Entre sus muchos logros cinematográficos, en 1975, Steven Spielberg dio a luz al concepto de blockbuster veraniego. El estreno de Tiburón demostró que al público también le gustaba refugiarse del calor en las salas de cine. En 1993, el propio Spielberg recogía aquel testigo y abría una nueva puerta a estas superproducciones y la incorporación de la tecnología digital con Parque Jurásico. Hoy, en 2015, el antaño considerado Rey Midas de Hollywood cede el testigo de su juguete multimillonario a un joven director, Colin Trevorrow, que, como él, ha surgido del terreno de la serie B.
Auspiciada como una de las películas clave del verano, Jurassic World prefiere mantenerse en terreno conocido y juega la, hoy en día tan socorrida, carta de la nostalgia, proponiendo una especie de versión actualizada de la cinta de 1993, adaptada a los patrones del cine espectáculo que reina ahora, cual Tyranosaurus Rex, en la Meca del Cine.
Un nuevo parque temático
Trevorrow mimetiza no sólo el estilo narrativo de Spielberg, sino que canibaliza las propuestas visuales que éste empleara en el Parque Jurásico original. Efectivo, aunque carente de originalidad, el director ofrece una puesta en escena competente y enfática que se sabe deudora del legado anterior y en ningún momento pretende ocultarlo. La estructura del guion y la construcción de personajes tampoco esconden su deuda a los patrones spielberianos.
Basta con ver a su héroe principal, un reflejo de aquel Alan Grant, quien a su vez era un reflejo de Indiana Jones, interpretado para más inri por un actor que, tras alcanzar el estrellato por dar vida a una especie de Han Solo en Guardianes de la Galaxia, ahora se postula para recoger el sombrero Fedora y el látigo de las manos de Harrison Ford.
Como producto veraniego y palomitero, Jurassic World ofrece lo que promete. Un argumento simple, personajes arquetípicos y reconocibles, un ritmo cuidado, localizaciones y efectos visuales espectaculares y un sentido del espectáculo grandilocuente. Sin embargo, mientras Parque Jurásico fue una película que marcó un punto de inflexión en la evolución del blockbuster, Jurassic World no pasa de ser una más de sus coetáneas.