Nacido en Karachi en 1991 y criado en Canadá, el cineasta Zarrah Kahn, regresó de adulto a su país natal, Pakistán. “Cuando volví, vi cómo la vida de las mujeres de mi círculo inmediato cambiaba drásticamente, mientras la mía seguía igual”, ha señalado. Ese contraste marcó el origen de una historia que llevaría al cine en su primer largometraje, En llamas (In flames), aclamado en festivales como Cannes, dentro de la Quincena de Realizadores, Toronto o Sitges, y seleccionado como candidato a los Premios Óscar 2023 por Pakistán. Las experiencias reales de las actrices de su película, unas brillantes Ramesha Nawal y Bakhtawar Mazhar, así como de familiares y otras mujeres cercanas al director fueron el germen de uno de los títulos más potentes del cine independiente reciente, un debut audaz que conjuga terror psicológico y realismo social.

En llamas gira alrededor de Mariam y Fariha, una madre y una hija cuya ya frágil estabilidad se derrumba tras la muerte del patriarca. Atrapadas en un entorno cada vez más hostil y opresivo, tendrán que enfrentarse a fuerzas amenazantes que se manifiestan tanto en el plano sobrenatural como en lo estructural, en una sociedad donde el miedo forma parte de la vida cotidiana. La película despliega así una crítica feroz al patriarcado, que se enciende desde las primeras escenas como una brasa latente y termina ardiendo con furia devastadora.

Ramesha Nawal, quien interpreta a Mariam, es una reconocida actriz de teatro en Pakistán y En llamas marca su primer papel protagonista en el cine. Bakhtawar Mazhar, quien da vida a Fariha, había trabajado con Zarrah Kahn en su premiado cortometraje Dia (2018), donde el autor ya había abordado temas de pérdida y trauma.

Explorando temas sociales a través del género

En la película En llamas, el guionista y director utiliza el lenguaje cinematográfico del terror y el realismo mágico y aprovecha el género como “un caballo de Troya”.  “Nos permite hablar de lo que realmente importa” desde lo simbólico, eludiendo así la censura en Pakistán, explica. Entre sus influencias y referentes, el cineasta señala a Julia Ducournau (directora de Crudo y Titane, que presenta en Cannes 2025 su nuevo trabajo, Alpha), Mati Diop (quien en 2019 se convirtió en la primera directora africana en competir por la Palma de Oro del certamen, por su drama romántico con elementos sobrenaturales Atlantics) y Jordan Peele (responsable de Déjame salir, Nosotros y ¡Nop!).

En llamas construye una atmósfera de amenaza constante y desprotección institucional, pero más allá del miedo, muestra la resistencia silenciosa y poderosa de sus protagonistas. Así, el filme es incendiario no solo por lo que denuncia, sino por cómo sugiere que, a pesar de todo, “las mujeres contienen una fuerza que, como una ola, nunca será sofocada”, señala su director.

La película contiene escenas y aborda temas que han generado debate y controversia en contextos conservadores, pero Kahn se mantuvo firme en su visión de mostrar la realidad sin suavizar el impacto de la opresión de género.

Además, quiso reflejar la “belleza polvorienta y dura” de la ciudad y mostrar una Karachi cotidiana y realista, alejada de los estereotipos visuales habituales. En este sentido, muchas escenas se grabaron en complejos de clase media en Karachi, espacios raramente mostrados en el cine pakistaní, que suele centrarse en entornos de clases muy altas o muy bajas. La cinta, que podrá verse a partir del viernes 23 de mayo en Filmin, fue rodada en solo 25 días y contó con un presupuesto muy ajustado, apoyándose en fondos del Canadá Council for the Arts y Telefilm Canada.