Hay películas que van dirigidas a un público general y otras que pertenecen a públicos especializados. Esto sucede especialmente cuando entramos en territorio fans, donde para contentar a su target principal, hay que introducir aspectos sólo reconocibles para los que forman parte de ese universo. En estos casos, el público general que llegue a la película de manera casual, por curiosidad o arrastrado por otro espectador más experimentado, generalmente se va a encontrar fuera de lugar, no va a entender el desarrollo de la película y, finalmente, acabará descartándola como algo absurdo y si sentido. Básicamente, esto es lo que puede pasar con Una Película de Minecraft.
ENTRANDO EN LA MINA
Desde su presentación en 2009, el juego Minecraft no ha hecho más que crecer. Como otros juegos del pasado, su éxito no viene de tener unos grandes gráficos o contar con un desarrollo especialmente complejo. Todo lo contrario. Se trata de un juego de construcción, donde los jugadores van excavando y recogiendo materiales con los que posteriormente ir creando todo aquello que su imaginación sea capaz de concebir. Sin perder la esencia del juego, a lo largo de estos años, Minecraft ha evolucionado mucho. Se ha nido añadiendo muchos elementos, se ha impulsado el juego online. Gracias a esto se ha creado una comunidad virtual global. El juego ha creado su propia mitología, lo que ha ayudado a fomentar ese sentimiento de comunidad.
EL DURO CAMINO DEL JUEGO A LA PANTALLA
Cuando esto sucede, evidentemente, la industria del cine quiere tener su porción del pastel. Sin embargo, es cierto que muchas de las películas que se han basado en videojuegos han sido auténticos fracasos, por lo general, por la incapacidad de los cineastas de comprenderla propia idiosincrasia del material que están adaptando. Con muchos juegos es complicado ajustarse a las estructuras narrativas del cine, por lo que finalmente el resultado da la impresión de ser una película ajena (mal) disfrazada para intentar atraer a los seguidores. En los últimos años, hemos podido encontrar un conjunto de películas que han roto con esta dinámica y se han ganado el favor de los fans. Ahí podemos encontrar la trilogía de Sonic, Super Mario Bros o, en plataformas, Arcane o The Last of Us. En algunos de estos casos, la apuesta ha sido buscar satisfacer al fan, aunque por el camino haya que sacrificar al espectador medio.
SOLO PARA SU OJOS
Al igual que pasara con Sonic, el primer avance de Una Película de Minecraft desató las críticas de los fans. Sin embargo, vista la película la preocupación era infundada. Ésta es una adaptación hecha para los fans. Es cierto, si la miramos desde fuera, la película nos parecerá un descalabro absoluto. Se trata de una repetición de las últimas entregas de Jumanji, pero aún más restringida a su público objetivo. Para el espectador no iniciado, su trama es ramplona y pueril, los diálogos son simplistas al máximo, los personajes tienen la profundidad de una tapa de yogur, el trabajo de los actores es ridículamente histriónico, la historia carece de cualquier lógica narrativa, el humor de la cinta es de lo más tonto.
Los efectos especiales, o mejor dicho, todo ese mundo animado y sus criaturas que supone MineCraft respeta con fidelidad los diseños originales, pero dándoles un upgrade infográfico para dar la sensación de superproducción de Hollywood. Esto genera que algunos personajes adquieran una serie de texturas más definidas y cuidadas que pueden generar grima en el espectador. Sin embargo, todo esto queda eclipsado por la profusión de guiños, referencias, respeto a las estructuras del juego y a su “lore” que despliega la película. En este sentido, todo lo anterior, que en ojos ajenos podría parecer una atrocidad, adquiere sentido bajo la clave adecuada. Esos adjetivos peyorativos que hemos aplicado a los componentes de la película, no desaparecen, pero sí adquieren una lectura totalmente opuesta y positiva.
UN MUNDO PROPIO
¿Puede una buena película convivir dentro de una mala película? Éste es un ejemplo. Bajo un análisis objetivo o puramente cinematográfico, la cinta es indefendible. Sin embargo, tiene todos los ingredientes para superar la barrera crítica y transformarse en un fenómeno de culto y medirse por su propio baremo o, mejor dicho, por el baremo del público especializado, que es quien tiene las herramientas necesarias para valorar este trabajo en su justa medida.