“Ev’ry time we say goodbye
I die a little
Ev’ry time we say goodbye
I wonder why a little”
(Cole Porter)
Cuando en 2014 se estrenó la primera entrega de Guardianes de la Galaxia, nadie daba mucho por la película, ni siquiera la propia Marvel. Quizás por eso, su director, James Gunn, pudo contar con un mayor margen de maniobra dentro de una franquicia que ya empezaba a bloquear sus estructuras y a recortar la libertad creativa de sus directores en favor de la continuidad, no sólo argumental, sino también de tono.
Como sucediera con la primera entrega de Iron Man, la falta de expectativas jugó a favor de la película y la frescura y la sorpresa de la propuesta finalmente no sólo regaló a la película un inesperado éxito en taquilla, sino que los personajes entraron a formar parte de los favoritos del público. No sería justo, pero a día de hoy podríamos achacarle a aquella película ser la responsable de la entrada monopolizadora de la comedia en el MCU. A partir de ahí, todas las estrellas de la franquicia quisieron que sus personajes se transformaran en versiones cómicas de las ya conocidas, de la misma manera que el humor empezó a extenderse como un virus por el universo compartido. Los Guardianes pasaron a convertirse en personajes emblemáticos y fundamentales del MCU, no sólo con su anterior (y decepcionante) secuela, sino en Vengadores. Infinity War, Vengadores. Endgame y Thor. Love & Thunder.
CAMPANAS DE DESPEDIDA
La tercera aventura en solitario ha tenido una gestación lenta y accidentada. El despido de James Gunn (debido a unos tweets irreverentes) retrasó la película y llevó al director a manos de la principal competidora de Marvel (grave error, Disney). Finalmente, ante el plantón de los actores de la película y la opinión popular, Gunn pudo regresar para acabar su saga, cerrando así un círculo antes de, definitivamente, irse a la competencia. Algunas de las estrellas anunciaron también que tras esta película no tenían intención de renovar con Disney, por lo que, saliera lo que saliera de esta tercera parte, estaba claro que la cinta cerraría un periodo. Y eso es lo que James Gunn ha querido que sea la película, una despedida y un cierre de etapa.
Desde un primer momento la película te pone en situación. Sí, Guardianes de la Galaxia. Volumen 3 mantiene las características de sus predecesoras, es decir, es una comedia de acción y fantasía al más puro estilo James Gunn. A lo largo del metraje vamos a encontrar mucho humor absurdo, personajes extravagantes, situaciones delirantes, guiños populares de todo tipo (no sólo con la música, sino también al cine de los 80 o a los videojuegos).
La acción es desbordante, de notable virtuosismo visual, jugando con los planos imposibles, falsos pero deslumbrantes planos secuencias, que aporta a la narración una exuberante plasticidad. La saturación de canciones, el colorido, el diseño de producción, el propio movimiento de la cámara, da a la película esa misma sensación de musical que tenían sus predecesoras y que son marca de la casa. En todos estos sentidos, la película cumple, recuperando más el tono y los resultados de la primera entrega y dejando atrás los errores de la segunda.
A parte de esto, James Gunn establece el tono agridulce, dando una atmósfera fúnebre a la cinta desde un primer momento. Como espectadores sabemos que ésta es su última película en la saga y que algunos de sus protagonistas no van a continuar, por lo que Gunn aprovecha para recuperar la sensación de peligro. De repente, todos los personajes de la película se encuentran bajo la guadaña de la parca y la muerte de uno o varios de ellos es factible, no sólo por coherencia argumental, sino también por los factores externos que afectan a la producción. Esto incrementa el valor emocional de la película y la empatía del espectador con los personajes. Todo puede ocurrir y la partitura de John Murphy (muy superior a las aportaciones en Tyler Bates en las dos anteriores) así lo deja patente.
MORIR UN POCO
Hay cosas que no nos han satisfecho en esta película, como el escaso rol de Los Soberanos y de Ayesha, así como esa versión infantil y caricaturesca de Adam Warlock (uno de los momentos donde el afán de comedia, en nuestra opinión, vuelve a arruinar un personaje y un casting con posibilidades); sin embargo, hay que reconocerle a James Gunn su capacidad para saltar de lo ridículo a lo sublime (y no en sentido inverso, como Taika Waitiki en sus dos entregas de Thor), cogiendo por sorpresa al espectador y provocando una erupción de emociones inesperadas.
En este caso, es verdad que la principal trama de la película es interna y la película se sustenta principalmente por las dinámicas establecidas entre el reparto coral; sin embargo, no podemos desdeñar tampoco la excelente elección del villano, un Alto Evolucionador que ocupa un valor muy secundario en la película, pero que con la caracterización y la interpretación de Chukwudi Iwuji, en nuestra opinión, bien se ha ganado un puesto en el Olimpo de los villanos de Marvel.
YO SOY GROOT
Guardianes de la Galaxia. Volumen 3 cumple de manera satisfactoria con su labor de cierre de etapa. No es un ‘adiós’, pero si supone una honrosa despedida para aquellos elementos que no continuarán en futuras aventuras, empezando por su director. Eso es más de lo que pueden decir muchas películas del MCU, especialmente en la deslavazada Fase 4.