Los Hermanos Pastor debutaron en 2009 con Infectados (qué título más adecuado para estos tiempos). Las expectativas causadas por este título y su siguiente película, Los Últimos Días (2013), hacían presagiar una prolífica carrera para estos dos cineastas. Desgraciadamente, su filmografía posterior ha pasado sin pena, ni gloria hasta la llegada de Hogar, esta producción para Netflix que nos devuelve a los hermanos en plena forma.

Javier Gutiérrez protagoniza este largometraje, adquiriendo un rol absoluto, incluso en los momentos en los que comparte escena con Mario Casas o los dos roles femeninos (interpretados por Ruth Díaz y Bruna Cusí), a los que se les echa en falta más desarrollo y presencia. En este sentido, la excelente interpretación del actor es el centro de gravedad de una cinta cargada de tensión, con giros que van sorprendiendo a cada paso y donde el espectador se pregunta en todo momento si el protagonista será capaz de cumplir su propósito o si realmente queremos que lo consiga.

La puesta en escena de los Pastor es elegante, estilizada, fría y calculadora, apostando por un ritmo pausado, en vez de dejarse llevar por un montaje frenético, en el que se confunda efectismo con contundencia.

Como regreso de los Hermanos Pastor al formato de largometraje, Hogar invita al aplauso y la celebración. Esperemos que el éxito que está teniendo en la plataforma ayude a agilizar nuevos proyectos de los cineastas y que no tengamos que esperar siete años para ver su siguiente película.