Género: Terror | Drama
País: Estados Unidos
Año: 2013
Duración: 118 mins.
Fecha de estreno Irlanda, Reino y Unido: 31 de Mayo de 2013
Web oficial: facebook.com/ByzantiumMovie

Dirección – Neil Jordan | Guión – Moira Buffini | Producción – Elizabeth Karlsen y Stephen Woolley | Montaje – Tony Lawson | Fotografía – Sean Bobbitt | Música – Javier Navarrete

Reparto: Saoirse Ronan (Eleanor), Gemma Arterton (Clara), Barry Cassin (Robert Fowlds), Sam Riley (Darvell)

Celebrado entre el 16 y el 25 de agosto de 2013, el Festival de Cine de Espoo acogió la proyección de la película Bizantium, de Neil Jordan, que competía por el Premio Méliès de Plata al mejor largometraje europeo de género.

Desde los tiempos en los que Abraham «Bram» Stoker, publicara su novela Drácula -a finales de la Inglaterra victoriana e imperial- el mito del vampiro ha estado intrínsecamente ligado a la figura de un ser enjuto, atormentado, sádico y sanguinario, amén de varón y distinguido. Tal y como en otras tantas facetas de la vida contemporánea, la mujer siempre ha tenido un papel secundario en el devenir de los NO-muertos, salvo en contadas ocasiones, muchas de las cuales han llegado acompañadas del nuevo siglo en el que vivimos.

Sin embargo, no hay una regla que diga que los vampiros deben ser, mayoritariamente, masculinos, por más que la novela de Stoker se basara en la figura del no menos atormentado y excesivo Conde Drácula, piedra angular sobre la que se sustenta el mito del vampirismo moderno. Por dicha razón, la visión que plantea Bizantium, película dirigida por el Neil Jordan –el mismo que dirigiera Interview with the Vampire: The Vampire Chronicles, hace ya dos décadas- y según un guión de Moira Buffini es doblemente atractiva.

En primer lugar, Bizantium es una película protagonizada por mujeres, en este caso, Clara y Eleanor, una madre y una hija que deben sobrevivir en un mundo que les es hostil tanto por su necesidad de beber sangre humana, como por la osadía de la primera, quien desafió los dictados de la raza vampírica. Una circunstancia como ésta coloca a Bizantium en medio de las tiranteces propias que surgen entre una adolescente que vive atormentada por su condición de vampira y una madre que disfruta tanto y como puede de esa misma circunstancia.

Son dos caras de una misma moneda, aunque Eleanor recuerde, por su devenir existencial, al Angelus de la serie Buffy Cazavampiros; es decir, un vampiro condenado a sufrir la eternidad de su existencia de NO-muerto con su alma mortal intacta. En esto, Bizantium está llena de imágenes oníricas que nos muestran cómo la vida de una huérfana cambio el día en el que su madre biológica la sacó de una vida de soledad y la llevó hasta una estancia esculpida en una roca, lugar en el que dejaría atrás su existencia mortal. Estas imágenes que se intercalan con el presente, son pequeños retazos, al igual que son las páginas que Eleanor escribe de forma impenitente y que luego rompe sin tan siquiera dar tiempo a la tinta para que se seque. Son páginas en las que cuenta el drama de su vida, su forma de sobrevivir y cómo su maldición se ha convertido en el reposo de quienes ya sólo desean abandonar este mundo en paz y sin tener que depender de una máquina para que les mantenga con vida.

Byzantium

Tal y como en cualquier existencia, por muy larga que ésta sea, Eleanor descubrirá que el futuro de las personas no siempre está escrito, por lo menos de la forma en la que nosotros pensamos, y mucho menos cuando se nos cruza en nuestro camino aquella persona que logra ver nuestra misma esencia sin tan siquiera pestañear. Frank será “ésa” persona que se cruce en su camino, y quien recomponga las maltrechas piezas que forman Eleanor, merced a la fragilidad y al empeño del joven por ayudarla, sin tan siquiera reparar en el sacrificio que su entrega le pueda llegar a ocasionar.

Llegado el momento, el empeño de Frank por ayudar a Eleanor los colocará a todos en una encrucijada de difícil solución, más si se tiene en cuenta que hay fuerzas milenarias que no están dispuestas a dejar que nadie desafíe lo que tiempo atrás fue escrito y enterrado.

Al final, Eleanor tomará una decisión que la emparenta con su madre no sólo por el arrojo que dicha decisión esconde, sino por el desafío ante un estatus establecido, tan personal como existencial, el cual le abrirá la puerta hacia una esperanza que creía perdida.

Bizantium es una película hermosa, poética y tremendamente bella en su factura e interpretación. No pretende cambiar demasiado, pero sí dar otro punto de vista, impregnado de una melancolía que acaba por hacernos cerrar los ojos y escuchar el relato de una joven que no eligió ser lo que es, pero que tampoco se quiere dejar vencer por quien ahora es.

El resto, corre de su cuenta, una vez que se apaguen las luces de la sala.

 

Byzantium cartel