Desde su fundación, hace algo más de 50 años, Troma Entertainment ha abanderado un sentido lúdico y desprejuiciado de la creación cinematográfica. Recogiendo en cierto modo el testigo de Roger Corman y su línea de películas de escaso presupuesto, con una vocación principalmente explotativa y apostando por el género fantástico en toda su extensión como base de la mayor parte de su filmografía.
Al igual que en la filmografía de Corman, en el catálogo de Troma hay apuestas serias y ambiciosas por películas de mayor calado, pero la gran mayoría de las producciones han preferido un tono de comedia grotesco, paródico, hiperbólico, soez, donde el gore grumoso y un erotismo chusquero se imponen sobre la propia trama. Estas películas tan chanantes se convirtieron en la base del éxito de la productora, bautizadas como fenómenos de culto por público juvenil y por el sector cinéfilo más friki, pese a la mirada desconcertada de la crítica más seria.
UN HÉROE ALTERANTIVO
Su carencia y su despreocupación por cualquier tipo de ambiciones artísticas consiguieron ganarse a un público joven que accedía a sus películas a través de la distribución independiente de la propia productora y festivales y que rápidamente elevó a estatus de culto títulos tan estrambóticos como Los Surfistas Nazis Deben Morir, Mutantes en la Universidad, Zombies Paletos o Sgt. Kabukiman NYPD. Dentro de ese catálogo tan psicotrónico, si hay una figura que se alza como el buque insignia de la productora es, sin duda, El Vengador Tóxico.
Estrenada en 1984, la película combinaba el tono juvenil de instituto (bullying incluido), con sustancias radiactivas y un discurso antinuclear que, en secuelas posteriores y especialmente en su serie de animación infantil, le sirvió para enarbolar el mensaje medioambiental. Toxie se convierte así en la encarnación del ideario cinematográfico de la Troma y su personaje de mayor éxito y trascendencia.
RENACIENDO DEL LÍQUIDO RADIACTIVO
Pensada para conmemorar el cuadragésimo aniversario de la película original y estrenada veinticinco años después de su última y tardía entrega cinematográfica, Citizen Toxie: The Toxic Avenger IV, la nueva película remake/ reboot hace renacer a Toxie con una producción modesta para los patrones del cine estadounidense que llega a salas, pero bastante más lujosa que las películas originales, hasta el punto de contar en los roles principales con algunos actores de renombre como Peter Dinklage, Kevin Bacon, Elijah Wood o Jacob Tremblay. Afortunadamente, esto no supone una hollywoodización del personaje.

El primer temor a desterrar es la presunción de que la nueva película iba a perder el tono gamberro e irreverente de las películas originales. Es cierto que hay una transición. La Troma de los años 80 y 90 se apoyaba en un sentido del humor y una sexualización de los personajes hoy ya anacrónica que ha sido muy matizada en la nueva película (que no desterrada). Sin embargo, sí se ha mantenido el humor de trazo grueso, la narrativa torpe e insolente, la truculencia esperpéntica de humor negro, todo enfocado desde un tono autoconsciente y paródico, cómplice con su público objetivo, al fin y al cabo, aquellos que conocen e idolatran al personaje original.
Entre los cambios narrativos, se nos presenta una trama de corte paterno-filial y se le da otra justificación al personaje, al mismo tiempo que se mantiene el discurso medioambiental y anticapitalista, con críticas a las grandes corporaciones y afilando la cuchilla especialmente ante el uso del greenwashing por parte de éstas. Si bien Peter Dinklage trata de darle un trasfondo más dramático y trágico a su personaje (sin perder el sentido del humor), Kevin Bacon y Elijah Wood se dejan llevar por la parte más caricaturesca, hasta el punto de que parecen más encantados de estar en la película, que la película de que ellos estén ellos ahí.
PISANDO SOBRE LO FREGADO
Evidentemente, El Vengador Tóxico no es una película para todos los gustos, ni para todos los estómagos; lo que lejos de ser un demérito, es un aliciente, al menos para los fans de Troma y la película original. Por de pronto, se aleja del efecto fotocopiador de los recientes remakes. La película tiene una trama propia, rescatando el tono y el humor de la cinta original. El trabajo de Macon Blair es muy respetuoso con la Troma y con Toxie, haciendo suya la narrativa de guerrilla, traviesa e inconexa, del cine de Troma.
A su favor tiene que, limados los aspectos más vetustos de las películas de los 80, mantiene la impronta anárquica y alternativa, dando como resultado una película que encaja a la perfección con el discurso diverso y divergente de las nuevas generaciones, al mismo tiempo que toca la vena nostálgica de los fans veteranos.