Netflix desvela primeras imágenes de la segunda temporada de la segunda temporada de la serie original de la plataforma Santa Clarita Diet. Joel McHale y Maggie Lawson se unen como artistas invitados para interpretar al matrimonio compuesto por Chris y Christa, una pareja de agentes inmobiliarios en Santa Clarita, una versión más exitosa y agresiva de Sheila y Joel. Gerald McRaney interpretará a Ed Thune, un coronel de la armada jubilado a quien Joel encuentra muy intimidante. Zachary Knighton se une al reparto para interpretar a Paul, cuyos antepasados son de origen serbio y a quien se le ha encargado la tarea de descubrir la verdad sobre los no muertos, sin importar quién se cruce en su camino.

Sobre la segunda temporada de Santa Clarita Diet

En Santa Clarita Diet, Joel (Timothy Olyphant) y Sheila (Drew Barrymore) son un matrimonio que comparte la profesión de agentes inmobiliarios y llevan una vida insatisfecha en Santa Clarita, una pequeña ciudad a las afueras de Los Ángeles. Su vida transcurre con normalidad junto a su hija adolescente Abby (Liv Hewson), hasta que Sheila sufre un cambio dramático que provoca que la familia entre en un espiral de muerte y destrucción… pero de forma positiva.

Retomando la historia justo donde se quedó en la temporada anterior, esta nueva entrega de Santa Clarita Diet presenta a la familia Hammond intentando adaptarse al estado “no muerto” de Sheila, aunque ella sigue intentando desesperadamente mantener su estilo de vida y que no la definan como un monstruo más. Desafortunadamente, mientras que la familia se ha convertido en una experta en asesinatos, el número de personas desaparecidas en Santa Clarita empieza a aumentar y no pasa desapercibido. La familia Hammond está intentando encontrar la fuente del virus para que puedan evitar que se propague y salvar a la humanidad, lo cual parece importante. Entre todo esto, Sheila y Joel mantienen los pies en la tierra gracias a su amor incondicional. El hecho de estar “no muerto”, o amar a alguien que lo esté, no siempre es fácil pero, ¿acaso no todas las relaciones tienen sus propios retos?