The Medium tiene como punto de partida un argumento ideado por el coreano Na Hong-jin, prestigioso guionista y director de aplaudidísimas películas como The Chaser, The Yellow Sea o El Extraño, quien a su vez ejerce como productor de la película.

Con un argumento que no sólo se desarrolla en Tailandia, sino que su naturaleza está estrechamente imbricada con la tradición popular y religiosa del país, el proyecto pasó a manos del director Banjong Pisanthanakun, cineasta muy implicado con el género de terror, que despuntó en 2004, en plena estela de la moda de terror oriental, con Shutter. El Fotógrafo, una cinta que bebía de las películas de Takashi Shimizu o los Hermanos Pang. Si bien ha probado fortuna en otros géneros, la filmografía de Pisanthanakun se ha desarrollado principalmente en el terror, con otros títulos como Alone o The ABC of Death, donde dirigió uno de los segmentos. Curiosamente, para desarrollar la historia de Na Hong-jin, Pisanthanakun recurrió al guionista Chantavit Dhanasevi, con quien ya había colaborado en dos películas, pero, en este caso, dos comedias románticas.

METRAJE REENCONTRADO

La película se ajusta al formato de falso documental y “metraje encontrado” en su expresión más representativa, siguiendo la estela de las fundacionales Holocausto Caníbal o El Proyecto de la Bruja de Blair. The Medium presenta un material de un equipo audiovisual que pretendía documentar la labor de una chamana tradicional, siguiéndola en su día a día, cuando, de repente, se encuentran con el caso de posesión de la sobrina de la protagonista. En este sentido, la película parece estar fuera de su momento, en el sentido de que la moda de este tipo de películas ya parecía haberse cerrado y, en lo que a puesta en escena se refiere, tampoco es que la cinta aporte ningún giro expresivo nuevo que justifique el retomar este formato. Sí es cierto que a lo largo del metraje vamos a encontrar la combinación de lo rodado por el equipo de documentalistas con otros materiales también en plano subjetivo, como cámaras de seguridad e introduciendo algunas secuencias nocturnas recogidas con la visión nocturna para dar mayor expresividad y tensión a la narración, pero en ningún momento se trata de elementos expresivos que no hayan sido agotados hasta la saciedad previamente en este tipo de películas. Por otro lado, la trama, pese a ambientarse en una cultura muy distinta, no puede evitar las concomitancias con El Exorcista, lo que resta también efectividad a algunos de los giros de la historia.

EL CHAMÁN OLVIDADO

Como principal atractivo, la película tiene el papel antropológico de la representación del folclore tailandés en un contexto donde los propios personajes aceptan determinados conceptos sobrenaturales por tradición cultural, pero vistos ya con la perspectiva de una sociedad moderna que está desprendiéndose de este tipo de supersticiones o sustituyéndolas por otras importadas, como el cristianismo del que es devota la hermana de la protagonista y madre de la joven poseída. Es en esta representación folclórica donde podemos encontrar, desde nuestra perspectiva occidental, un componente de interés en la historia y en la forma en la que los estereotipos cinematográficos del cine de exorcismos y las películas de metraje encontrado se ajustan al valor etnográfico del contexto tailandés.

TOSQUEDAD BUSCADA Y TOSQUEDAD ACCIDENTAL

Cuando vemos The Medium no podemos evitar apreciar la tosquedad de su narrativa, lo rudimentario de su producción. Se trata de una película con un guion que peca de diálogos demasiado explicativos y una renqueante falta de concisión a la hora de construir la historia. Para lo que tiene que contar la película se alarga demasiado y resulta reiterativa. Eso sí, a su favor hay que decir que, a medida que avanza, va cogiendo mejor ritmo, el terror se hace más presente y cuenta con escenas mejor construidas y más eficaces. Llama la atención como en la propia película cohabitan dos conceptos de cine de terror diferentes. La primera hora opta más por la mesura, por la insinuación (en nuestra opinión, fallida y lastrando el ritmo de la película), mientras que todo el extenso clímax final resulta desmedido y grotesco, inverosímil, aunque, para nosotros, sea la parte más disfrutable de la propuesta.

Es cierto que, en esa tosquedad visual, esa pobreza exhibida en la imagen, hay una parte autoconsciente y buscada para representar el componente documentalista de la cinta, pero no toda esa desmaña puede ser justificable con el formato. Hay también mucha impericia, a todos los niveles, que lastra las posibilidades de la historia.

CEREMONIA FINAL

The Medium es una película deficiente, pero voluntariosa. Las buenas intenciones, los guiños etnográficos, o el amoldarse a unas estructuras de género no pueden salvar el resultado final, pero tampoco podemos negarle estos valores que, dentro de las múltiples carencias que tiene la película, al menos sí añaden aspectos curiosos o ilustrativos que hacen que el espectador no salga de vacío de la sala.