Cada mes de diciembre, por estas fechas, llega la eterna pregunta irresoluta, que no es qué fue primero el huevo o la gallina, sino si La Jungla de Cristal es o no es una película navideña. Argumentos a favor y en contra hay de todo tipo, pero este año el equipo formado por Kelly McCormick, Guy Danella y David Leitch (John Wick (Otro día para matar), Deadpool 2 o Nadie) han querido añadir más leña al fuego y posicionarse claramente en lo que respecta a esta disquisición. Con un guion escrito por Pat Casey y Josh Miller, han cogido los ingredientes de la cinta original de John McTiernan y los han fundido con referencias a otras películas canónicamente más consideradas como navideñas (Solo en Casa a la cabeza), dejando claro que las diferencias entre ambas no son tan distantes como podríamos pensar en un primer momento.

HO HO HO AHORA TENGO UNA AMETRALLADORA

No es la primera vez que se subvierte la imagen amable y bonachona de Papá Noel dentro del cine fantástico, terror o de acción. Versiones de San Nicolás más cercanas a Krampus han poblado el cine muchísimas veces y aquella versión modernizada de Cuento de Navidad de Richard Donner y Bill Murray que en España titulamos horrorosamente Los Fantasmas Atacan al Jefe, ya se introducía una parodia de ese Santa armado hasta los dientes enfrentándose a un grupo terrorista.

Tampoco es novedosa esa imagen de Papá Noel malhablado y borrachuzo, ahí la palma se la llevó Billy Bob Thorton con su Bad Santa. Sin embargo, no podemos negar que gran parte del encanto de la película reside en su actor protagonista, un David Harbour que se lo pasa en grande representando a esa Santa cansado y desencantado que en el transcurso de una Nochebuena deberá redescubrir el sentido de la Navidad, por las malas. La cinta se aleja de la leyenda de Nicolás de Bari y conecta a este Santa con una pasado como saqueador vikingo llamado Nicolás el Rojo, lo que ya justifica la vertiente más salvaje y agresiva que vemos en la película. Santa se vuelve así un héroe de acción, muy en la línea de McLane, es decir, pese a todo, falible, vulnerable y con una visión cínica de la vida.

Noche de Paz, de Tommy Wirkola. Universal Pictures
Noche de Paz, de Tommy Wirkola. Universal Pictures

LAS LOCAS NAVIDADES DE UNA CHIFLADA FAMILIA AMERICANA

Evidentemente, aquí encontramos una historia familiar, de reunión navideña, entre parientes motivados más por el egoísmo y el chantaje sentimental que por el verdadero espíritu de la Navidad, que van desde el matrimonio al borde del divorcio, la madre castradora, los hermanos enfrentados, el yerno pedante o el nieto influencer. Ahí destaca el personaje más inocente de todos, Trudy, una niña que aún cree en Santa Claus y que, una vez entren los terroristas en la casa, pasará a convertirse en un remedo del Kevin McCallister de Solo en Casa.

Por otro lado, le damos punto extra a la película por el guiño de escoger a Beverly D’Angelo como matriarca de la familia. La que fuera Ellen Griswold en la saga de National Lampoon coprotagonizada con Chevy Chase vuelve aquí a enfrentarse a una Navidad en familia y a soportar a parientes insufribles. En este sentido, la película está repleta a de guiños cinéfilos a cintas navideñas que enriquecen el carácter sarcástico que marca todo el metraje.

Noche de Paz, de Tommy Wirkola. Universal Pictures
Noche de Paz, de Tommy Wirkola. Universal Pictures

YIPPEE KI-YAY

La banda de atracadores que asaltan la casa de los Lightstone en plena Nochebuena es también un remedo de Hans Gruber y compañía en La Jungla de Cristal. El hecho de ser un equipo altamente preparado, con personajes de lo más característico para que el espectador los sepa distinguir y cuyo objetivo final sea abrir una caja fuerte de alta seguridad para hacerse con un desorbitado botín no deja resquicio de duda de por dónde van los tiros (nunca mejor dicho).

John Leguizamo construye un villano con fuerte personalidad y que consigue sortear uno de los riesgos del personaje, que era caer en la patochada y en la parodia cartoonesca. Por muy surreal que se vuelva la acción, este personaje es de los pocos que no transforma su esencia a medida que van certificando la identidad de Santa Claus. Esto ayuda a mantener la intensidad de la acción y la vulnerabilidad de los dos antagonistas hasta el último momento.

Noche de Paz, de Tommy Wirkola. Universal Pictures
Noche de Paz, de Tommy Wirkola. Universal Pictures

FELIZ NAVIDAD, GUSANO MISERABLE

Noche de Paz es un divertimento de acción que no sólo homenajea al actioner de los 80, sino que mantiene la continuidad con la línea de cine de acción físico marcada por sus productores. La película está plagada de acción desaforada, donde se potencia los enfrentamientos cuerpo a cuerpo, sin abusar de los efectos digitales o al menos de su uso más hiperrealista y fantasioso (sí, a pesar de que el protagonista sea Papá Noel).

Si bien en ese sentido, la cinta refleja la personalidad de sus productores, la elección del noruego Tommy Wirkola (la franquicia Zombis Nazis o “Hansel & Gretel: Cazadores de Brujas) en la dirección también se hace notar. Más vinculado al género fantástico y con especial predilección por el festín gore, el cineasta aporta a la película su particular gusto por la comedia negra y la casquería, llevando la película por una línea más truculenta de lo que podríamos esperar en una producción de este calibre. La acción está salpicada de una guarnición de sangre y vísceras realmente agradecida y que, por lo chocante y excesivo en ocasiones, no puede más que derivar en la carcajada en el espectador.

CHRISTMAS ROCK

La música juega un papel determinante también en la película. Por un lado, como es de prever, la cinta recopila un conjunto de canciones de temática navideña que no sólo van con la ambientación, sino que contrastan con la acción, de la misma manera que lo hicieran el uso de “Let It Snow! Let It Snow! Let It Snow!” de Vaughn Monroe o el “Jingle Bell Rock” de Bobby Helms en La Jungla de Cristal y Arma Letal, respectivamente. Así, la música crea un efecto cómico al compaginarse con la brutalidad de la acción. Por otro lado, la partitura de Dominic Lewis, sin llegar a ser referencial, acusa un homenaje al estilo de la música de acción marcada por Michael Kamen en los 80, donde destaca el gran uso de la orquestación y, especialmente, el protagonismo de los metales. Nada que ver con el sonido zimmeriano y la profusión de la electrónica que impera en la música para el cine actual.

Y PRÓSPERO AÑO NUEVO

Noche de Paz no engaña a nadie. Se trata de un divertimento jocoso, que canibaliza de manera disfrutable los títulos que toma como referencia. Es cierto que la cinta acusa irregularidades en su guion, descompensación en la construcción de personajes, claras diferencias interpretativas dentro del reparto o ciertas pérdidas de ritmo a lo largo del metraje; sin embargo, eso no quita para que el resultado final cumpla con su función, lograr que el espectador pase un rato de diversión, distraído desprejuiciado y sin mayores ambiciones.

Póster Noche de Paz, de Tommy Wirkola. Universal Pictures
Póster Noche de Paz, de Tommy Wirkola. Universal Pictures