Desde niño, Randal Kleiser quedó cautivado por el cine tras ver Los diez mandamientos (1956), y esa inspiración lo empujó a hacer películas en el sótano de su casa en Filadelfia. Su talento pronto lo llevó a la Universidad del Sur de California, donde su mediometraje Peege (1973), interpretado por actores veteranos, le abrió las puertas de Universal Pictures Television.

Creador de clásicos

Su nombre se hizo inmortal con Grease (1978), filme que revitalizó el musical en Hollywood con una historia de amor adolescente, inolvidables canciones y escenas llenas de energía, convirtiéndose también en uno de los mayores éxitos comerciales de todos los tiempos y en un fenómeno cultural intergeneracional. La película no solo catapultó a John Travolta e hizo brillar a Olivia Newton John, sino que mostró la capacidad de Kleiser para capturar el espíritu de una época y transformarlo en puro entretenimiento.

Pero su imaginación no ha tenido límites. En 1980 dirigió El Lago Azul, que se convirtió en un fenómeno social y lanzó a la fama a la joven actriz Brooke Shields, consolidando su talento para contar historias que combinan romanticismo y paisajes naturales cautivadores.

Pionero tecnológico

En 1986 revolucionó la ciencia ficción infantil con El vuelo del navegante, una producción Disney pionera en el uso de tecnología digital como el morphing, o transformación digital, y el Image-Based Lighting, estableciendo nuevos estándares visuales y ganando un culto de fans mundial. El filme tuvo como protagonista a Joey Cramer, un joven actor canadiense cuyo carisma y frescura ayudaron a dar vida al inolvidable personaje de David Freeman, atrapado en una aventura cósmica que aún fascina a espectadores de todas las edades. Su hermano Jeffrey Kleiser fue pieza clave en los efectos visuales, creando la icónica nave con tecnología reflejante que sorprendió por su realismo.

El vuelo del navegante, de Randal Kleiser.
El vuelo del navegante, de Randal Kleiser.

En 1991 Kleiser repetía con Disney en Colmillo blanco, adaptación de la novela de Jack London, que fue aclamada por su fiel retrato de la naturaleza y la emotiva relación entre hombre y animal, demostrando su versatilidad para abordar géneros muy diferentes con éxito.

El compromiso de Randal Kleiser con la innovación fue aún más allá en su trabajo para los parques Disney de California, Florida, París y Tokio con Honey, I Shrunk The Audience! (1994), una atracción pionera que combinaba tecnología 4D, formato 70 mm, 3D y efectos físicos para sumergir al público en una realidad virtual que desafiaba los límites del entretenimiento temático. Más recientemente, dirigió Grease XR (2019), un corto de realidad aumentada que capturó volumétricamente a 20 bailarines para reinterpretar escenas clásicas de Grease, concretando su reputación como un innovador que reimagina lo clásico con las herramientas del futuro.

Entre 2015 y 2017, su serie Defrost, filmada en 3D estereoscópico de 360 grados, y su uso del set virtual en Caperucita roja: un cuento clásico con un toque de magia (2006) revelan su vocación constante de explorar nuevas formas narrativas y tecnológicas.

Randal Kleiser no solo marcó la cultura pop con películas icónicas, sino que ha tejido un legado en la evolución del cine y la tecnología, combinando emoción, innovación y arte para ofrecer experiencias que continúan capturando la imaginación de audiencias alrededor del mundo. Su camino, desde la brillantina de Grease hasta los efectos virtuales más avanzados, es la historia de un director siempre adelante de su tiempo.

Premio Isla Calavera de Honor 2025

Nacido el 20 de julio de 1946, Kleiser se ha convertido en un director legendario que ha sabido fusionar la magia del cine clásico con la vanguardia tecnológica.

En reconocimiento a su vasta y pionera trayectoria, en noviembre Randal Kleiser recibirá el premio Isla Calavera de Honor en la gala inaugural del Festival de Cine Fantástico de Canarias Ciudad de La Laguna, un merecido homenaje que celebra su contribución al cine y la innovación tecnológica de primer nivel.

Life after The Navigator

El programa incluirá la proyección de sus películas Grease y El vuelo del navegante, así como del documental Life after The Navigator (2020), de Lisa Downs, un emotivo y profundo retrato que celebra el clásico, al tiempo que explora la trayectoria personal de su protagonista.

Y para aquellos que duden sobre la pertenencia de Grease al género fantástico, no olviden nunca que al final el coche de Sandy Olsson y Danny Zuko ¡vuela!