Con Capitán América. Civil War, Marvel añade un nuevo e importante arco argumental a su franquicia superheroica. Los Hermanos Russo se esfuerzan en manejar un amplio volumen de personajes, algo que Joss Whedon logró a la perfección con la primera entrega de Los Vengadores, pero sumando aquí las nuevas incorporaciones.
El resultado es menos equitativo, centrándose el protagonismo en Iron Man y Capitán América y dejando al resto en un digno segundo plano. La armonía entre discurso y acción está también descompensada, priorizándose lo segundo, aunque se cede algo de metraje para que ambos personajes expongan sus posturas y dar cierto volumen dramático a la historia.
Con respecto a las escenas de acción, preferimos las que juegan con la puesta en escena (la batalla en el aeropuerto y el clímax final) frente a las que abusan de la cámara en mano y el juego de montaje, (la lucha contra Crossbones y la persecución automovilística).
El resultado cumple con los objetivos, aunque se aprecia la necesidad de amoldar el argumento a un formato dinámico y comercial y no logra (por poco) su ambicioso objetivo de convertirse en la mejor película de la franquicia.