Cuando Walt Disney creó en 1955 Disneyland, uno de los principales atractivos del parque era ofrecer a sus visitantes una experiencia de primera mano en sus favoritas películas y personajes de la compañía. Todo eso en un contexto del parque de atracciones más grande, complejo y moderno construido hasta la época. Por supuesto, la notoriedad del parque y sus otros enclaves ha servido también para dar popularidad a otras atracciones originales que se han vuelto icónicas e históricas.

Dentro de este grupo, la Mansión Encantada es una de las más afamadas. Creada en 1969 y posteriormente llevada a los otros parques, como los de Orlando, Tokio o París, supone la sublimación del concepto de la casa del terror. Diseñada con la forma de una casa colonial, en su interior se presentaron diferentes creaciones sobrenaturales y paseos inquietantes con los que sumergir al espectador en un viaje al Más Allá. Aunque la atracción fue creada hace 54 años y los avances tecnológicos de la época ya han quedado superados, hay aspectos de la atracción que han permanecido inalterables dado su valor icónico.

Si los personajes de las películas Disney podían viajar de la pantalla al parque y tener allí sus propias encarnaciones y atracciones, qué menos que ofrecer un recorrido a la inversa a las atracciones más queridas por el público. Evidentemente, aquí Piratas del Caribe encabeza el éxito en ambos espacios, consiguiendo el triunfo de la película protagonizada por Johnny Depp y sus posteriores secuelas revitalizar el interés del público por una atracción que ya formaba parte del parque en su inauguración. La fama de esta franquicia animó al estudio a llevar otras atracciones al cine, como Mansión Encantada, Tomorrowland o Jungle Cruise, aunque ninguna con tanta fortuna.

PRIMER INTENTO

La primera versión cinematográfica de Mansión Encantada contó con una producción muy cuidada. A partir de algunos de los elementos existentes en la famosa atracción, se construyó una historia de referencia colonial y ambientada en Luisiana firmada por David Berenbaum, quien después del éxito de Elf se había convertido en un guionista emergente en la industria. La dirección corrió a cargo de Rob Minkoff, quien había codirigido para la compañía ni más ni menos que El Rey León y que había triunfado en taquilla con las dos entregas de Stuart Little.

El reparto estaba encabezado por Eddie Murphy, y contaba también con Terence Stamp o Jennifer Tilly. La dirección de fotografía corrió a cargo del nominado al Oscar por Elizabeth y responsable también de la serie de televisión Hermanos de Sangre, Remi Adefarasin. El creador de los efectos de maquillaje fue el veterano Rick Baker y la banda sonora corrió a cargo de Mark Mancina. Todo un lujo, pero donde había un elemento discordante.

Mientras todos los ingredientes de la cinta actúan en busca de una misma meta y, de haberse consolidado, se podría haber conseguido una película sólida e interesante, lo cierto es que la necesidad de convertir todo eso en un vehículo estelar para Eddie Murphy y su vertiente cómica supuso desdoblar la naturaleza de la película. Murphy venía de fracasos como Pluto Nash, Soy Espía o Papá Canguro y necesitaba urgentemente un éxito de taquilla. Desgraciadamente, su interpretación y la introducción abrupta de sus chascarrillos en la película rompen por completo una narrativa que apostaba por una atmósfera diferente. Cada vez que la película parecía coger oxígeno, llegaba Murphy y desinflaba por completo la atmósfera del momento.

REGRESO A LA MANSIÓN

En 2021, Disney + estrenó el primer especial de Halloween de Los Muppets, fusionando a los personajes creados por Jim Henson con la famosa Mansión Encantada de Disneyland. En este caso, los elementos clásicos de la atracción eran rediseñados para ajustarse a la estética de los Muppets, pero manteniendo viva su esencia. Como buen especial de los Teleñecos, esta pieza de 50 minutos incluyó diferentes cameos o personajes interpretados por rostros conocidos del cine y la televisión. El resultado es un entretenimiento ligero y divertido, manteniendo le humor propio de los Muppets y sus números musicales, y que sirve de honroso homenaje a la mítica atracción.

Curiosamente, Disney ha apostado ahora, veinte años más tarde de la primera película, por una nueva versión, que vuelve a inspirarse en algunos de los apartados de la atracción, pero que modifica la trama original. Aquí el origen de la maldición vuelve a estar vinculado al matrimonio Gracey, pero en este caso el protagonista es un científico, abrumado por el duelo de la muerte de su mujer, quien pese a haber desarrollado una cámara capaz de recoger imágenes de lo sobrenatural, se mantiene escéptico con respecto a la existencia del Más Allá. Su encuentro con un peculiar sacerdote, quien le pide su colaboración para ayudar a una madre que vive sola junto a su hijo en una casa aparentemente encantada, nos presenta una trama donde estos y otros personajes estrambóticos se van a ver recluidos en la Mansión intentando desvelar su misterio para así poder abandonar el lugar.

Mansión Encantada. Foto de Jalen Marlowe. © 2023 Disney Enterprises, Inc.
Mansión Encantada. Foto de Jalen Marlowe. © 2023 Disney Enterprises, Inc.

SUSTO O RISA

Si bien esta nueva entrega vuelve a combinar lo sobrenatural con la comedia, con personajes abiertamente cómicos, como los interpretados por Owen Wilson, Danny DeVito o Tiffany Haddish; en esta ocasión, la trama principal se construye más sobre los conceptos de la pérdida y el duelo que acompaña al personaje que interpreta Lakeith Stanfield, pero también Rosario Dawson y Chase Dillon. Curiosamente, la mezcla de géneros resulta equilibrada de manera que la película mantiene su toque humorístico, pero también emotivo y dramático, añadiendo incluso una dosis de terror ligeramente superior de lo que uno podría esperar de una producción familiar de Disney.

Gran parte del atractivo vuelve a residir en el apartado artístico, en la forma en la que la producción ha reproducido las características de la atracción original y ha adaptado sus elementos más icónicos dentro de la escenografía de la película, dando en esta ocasión el rol del villano al Fantasma de la Sombrerera, interpretado para la ocasión por Jared Leto. Otros personajes rescatados son La Novia, la Armadura Viviente, el Marinero o, por supuesto, Madame Leota, interpretada por Jamie Lee Curtis.

El guion está armado, como ya sucediera en 2003, en base a la incorporación de estos elementos propios de la atracción, por lo general, bien integrados, aunque acabe siendo más una acumulación de elementos que ingredientes con una verdadera función dramática en la historia, sobre todo llegando a la parte final.

LOS ENGRANAJES DE LA ATRACCIÓN

La cinta funciona de manera correcta, ofreciendo al público lo que ha ido a ver. La dirección de Justin Simien es correcta, el guion de Katie Dippold consigue, como decíamos, ir más allá del mero vehículo comercial y los actores cumplen, no sin caer algunos de ellos en cierto regodeo histriónico (Haddish, DeVito). La música de Kris Bowers se ajusta a las necesidades de la película. A destacar nuevamente todo el apartado de escenografía.

Tanto la versión de 2003 como esta nueva película depositan mucho peso, como no podía ser de otra manera, en la construcción de la casa, en ambos casos con decorados reales inspirados en la mansión original de California, aunque añadiendo sus particularidades y dejando un margen para que los efectos digitales aporten el componente fantasmagórico.

Seguimos pensando que, de no haber caído en la servidumbre a Eddie Murphy, la versión de 2003 tenía mimbres para haber sido una película muy superior; sin embargo, atendiendo a los resultados finales, Mansión Encantada en su versión de 2023, resulta una cinta más equilibrada y centrada en las características de la atracción original de Disney.

En cualquier caso, independientemente de sus deudas con el modelo original, esta película funciona como un adecuado entretenimiento familiar estival. Ni es la versión definitiva de la Mansión Encantada, ni entrará en el listado de los grandes estrenos del verano o las mejores películas fe año, pero salva con holgura una tarde de cine en familia.