La sala Theatre Palais Croissette situada en la calle R. F. Amouretti, perpendicular a la avenida principal del Festival, junto al JW Marriot Casino Des Princes, albergaba ayer 18 de mayo, un encuentro particularmente interesante.

Cierto es que el 18 de mayo alrededor de las 15.30 horas el foco estaba en el epicentro del Festival. Tom Cruise comparecía en la pasarela delante del Grand Théâtre Lumière y luego iba a la sala Debussy para un encuentro rueda de prensa, con parte del equipo de filmación de Top Gun: Maverick (EEUU, 2022) (la coprotagonista Jennifer Connelly, el productor Jerry Bruckheimer y el realizador Joseph Kosinski arroparon al actor). Cruise comparecía acompañado igualmente de uno de sus hombres de confianza: Christopher McQuarrie, guionista y realizador de las más recientes Misiones Imposibles, estando ambos inmersos en la actualizada en la filmación de la misión número 8, que se filma de manera continuada a la 7. Sin embargo, la realizadora y guionista oriunda de Florida, Kelly Reichardt, albergaba unas reflexiones que constituyeron auténticos tesoros para el cinéfilo atento.

En la sala Theatre Palais Croissette, como decimos, pudo verse desde las 13.30 horas, Meek’s Cutoff (EEUU, 2010), primero de los dos westerns de su autora, o de sus dos particulares relecturas del universo western. El otro es First Cow (EEUU, 2020), una de las más fascinantes películas del cine estadounidense reciente, en opinión de quien esto escribe. Al pase del filme siguió un encuentro de casi hora y media con la realizadora.

Kelly Reichardt habló de su trayectoria, mencionando su relación profesional con el guionista Jonathan Raymond, que también es escritor. El debate se centralizó básicamente, según las preguntas que se le formulaban, en el filme que se acababa de proyectar. Eso sí, con alguna fuga hacia Old Joy (EEUU, 2006), o Certain Women (EEUU, 2016), de la que se emitió un extracto durante la entrevista o la también mencionada First Cow.

Encuentro con Kelly Reichardt en Cannes 2022.
Encuentro con Kelly Reichardt en Cannes 2022.

MEEK’S CUTOFF

La autora relata que el filme de 2010 transcurre en 1845, un período histórico donde América (EEUU) iba y venía, es decir, estaba en construcción. Trató de remarcar el proceso de alguien que vive de una manera más o menos confortable en el este del país, y se adentra en el Oeste, un mundo sin colonizar donde los peligros acechan en cada esquina. La idea de personajes femeninos en medio de la toma de decisiones, donde los hombres tratan de hacer valer su poder, le interesaba particularmente. La realizadora deja claro que para ella era importante realizar una suerte de alegoría del mandato de George Bush Jr. y la guerra de Irak, todavía reciente en aquel momento (Barak Obama ascendió al poder en 2008) con ciertas situaciones vividas en el filme.

Un rasgo común de los filmes de la realizadora es cómo se detiene en los detalles cotidianos y en los gestos de los actores realizando tales labores. Así, los personajes se retratan cruzando el río, abordando las actividades diarias, con especial detención en las actitudes, confrontando la capacidad de decisión con las dudas en medio de lo que parece una sacudida del cielo y la tierra debatiéndose. El peligro, en muchas ocasiones, no viene de ataques que provocan situaciones espectaculares, sino de la propia desolación y aislamiento.

Cuenta la realizadora como al terminar de filmar este western, se percata de que el mismo carece de un final, probablemente en términos más convencionales. Comparte dicha circunstancia con el también guionista y realizador Todd Haynes y éste le deja claro que al filme le conviene, es decir, que es algo positivo no tener un final específico.

Se le comentó a la directora cómo, a diferencia del periodista del western de John Ford, El Hombre que mató a Liberty Valance (The Man Who Shot Liberty Valance, EEUU, 1962), que decía que cuando tienes la realidad y la leyenda imprimas la leyenda, que es más bonito de ver, ella prefiere lo contrario. Kelly Reinhardt respondió que, efectivamente, sus films van en contraste con esa idea, pues para ella la verdad es mejor, más auténtica. Si se tiene en cuenta la proliferación de la “leyenda” en su país, marcado por la esclavitud, el racismo, etc. las leyendas conllevan vinculados ciertos peligros, que potencian la enorme batalla ideológica que impera actualmente en su país. Puedes ser activista o terrorista según ante quien estés hablando.

La realizadora llamó también la atención sobre el placer que le supone las adaptaciones de obras literarias, como punto de partida para otorgar su visión a las historias, expandiéndolas, así como a la hora de proporcionarles material a los actores para que compongan sus personajes. Para Reichhardt, probablemente el placer por partir de relatos cortos o novelas, proviene del confeso miedo a la página en blanco de todo guionista.

Reichardt disfruta mucho igualmente con el proceso de montaje, que es donde se terminan de perfilar los filmes. La especial detención en los rostros, los lugares de tránsito, el específico lugar donde va la música, y donde no. Para ella es muy importante tener el control del montaje final, pues cualquier defecto que pueda tener el filme, puede arreglarse con el corte apropiado.

Cuando se le pregunta por su manera de dirigir a los actores y actrices, la realizadora deja claro que cada actor/actriz tiene su manera de afrontar el trabajo. “…Diferentes personas necesitan cosas diferentes…”, proclama.

Encuentro con Kelly Reichardt en Cannes 2022.
Encuentro con Kelly Reichardt en Cannes 2022.

FIRST COW

La directora confiesa haberse sentido más libre al acometer First Cow que cuando realizó Meek’s Cutoff, por la sencilla razón de que, al transcurrir la primera en 1820, poca imagen hay de aquellos años. “…Al no haber una realidad impresa, me sentí más libre para filmar…” deja claro la realizadora. La segunda, ambientada 25 años después, contiene una realidad mucho más impresa: la de las caravanas, los nativos americanos, etc. Una realidad, en definitiva, de la que sí que se ha dejado constancia en algunas fotografías de la época, o en diarios de colonos que se vieron publicados, etc.

Kelly Reichardt confiesa disfrutar mucho con las secuencias de suspense o los largos parlamentos que cultivan otros realizadores (los hermanos Coen, etc.), pero que ella prefiere entregarse a un realismo y naturalismo a la hora de contar sus historias. La cineasta “…se siente perdida” ante las frases largas, y los diálogos copiosos que ocupan muchas páginas. El lenguaje del cine es lo suficiente rico como para mostrar lo que se necesita para contar las historias. Esta idea preside bastante el cine de la realizadora, que presenta Showing Up (EEUU, 2022) en competición en el festival, filme protagonizado por la actriz fetiche de Reichardt, Michelle Williams.

Carrosse D’Or para Kelly Reichardt

Kelly Reichardt recibe en la presente edición del Festival de Cannes 2022 la Carrosse D’Or que otorga la Societé des Realisateurs (SRF), un premio inspirado en el homónimo filme de Jean Renoir que premia “Las cualidades innovadoras del trabajo de un cineasta, su coraje, y su intransigencia en la puesta en escena y la producción”. Un galardón que previamente a Reichardt han recibido directoras como Naomi Kawase, Agnés Vardá o Jane Campion, desde su creación en el año 2002.