet bajo una historia escrita a cuatro manos por los guionistas de Jumanji: Bienvenidos a la jungla Scott Rosenberg y Jeff Pinkner en colaboración con Kelly Marcel (Cincuenta sombras de Grey) y Will Beall (Gangster Squad: Brigada de élite). Acompañando a Hardy en el reparto se encuentran Michelle Williams (Driver), Woody Harrelson (True Detective), Riz Ahmed (Rogue One: Una historia de Star Wars) o Scott Haze (La Bóveda) además del rumor de que Tom Holland pudiera hacer un cameo como Peter Parker.