El cine de Ali Abbasi navega a dos aguas. Por un lado, sus películas, tanto por temática como por puesta en escena, comulgan con el cine comprometido y de denuncia. Sus historias anteriores ya auspiciaban este discurso, donde la mirada del director se centra en conflictos sociales, como los vientres subrogados en Shelley o la discriminación a otras identidades en Border. Sin embargo, Abbasi es un cineasta de discurso crudo y contundente y prefiere construirlo aprovechando también claves genéricas. Esto mismo lo podemos encontrar en su último trabajo, Holy Spider, al mismo tiempo una película que denuncia el fanatismo religioso y la indefensión de las mujeres en Irán, pero que también se nutre de los códigos del thriller psicológico.

Según el director, su intención no era hacer una película sobre un asesino en serie, sino sobre una sociedad asesina en serie. Esta visión de la sociedad iraní no resultó del agrado de los estamentos oficiales del país, que denominaron la película como una blasfemia, obligando al director y a la actriz Zar Amir-Ebrahimi a exiliarse del país.

PEREGRINACIÓN Y PECADO

Afincado en Dinamarca desde 2007, donde ha desarrollado toda su carrera, Ali Abbasi es de origen iraní, nacido y criado en Teherán. Con Holy Spider ha querido poner la mirada en su país natal y abordar temas espinosos como el fanatismo religioso, la corrupción del sistema y el trato discriminatorio hacia la mujer.

Ambientada en la ciudad de peregrinaje de Mashhad, la propia localización se convierte en la encarnación de la contradicción y la hipocresía que retrata la película. La ciudad santa, emplazamiento para el rezo y la meditación, es, al mismo tiempo, potenciado por el alto índice de población visitante, un nicho de criminalidad con tráfico de drogas, robos y prostitución.

En este contexto, para Abbasi, la historia de asesinatos que narra Holy Spider no es una aberración sucedida en su país, sino el producto de este caldo de cultivo social y religioso.

REALIDAD Y FICCIÓN

Abbasi se basa en una historia real de Saeed Hanaei, un asesino en serie conocido como la “Araña Asesina” y que en 2001 asesinó a 16 prostitutas. Esta crónica negra, así como la investigación llevada a cabo por una mujer periodista para descubrir la identidad de Hanaei o el apoyo que recibió el asesino tras ser detenido por parte de los sectores más ortodoxos de la sociedad, sirve de base para esta historia, donde Abbasi introduce también diferentes cambios en favor de la dramatización de la historia. Esta confluencia entre realidad y ficción viene a ser otro elemento que sustenta esa dicotomía en el cine del director entre la mirada comprometida y los patrones genéricos.

MACHISMO SISTÉMICO

La película es ante todo una crítica a la situación de la mujer en Irán y el sometimiento al que se ve sometida a nivel social y sexual por los imperativos morales y religiosos. Esta denuncia va desde los micromachismos y discriminaciones varias y asumidas dentro de la sociedad hasta el extremismo de los mujericidios, pasando también por el desprecio profesional y el acoso sexual sistémico que sufre la protagonista por el mero hecho de ser una mujer liberal y profesional.

Más que los crímenes en sí, donde mayor repulsa genera la película es en la justificación y exaltación de la supuesta fetua del protagonista que adquiere su expresión más monstruosa en la fría explicación que da el hijo del protagonista del modus operandi de su padre, por lo que ello supone de transmisión de valores de padres a hijos.

AGONÍA Y MUERTE

Ya con el prólogo de quince minutos que nos presenta Abbasi, en el que no sólo escenifica uno de los crímenes, sino también la situación de pobreza, drogadicción y sometimiento de la víctima antes de encontrarse con su asesino, la película deja claro su tono y discurso. Holy Spider no es una denuncia a media voz, sino que busca provocar una reacción en el espectador con lo explícito y truculento de su puesta en escena. En este sentido, la película es un mazazo en el estómago, donde el cineasta se recrea en la parte más truculenta, aunque sin caer en la morbosidad.

Los crímenes son ilustrados en toda su crudeza, con un desasosegante retrato de la muerte violenta de sus personajes y con primeros planos que subrayan la expresividad de la agonía y la muerte.

POÉTICA

En este sentido, la película nos recordó a la crudeza y la fisicidad con la que Alfred Hitchcock escenificó los estrangulamientos del protagonista de Frenesí en 1972. La puesta en escena de Abbasi es sucia, cruda, testimonial, casi documentalista, pero buscando también en ese tono lúgubre una belleza poética, aportada por la elaborada labor de fotografía de Nadim Carlsen, director de fotografía también de los anteriores trabajos del director y que aquí remite (a una escala más modesta) al trabajo de Harris Savides en Zodiac.

A nivel interpretativo, la película está dominada por los dos protagonistas de la historia. Tanto Zar Amir-Ebrahimi como Mehdi Bajestani ofrecen dos interpretaciones memorables. Si bien ambos representan posiciones antagónicas, ambos actores logran traspasar el arquetipo de sus respectivos personajes y les aportan humanidad, dolor y agonía en sus respectivas cruzadas.

REPULSA

Holy Spider es una película cruda, por momentos repulsiva, que pone a prueba el estómago del espectador, pero que se vuelve necesaria, no sólo para denunciar la situación de la mujer en un estado islámico extremista, sino la persistencia del machismo y los mujericidios que siguen existiendo en nuestra cultura y que, en ocasiones, desde determinados estamentos políticos y sociales, no reciben la contundente repulsa que deberían.