Nacido de la mano del genial Mike Mignola, Hellboy se convirtió en un clásico instantáneo de la viñeta desde su primera aparición en 1993. Su salto al cine en 2004 y 2008 de la mano de Guillermo del Toro sumó más a favor del cineasta mexicano que por su fidelidad al cómic, pero, en general, dio como resultado dos películas reivindicables (más la primera que la segunda). Ahora, 10 años después, nos llega un reboot a cargo de Neil Marshall, protagonizada por David Harbour y Milla Jovovich.

El tono de este nuevo Hellboy es más cercano a las viñetas y las tramas que se narran beben directamente de diferentes tomos publicados por la editorial Dark Horse. Marshall es un director competente y que se desenvuelve con pericia en el fantástico, aunque cinematográficamente no llega al virtuosismo de Del Toro.

Desafortunadamente, el guion, en su afán por halagar a los fans, acaba convirtiéndose en un collage deslavazado de diferentes historias. Esto hace que la cinta funcione mejor por bloques independientes que en su conjunto.

Tener a Milla Jovovich como Nimué, La Reina de la Sangre, resultaba un elemento atractivo, pero ante tanta dispersión, el personaje queda un tanto infrautilizado, llegando precipitadamente al clímax de la película y resultando éste un tanto decepcionante.

Tampoco ayudan los tijeretazos para aligerar el componente gore en el montaje que hemos visto en España. Si bien la película no está carente de sangre y casquería, esta autocensura queda especialmente patente en el enfrentamiento final, donde además unos efectos digitales un tanto irregulares empañan la impresión que podamos tener como espectadores. En conjunto, se trata de una cinta entretenida, aunque bastante irregular, que, desgraciadamente, vuelve a cerrar las puertas a más andaduras del personaje en el cine.

Póster 'Hellboy', de Neil Marshall.
Póster ‘Hellboy’, de Neil Marshall.