Después es la tercera aportación de Stephen King a la serie de novelas Hard Case Crime, tras Colorado Kid y Joyland. Como en aquellas, estamos ante una novela corta (especialmente si tenemos en cuenta la longitud habitual de los trabajos del escritor de Maine) y, siguiendo la temática de la colección, se centra más en un tono de thriller y criminal, pero que King dirige por el camino de lo sobrenatural, con una trama de sexto sentido. Aquí, el protagonista es un niño que tiene la habilidad de ver y comunicarse con los recién fallecidos, encadenando la trama diferentes acontecimientos, más o menos relacionados, que va experimentando entre los 7 y los 15 años, partiendo de situaciones más inocentes a otras de fuerte carga criminal y violenta, más acorde con el tono hardboiled marcado por la editorial.

Etapa Noir

Resulta curioso como, en su última etapa, Stephen King ha querido reinventarse como escritor de corte noir, sin prescindir de su querencia por lo sobrenatural, como ha demostrado no sólo en sus aportaciones a Hard Case Crime, sino también otras apuestas personales como la Trilogía de Bill Hodges o El Visitante. Está claro que el escritor está disfrutando la fusión de su estilo particular con el lenguaje duro y las tramas apoyadas en un perfil extremadamente violento y explícito. La habilidad de King en sus trabajos de terror a la hora de describir situaciones truculentas y morbosas, así como de crear personajes con los que el espectador empatiza con facilidad, ha sido fácilmente exportable a estos relatos.

Después se diferencia de las otras obras que engloban esta etapa Noir de su bibliografía en que el protagonista es un niño y, si bien, el narrador en primera persona deja claro que escribe la historia ya con veinte años, el tono de la narración mantiene la inocencia y la sencillez de un relato contado por un niño, sobre todo a la hora de describir los apartados más escabrosos del relato. El título viene del uso constante y remarcado que se hace en la narración del término “después”, lo que continuamente da a la trama un valor anticipatorio. Continuamente se nos va avisando/prometiendo que, pese a la crudeza de lo que estamos leyendo, la verdadera razón de ser de la historia está por llegar.

Un ejercicio de estilo y narrativo

El problema de la novela es que, desde un principio, queda claro que para King se trata de un mero entretenimiento, un ejercicio de estilo y narrativo con el que mantener el lápiz afilado, pero de escasa trascendencia. No tiene que ver con lo reducido de su extensión. King siempre ha dejado claro que es un maestro del relato breve y tenemos ejemplos de espléndidas novelas cortas suyas (sin ir más lejos, ese precioso homenaje a Richard Matheson que es Elevación, publicado en 2018).

La cuestión con Después es que su trama resulta deslavazada, las diferentes subtramas se van sucediendo sin un vínculo que dé más cohesión al relato, dando la sensación de una concatenación de pequeños relatos a los que el escritor les ha dado un mínimo hilo conductor.

Si bien el libro mantiene la habilidad de King de enganchar a sus lectores y mantenerles clavados en la lectura hasta el final, lo cierto es que aquí tenemos que hablar de un obra menor, entretenida, pero irrelevante dentro de su producción literaria. Por otro lado, algo a lo que, desgraciadamente, nos estamos acostumbrando cada vez más sus lectores habituales.

Una vez leído, Después pasará a ser peso muerto en nuestra estantería, pero, mientras tanto, funciona a la perfección como lectura sencilla e irrelevante para pasar el tiempo en nuestro periodo vacacional.