Coger como apellido artístico el nombre de tu superhéroe favorito y comerte una cucaracha en uno de tus primeros papeles protagonistas en el cine ya son indicativo de que la tuya no va a ser una carrera cinematográfica al uso. Si bien a día de hoy Nicolas Cage está considerado un actor de culto con un gusto especial por elegir papeles y películas extravagantes y heterodoxas como Mandy o Prisioneros de Ghostland, lo cierto es que este perfil no se debe a un giro inesperado en su carrera, sino que, con sus entradas y salidas del mainstream, siempre ha sido un intérprete con una identidad histriónica y estrafalaria. Unos rasgos potenciados por las leyendas en torno a su vida personal, sus estrambóticas adquisiciones y su excéntrica personalidad y estética.

Cuando Hollywood le dio la espalda, Cage demostró que no necesitaba de los grandes estudios y que podía hacer una carrera propia a través de productos independientes y arriesgados, que lejos de llevarlo al ostracismo, le han convertido en una de las figuras icónicas más originales del panorama cinematográfico actual.

CÓMO SER NICOLAS CAGE

El guiño a la película de Spike Jonze Cómo Ser John Malkovich es fácil y casi obligado, más aún si recordamos que Cage trabajó con el cineasta en la también delirante Adaptation (El Ladrón de Orquídeas), donde ofreció una de sus mejores interpretaciones. Hay mucho de estas dos películas en El Insoportable Peso de un Talento Descomunal, como también hay mucho de otros títulos icónicos (y algunos menos populares).

No es la primera vez que encontramos a actores interpretándose a sí mismos en el cine, aunque rara vez en un rol principal. Por lo general suele ser un guiño cinéfilo, como el caso de Bill Murray en Bienvenidos a Zombieland, Bruce Willis en Ocean’s 12 o Arnold Schwarzenegger en El último Gran Héroe. En todas ellas, por lo general, la estrella autocitada suele optar por la autoparodia a partir de la imagen pública que los espectadores tenemos de ellas. En el caso de El Insoportable Peso de un Talento Descomunal, existe el elemento añadido de que en lo que se refiere a la imagen pública de Nicolas Cage hay mucho de leyenda y, dependiendo de la época, nos encontramos con unas señas de identidad u otras.

Para la película, el director y guionista Tom Gormican, ha creado un Nicolas Cage histriónico, exaltado, con problemas con el alcohol y las drogas y cuya carrera no pasa por el mejor momento, ansiando un nuevo papel que vuelva a situarlo en primera plana. El propio Cage ha dicho que ésta es una versión paródica y exagerada de él mismo, que no se corresponde con la realidad. Lo cierto es que, si nos dejamos llevar por las noticias en torno a la vida personal de Nicolas Cage, más bien lo que nos encontramos es una versión suavizada y blanqueada del artista. Lo que ya es decir, teniendo en cuenta que el Nicolas Cage, personaje de la película, es absolutamente delirante y disparatado.

CULTO A CAGE

Pese a determinados apuntes poco halagadores, lo cierto es que El Insoportable Peso de un Talento Descomunal es todo un homenaje al actor, a su filmografía y a ese perfil de culto que los fans hemos creado a su alrededor.

A lo largo de la película, encontramos citas directas a sus películas, recreaciones de algunas de sus escenas icónicas ajustadas a la trama, guiños a aspectos de la vida privada del actor de conocimiento público, incluso, en la cuadratura del círculo, desdoblamiento de personalidad del actor maduro con su yo joven de la época de Corazón Salvaje. Lástima que del montaje comercial fuera eliminada la secuencia homenaje a El Gabinete del Doctor Caligari y esperemos que pueda ser rescatada en un montaje extendido.

Lo que Gormican ha llevado a cabo es una carta de amor al actor, sólo realizable contando con la complicidad del mismo, quien, en un ejercicio arriesgado, se atreve a interpretar un papel que cualquier agente de Hollywood desaconsejaría a su cliente. Sobre el guion, las posibilidades de que el experimento saliera mal y resultara una cosa ridícula eran altas, sin embargo, pese al artificio, hay tanta honestidad por parte de Gormican y por parte de Cage, que el resultado es, cuanto menos, entrañable. No es, en cualquier caso, una cinta perfecta, el director está lejos de obtener los resultados de un Spike Jonze y la película va perdiendo fuelle a medida que la trama de narcotráfico va cogiendo peso y desviando la atención de lo verdaderamente importante, la figura de Nicolas Cage y su relación con Javi, el personaje interpretado por Pedro Pascal.

El insoportable peso de un talento descomunal. Diamond Films
El insoportable peso de un talento descomunal. Diamond Films

CAMBIAR EL MUNDO, AMIGO SANCHO, QUE NO ES LOCURA NI UTOPÍA

Hacer una película exclusivamente en torno a la figura de Nicolas Cage era posible, pero, en este mundo de quimeras en el que se desarrolla la trama, hacía falta un Sancho. La particularidad es que el Sancho de El Insoportable Peso de un Talento Descomunal, aunque compañero de batallas de nuestro Don Quijote, no es la figura sensata y realista que ideó Cervantes, sino otro idealista al que se le ha “secado el seso” no por la lectura de libros de caballerías, sino por ver demasiadas películas de Nicolas Cage.

Pedro Pascal interpreta a un empresario multimillonario mitómano, obsesionado con la figura del actor. Estos dos personajes imposibles se encuentran y juntos descubren que comparten una misma visión de la existencia y una misma inocencia definida por la física del cine y no la del mundo real. Pascal se deja llevar una vez más por el histrionismo que vimos en Wonder Woman 1984 (desdeñado por algunos, pero que a nosotros nos gusta), ofreciendo en esta ocasión un personaje cándido que pendulea a lo largo de la película frente a esa acusación de ser realmente un capo del narcotráfico.

MACGUFFIN

Más allá de la excusa argumental de ese encuentro entre estrella y fan, la cinta echa mano del macguffin para hacer avanzar la trama. La subtrama del narcotráfico y el secuestro de la hija del President de la Generalitat de Cataluña, aunque sirve para generar momentos de comedia absurda reconvirtiendo a Cage en un agente infiltrado más cercano a Clouseau que a James Bond, en nuestra opinión, se convierte en un lastre para la película, especialmente a medida que va dando más protagonismo a Lucas, el personaje interpretado por Paco León, quien con su pelo oxigenado y sus manierismos parece querer intentar algo que Pascal sabe modular con inteligencia, esto es, no intentar ser más histriónico que el rey del histrionismo, Nicolas Cage.

Esto genera que las virtudes de la película se vayan diluyendo en un tramo final que a penas funciona como parodia chusquera de la etapa de Cage como héroe Bruckheimer. Cage y Pascal siguen soportando el peso de la película, pero todo se vuelve más convencional y trillado.

EL HOMBRE DE LAS PISTOLAS DE ORO

De El Insoportable Peso de un Talento Descomunal nos quedamos con todo lo que ofrece, su sana locura y su emotivo homenaje a un actor que siempre ha apostado por proyectos y personajes atípicos, que no ha tenido miedo al riesgo y que, si bien en muchas ocasiones ha caído, siempre ha sabido renacer como ave fénix y reinventarse. Sólo por esa mirada a esa personalidad ya merece la pena la película, y además nos ofrece escenas fantásticas y otros personajes espléndidos como Javi. Podemos exigirle más de lo que da, porque el proyecto se prestaba, pero suple impericia con honestidad y cariño.