Resulta curioso que el tándem Mel Gibson / Mark Wahlberg no haya sucedido antes. Ambos actores coincidieron profesionalmente por primera vez en 2017, interpretando padre e hijo respectivamente en 2017, en la película Dos Padres por Desigual, secuela de Padres por Desigual. Después, en 2022 colaboraron en El Milagro del Padre Stu. En ambas ocasiones las películas eran vehículos estelares para Wahlberg, la primera coincidiendo con otro amigo de la estrella, Will Ferrell, y la segunda, un intento del actor de demostrar que tienen mimbres dramáticos, más allá de sus incursiones en el género de acción o la comedia.
AMISTAD MÁS ALLÁ DE LA PANTALLA
El Milagro del Padre Stu era importante también para Wahlberg en el sentido de que rea una película que le permitía abordar una faceta más personal, sobre todo en lo referente a sus creencias religiosas. No es de extrañar que Mel Gibson encajara también en estos proyectos, ya que conectaban también con la personalidad el actor. Esta amistad ente Wahlberg y Gibson ha permitido también que el primero haya echado un cabo en varias ocasiones a la otrora estrella y ahora persona non grata en Hollywood para poder aparecer en alguna producción comercial.
Ahora, ambos artistas han vuelto a coincidir en Amenaza en el Aire, con la diferencia de que, en esta ocasión, Gibson se ha reservado las labores detrás de las cámaras. Si en los casos anteriores estaba claro de que se trataba de una mano tendida de Wahlberg hacia su amigo caído en desgracia, en este caso, quién ayuda a quién no queda tan claro.
LAS FACETAS DE MEL GIBSON
La carrera de Mel Gibson fue astronómica desde que protagonizara en 1979 Mad Max. Salvajes de Autopista a las órdenes de George Miller. Si bien los primeros años de la década de los 80 parecían proporcionar a Gibson una carrera más diversa, con títulos como Gallipoli, El Año que Vivimos Peligrosamente, Motín a Bordo, o Cuando el Río Crece. El éxito de las secuelas de Mad Max y, especialmente, su salto al actioner de Hollywood con Arma Letal convirtieron a Gibson en una de las estrellas más taquilleras y deseadas de la Meca del Cine, pero cerró su espectro dramático, salvo ocasiones puntuales como su Hamlet para Franco Zeffirelli.
Su debut como director con El Hombre Sin Rostro reveló a un cineasta muy prometedor y lo cierto es que, si bien ha sido como estrella de cine donde Gibson se convirtió en un icono del cine de los 80 y los 90, su reputación como director es mucho más estimada, gracias a títulos como Braveheart o La Pasión de Cristo. Hasta ahora, su carrera como director era un ejemplo de trabajos arriesgados, muy personales, convertidos en grandes películas gracias a la capacidad como gran narrador de Gibson.

QUID PRO QUO
Fuera de la pantalla, Mel Gibson siempre ha sido una personalidad antipática en Hollywood. Ultraconservador y ultracatólico, sus comentarios machistas, homófobos y antisemitas, sumado a sus problemas con el alcohol y las drogas acabaron por defenestrarlo de la industria de Hollywood. Desde entonces, ha mantenido un perfil bajo, con pequeñas producciones, muchas fuera del entorno de Hollywood o impulsadas por amigos que le han apoyado (Jodie Foster, Sylvester Stallone, Robert Downey Jr. y, ahora, Mark Wahlberg). Sin embargo, ante un proyecto como Amenaza en el Aire, podemos decir que Wahlberg ha vuelto a tenderle la mano a Gibson, sin embargo, una cinta de este calibre, más propia de un directo a plataforma, también podemos pensar que Mel Gibson está echando también un cabo a su amigo, aportando su prestigio como director a un producto de lo más endeble.
CAYENDO EN BARRENA
Amenaza en el Aire parte de un guion de derribo, un thriller de suspense y acción cuya trama quedaba perfectamente resumida en su tráiler promocional. Argumentalmente, no hay más de lo ahí visto. Es una historia inane, con personajes de medio pelo y absolutamente carente de originalidad. Únicamente podemos salvar cierto componente humorístico, que al menos nos transmite que nadie se está tomando esto en serio.
Mark Whalberg ofrece un cambio de registro a lo habitualmente visto en él, pero se limita a ofrecer un pequeño abanico de gestos con los que subrayan lo que ya el público sabe, que interpreta a un asesino sádico y repulsivo.
Mejor trabajo interpretativo ofrecen sus dos compañeros de reparto, Michelle Dockery y Topher Grace, especialmente éste último. Con un presupuesto de escasos 26 millones de dólares, rodada en 22 días, tomando la avioneta como plató rodeado de pantalla verde, la cinta no puede ocultar lo modesto de su producción.
Pese a las múltiples carencias, la cinta consigue salvar los muebles gracias a la pericia de Gibson tras la cámara. Muy por debajo de sus anteriores trabajos como director, no podemos negarle a esta película que está bien contada, con una puesta en escena pulcra y que sabe aprovechar al máximo las limitaciones de espacio. Gibson hace un buen trabajo de dirección de actores y esquiva la insuficiencias del guion. Además, consigue compactar toda la trama en unos ajustados 90 minutos, no necesitando ni más, ni menos.
ATERRIZAJE ACCIDENTADO
Amenaza en el Aire es una película totalmente olvidable, prescindible, pero afortunadamente no es el desastroso descalabro que parecía augurar su horrible tráiler (el peor amigo de la película). Para quien se acerque a verla, puede resolverle una tarde aburrida, siempre y cuando no se le exija más al producto final.