Publicado originariamente en 2004 en la revista The Third Alternative y recopilado en 2007 en Fantasmas, el primer libro publicado por Joe Hill, Black Phone es un relato muy breve, pero que entraba en esa experimentación por parte del aspirante a escritor de ir generando su propia narrativa y estableciéndose como autor de género fantástico.

La trama era bastante sencilla, un joven de 13 años era secuestrado y encerrado en un sótano, conectando a través de un viejo teléfono inutilizado con las anteriores víctimas del secuestrador. Si bien a nivel de trama el relato era bastante parco, el interés de este trabajo primigenio de Hill estaba en la creación de ambientes, la angustiosa descripción y lo malsano de la relación entre víctima y secuestrador.

DEL PAPEL A LA PANTALLA

Sobre el papel, no había suficiente material en este relato como para pensar en una adaptación en formato de largometraje. Scott Derrickson y C. Robert Cargill han tenido que escarbar en la letra de Hill para encontrar caminos por los que poder desarrollar la historia, sin traicionar con ello su esencia. En este sentido, el trabajo ha sido más que loable. Sobre el guion, seguimos teniendo una historia muy acotada, a la que se le ha enriquecido con interesante trabajo de construcción de nuevos personajes, algunos ya esbozados en el relato, cuya aportación a la historia lo que hace es darle más peso dramático y lecturas psicológicas a la película. Si bien proliferan las interacciones del protagonista con las víctimas anteriores a través del teléfono y el dibujo familiar del protagonista, la gran aportación de Derrickson y Cargill es, sin lugar a dudar, la remodelación del personaje del villano.

MÁSCARAS

Aunque repulsivo, la descripción del secuestrador en el relato de Hill era un tanto tangencial, subrayando más el misterio y la falta de información acerca de ese personaje, limitando le conocimiento del lector a la propia perspectiva del protagonista. En la película este personaje resulta mucho más complejo, interesante y atemorizador, creando una iconografía propia a partir del diseño de las máscaras que lleva este personaje (espléndidos diseños de Tom Savini y Jason Baker).

A esto se añade la espléndida labor de Ethan Hawke tras la máscara. Con Black Phone, el intérprete se sale de su zona de confort habitual y aborda un personaje atípico en su filmografía, demostrando no sólo ser una espléndida opción para personajes siniestros, sino dándole una corporeidad y una presencia a través de la voz decisiva para que el personaje funcione en pantalla.

Madeleine McGraw y Mason Thames en Black Phone.
Madeleine McGraw y Mason Thames en Black Phone.

LUCHAR POR UNO MISMO

Resulta interesante también el papel del niño protagonista, interpretado por un Mason Thames que se convierte en toda una revelación en la película. El paulatino desarrollo del personaje, su transformación de víctima a héroe, es el tema principal de esta película, donde el terror no viene sólo por esa figura anómala del psicópata que secuestra y asesina niños, sino con elemento más cotidianos como el bullying o la violencia intrafamiliar.

Thames aborda todo ese mundo interior del personaje de manera mesurada, construyendo su personaje hacia dentro y transmitiendo con poco un amplio abanico de emociones.

PSICOFONÍAS

Black Phone es también una historia sobrenatural, con presencia de fantasmas, pero que prefiere optar por la sugerencia y la atmósfera cuando hubiese sido muy sencillo dejarse llevar por la recreación de los espíritus de los niños asesinados. Cada presentación de una de las víctimas cuenta con su propia subtrama, construyendo de manera sencilla pequeñas píldoras emocionales que ayudan a construir la trama general y sirven de sustento a la empatía del espectador.

LA MANO QUE MECE LA CUNA

Tras su paso por las altas ligas con Doctor Strange, Scott Derrickson regresa a una producción más modesta, casi artesanal, donde vuelve a demonstrar su buen pulso a la hora de construir atmósferas y suspense con la puesta en escena y el montaje. Pese al enriquecimiento de la trama en el guion, seguimos acotados con una historia sencilla, que para funcionar necesita un narrador que sepa trabajar con esos mimbres y sepa bordear la fina línea entre el terror y el ridículo. Derrickson lo hace con maestría, reafirmándose como una voz determinante en el terror actual.

BUENA RECETA

Black Phone es un espléndido ejemplo de cómo con ingredientes sencillos se puede cocinar una espléndida película. Modesta en sus pretensiones, saca el mejor partido de cada uno de sus elementos, ofreciendo una entretenimiento esmerado para aquellos que buscan una buena historia clásica de terror y elementos sobrenaturales.

Póster de Black Phone, de Scott Derrickson.
Póster de Black Phone, de Scott Derrickson.