La cineasta británica Rose Glass destacó en 2019 con la intensa Saint Maud, una reflexión sobre la religión y el fanatismo protagonizada por una espléndida Morfydd Clark. En esta película, la cineasta navegó por los complejos e intensos territorios de la psique de la protagonista, trasladando al espectador la perturbada visión de la realidad de este personaje. Esto hacía que la película se desenvolviera entre lo real y lo onírico, con excelente timón por parte de la directora.

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Glass regresa ahora con otra película turbia, protagonizada por personajes con una visión desequilibrada de la realidad y donde la cineasta vuelve a coger al espectador de la mano, saltando de un espectro al otro.

Protagonizada por Kristen Stewart y una reveladora Katy O’Brian y con un Ed Harris, como siempre espléndido, como villano de la historia, Sangre en los Labios es cine negro ambientado en la década de los 90, tomando aspectos de este periodo, como la estética de la moda, la cultura de las armas o la eclosión del culturismo como deporte, que ayudan a darle una personalidad muy particular.

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La película nos presenta una historia de amor apasionada, con un par de escenas de sexo de alto voltaje, pero también es una película con algunas combustiones de violencia extremas y muy explícitas. Pero es que ya de por sí los personajes son bastante extremos (algunos quizás traspasando el límite del histrionismo, como el caso de Anna Baryshnikov).

Esto queda patente desde la propia caracterización, con esas extensiones de Ed Harris que contrastan con su cráneo cadavérico o el aspecto hillbilly de Dave Franco. Sin embargo, por su rotundidad y por el peso que tiene en la trama, lo que más destaca es el fornido cuerpo de Katy O’Brien. La actriz, que ya había tenido papeles destacados en series como Z Nation, Agentes de SHIELD o The Mandalorian y en la película Ant-Man y la Avispa: Quantumanía, consigue aquí su primer papel protagonista, armándolo a partir de su propia experiencia como culturista competitiva.

Al igual que pasaba en Saint Maud, Rose Glass introduce en la película un cierto componente fantástico a través de la psique desequilibrada del personaje, que en este caso no viene a recordar al Darren Aronofsky de Cisne Negro. La ya de por sí torturada personalidad de Jackie queda inflamada con los ciclos de esteroides que le proporciona el personaje de Lou, Kristen Stewart en la ficción, y que la conducen a una violencia incontrolada.

Una electrizante historia de amor y crimen

La película mantiene un muy buen ritmo, sopesado y reflexivo, que impacta al espectador con sus arrebatos de violencia seca y contundente. Únicamente, llegados al final, vemos alguna flaqueza en la propuesta de Glass. No sólo con un desenlace entre onírico y fantástico que cae en la cursilería dentro de una película, hasta entonces, tan negra y descorazonada, sino también un epílogo que ofrece un breve giro, gratuito e innecesario, relacionado con el personaje de Baryshnikov.

Pese a esto, consideramos que, con este segundo largometraje, Rose Glass reafirma las promesas realizadas con Saint Maud. Sangre en los Labios es una obra oscura, insana, perturbadora y violenta, pero que, al mismo tiempo, cuenta con una historia de amor hermosa, atípica y esperanzadora.