A finales del mes de julio pasado, el festival especializado Fantasia, que se celebra cada año en Montreal, acogía el estreno mundial de una sorprendente película experimental de terror producida con un presupuesto de apenas 15.000 dólares: Skinamarink. Hace una semana, el viernes 13 de enero, y tras su paso por otros certámenes, llegaba a los cines norteamericanos y en solo cinco días superaba el millón de dólares de recaudación, todo un logro teniendo que cuenta que la distribución fue limitada.
La aterradora ópera prima del guionista y director canadiense Kyle Edward Ball llegará el próximo 2 de febrero a la plataforma de contenidos Shudder, propiedad de AMC Networks. La premisa es sencilla, dos niños se despiertan durante la noche y descubren que su padre ha desaparecido, y que las ventanas y puertas inexplicablemente han desaparecido. Cuando deciden entretenerse, y esperar a que los adultos regresen, se dan cuenta de que no están solos, que una voz los está llamando.
Una propuesta transgresora en estructura y estética, que va más allá de títulos que han utilizado el found-footage (metraje encontrado) como herramienta narrativa, desde El proyecto de la Bruja de Blair (1999) a la saga Paranormal Activity (2007-2021), para ofrecer desde un punto de vista distante una situación a priori verosímil y familiar pero que a medida que avanza la película, y la noche para los protagonistas de la historia, va desvelando una aterradora pesadilla.
La atmósfera asfixiante y angustiosa que genera el filme, a través de silencios, susurros, el soniquete de dibujos animados en un televisor de tubo, planos desenfocados y perspectivas imposibles, largas secuencias, etc., lleva al espectador a someterse a sus miedos más profundos, a los habituales terrores infantiles, que en mayor o menor medida todos hemos sufrido. El espectador busca pistas en la pantalla para descubrir qué está pasando, porque en definitiva Skinamarink es un thriller psicológico de terror sobrenatural.
Filmada en película analógica, la imagen resultante, con un grano y un tono, junto con la tipografía utilizada en los créditos, trasladan al espectador a la década de 1970 para contarnos la historia de los pequeños Kevin y Kaylee, interpretados por Lucas Paul y Dali Rose Tetreault. Completan el reparto Jaime Hill como la madre y Ross Paul, como el padre.
¿Qué significa Skinamarink?
El título Skinamarink está relacionado con una canción infantil norteamericana, originalmente llamada ‘Skid-dy-mer-rink-adink-aboomp’. En Canadá, la canción fue popularizada por la banda musical Sharon, Lois & Bram, que la lanzó por primera vez en su álbum debut ‘One Elephant, Deux Elephants’. Skinamarink se convirtió en su canción insignia y fue la cabecera de un show de televisión.
Sin fecha de estreno en España, Skinamarink ya está considerada la sorpresa de terror del año, mientras la secuela Terrifier 2, también de producción independiente, que en 2022 recaudó en cines estadounidenses y otros mercados 12,8 millones a partir de un presupuesto de 250.000 dólares, aterrizará en nuestro país el próximo 24 de febrero.