Género: Drama | Romance
País: Estados Unidos | Australia
Año: 2013
Duración: 142 mins.
Fecha de estreno EEUU: 10 de Mayo de 2013
Fecha de estreno España: 17 de Mayo de 2013

Dirección – Baz Luhrmann | Guión – Baz Luhrmann, Craig Pearce (basado en la novela homónima de F. Scott Fitzgerald) | Producción – Baz Luhrmann, Catherine Martin, Douglas Wick, Lucy Fisher,  Catherine Knapman | Montaje – Jason Ballantine, Matt Villa, Jonathan Redmond. | Fotografía –Simon Duggan | Música – Craig Armstrong

Reparto: Leonardo DiCaprio (Jay Gatsby), Tobey Maguire (Nick Carraway), Carey Mulligan (Daisy Buchanan), Joel Edgerton (Tom Buchanan), Isla Fisher (Myrtle Wilson), Jason Clarke (George Wilson), Elizabeth Debicki (Jordan Baker)

Tal vez no sea muy adecuado comenzar una crítica poniendo los simbolitos de moda; “<” + “3” de manera repetida, y ya. Pero si por mí fuera, llenaría un párrafo entero y listos. Al fin y al cabo, ese sería mi resumen de este esperado título. Y es que si dejamos a un lado algún que otro detalle (al que más adelante haré referencia), El gran Gatsby no deja de ser una gran película; visualmente, la mayor parte del tiempo, muy bella, además de contar con un magnífico casting y una impresionante banda sonora.

Pero para los que no hayan visto una versión anterior, o no hayan leído la novela de S. Fitzgerald, aquí todo comienza con la voz en off de Nick Carraway (TobeyMacguire), quien nos pone en antecedentes desde una especie de sanatorio mental (o de desintoxicación, o de ambas cosas), y siguiendo las indicaciones de uno de sus facultativos, rememora todo lo acontecido en el pasado justo desde el momento en el que decide mudarse a Long Island. Así, vamos conociéndolo nada más llegar a West Egg; sus costumbres hasta el momento, sus expectativas laborales, y cómo es su modesto y nuevo hogar, situado, curiosamente, junto a la gigantesca mansión de un tal Gatsby (Leonardo DiCaprio)… Pero también, a través de una secuencia que más parece pertenecer a La edad de la inocencia, conoceremos a Daisy Buchanan (Carey Mulligan), su adorada, etérea y finísima prima. Daisy, casada con Tom Buchanan (Joel Edgerton), apuesto y rico, pero sobre todo vividor (léase bebedor y putero, entre otras muchas alegrías que este señor le da al cuerpo), vive en East Egg, próxima a su apocado primo pero al otro lado de la bahía, dejándose arrastrar desde allí a una vida que no sabemos si le hace del todo feliz.

Y además de todo esto, también a través de los ojos de Carraway, y de las habladurías de los que le rodean, sabremos de la misteriosa existencia de su vecino, el tal Gatsby, famoso por su inmensa fortuna e incluso por no dejarse ver siquiera en sus increíbles y continuas fiestas (aunque Carraway sospecha que a él le observa). De esta manera, entre fiesta y fiesta, desparrame va y desparrame viene, es como empieza a picarnos la curiosidad por saber quién es Jay Gatsby, y más aún cuando, un buen día, Carraway recibe una inesperada invitación para acudir a una de sus fastuosas fiestas.

Y bien, dicho esto, que conste que hasta ese momento me aburrí soberanamente. Tal vez sea porque el ambiente de esta Nueva York de los años veinte me pareció excesivo, apabullante… o las primeras referencias a Wall Street resultaban soporíferas, o a lo mejor empaparme de forma tan directa del exceso y del derroche, de las continuas juergas y del vicio (dibujado por su director, Baz Luhrmann, como si de un continuo y pomposo anuncio de champán se tratase), no me vino bien. No sé lo que fue, pero fuera lo que fuese, hasta ese momento, o mejor dicho hasta el momento en que POR FIN aparece Jay Gatsby, la cosa no me engatusó.

Eso sí, de ahí en adelante, los ciento cuarenta y dos minutos que dura la película (en mi caso en 2D y en versión original), se fueron escapando a una velocidad pasmosa. En el momento en el que DiCaprio llena, y nunca mejor dicho, la pantalla, encarnando a un apuesto y elegante gentlemen, gracias a sus continuas idas y venidas, a sus cambios de rictus, a su enigmática forma de actuar y a esa extraña relación con Carraway, El Gran Gatsby no dejó de fascinarme. Todo lo bueno, es la historia a partir de ese momento; los auténticos secretos de Gatsby, por qué es como es y cómo ha llegado hasta donde lo ha hecho. El sentido de su vida…

Como ya he dicho off de record, esta no es la mejor película de DiCaprio, ni su papel más impactante, pero desde luego él resulta idóneo para darle el carácter que necesita a este curioso Gatsby. En cuanto al resto del plantel, todos están impresionantes, o al menos aquellos a los que no relegan a un segundo plano, incluso cuando son una presencia importante (yo diría clave) en la trama. Una pena, porque el casting es maravilloso. Y puestos a sacarlos puntos débiles, el más llamativo, es el guion, que resulta de lo más reiterativo. De principio a fin, todo se explica hasta la saciedad, incluso repitiendo planos en varias ocasiones que, entre medias, el señor Carraway también se cuida de explicarnos en su revisión del pasado… Tal vez Baz Luhrmann lo considere necesario, no sé qué cociente intelectual tendrán sus amiguitos, pero resulta muy cansino. Por otra parte, están esas incongruencias con respecto a las dimensiones de la mansión del señor Gatsby, y es que a veces no existe coherencia entre las vistas, la magnitud, la proximidad y la perspectiva de la mansión en determinados planos, con respecto a la casa del vecinito. Pero seguro que son tontadas mías. Seguro…

Por lo demás, ir a ver El gran Gatsby puede resultar una maravillosa experiencia, puesto que se trata de una gran historia.