UNA MISTERIOSA AMENAZA. UN LUGAR AISLADO.
LA SUPERVIVENCIA NO ESTÁ GARANTIZADA.
En 1979, Alien, el octavo pasajero, el éxito de Ridley Scott, trasladó el género de terror al espacio exterior. En 1989, James Cameron hundió en las profundidades a una tripulación submarina en peligro en su película Abyss. Aprovechando lo mejor de ambas películas e introduciendo personajes y criaturas espectaculares totalmente nuevas, Underwater ofrece a los fans de la ciencia ficción y del terror una aventura tremendamente atractiva y visceral ambientada a 11 kilómetros bajo la superficie del mar cuya estrella es la aclamada actriz Kristen Stewart, que interpreta a un personaje que no le tiene miedo a nada.
Stewart encarna a Norah Price, una ingeniera de gran talento que se convierte en el líder de facto de un grupo de supervivientes después de que un desastre natural los golpee y los obligue a evacuar de la plataforma minera donde han estado viviendo. A 8.000 kilómetros de tierra firme, el grupo lucha por encontrar una forma de contactar con la superficie con la esperanza de que los rescaten. Pero no tardan en comprender que una peligrosa marcha por el fondo del mar podría ser su única forma de sobrevivir. Aterrorizados, Norah y el grupo empiezan a asumir que también se enfrentan a un tipo de amenaza muy diferente, una amenaza biológica con siglos de existencia desconocida que vive en las profundidades más oscuras.
De repente, las posibilidades de escapar se vuelven aún más remotas.
Las mejores películas del género siempre están basadas en el mundo real y, desde sus inicios, Underwater se concibió como una mezcla muy ambiciosa de ciencia ficción, acción, terror y humor, que podría producirse en un futuro no muy lejano. La película inició su andadura con una presentación muy original de guionista Brian Duffield, cuyos créditos incluyen la tercera entrega en 2015 de la serie Divergente, Insurgente.
El guion inicial de Duffield llamó poderosamente la atención del experimentado equipo de Chernin Entertainment. Comprendieron que la historia de una expedición minera submarina que sale mal tenía un potencial enorme, con unos personajes que deben hacer lo más inimaginable para sobrevivir en un entorno implacable.
«La sencillez del concepto me resultó muy atractivo», dice la productora Jenno Topping. «La película cuenta la historia de un grupo de individuos que intentan desplazarse del punto A al punto B en el fondo del mar mientras huyen de un monstruo. Este tipo de estructura y sus temas secundarios tenían una gran originalidad en un contexto de suspense y terror. Se basaba en los ejes tradicionales de ambos géneros a la vez que ponía en escena un entorno misterioso muy atractivo: el fondo del mar del que el 95% todavía no se ha explorado”.
«Se podría decir que es una película de supervivencia porque se trata de luchar contra los elementos, pero su peculiaridad estriba en que no sabes cuáles son esos elementos. Una de las cosas que más nos gustan de este mundo submarino es que hay muchas cosas desconocidas. En realidad no se sabe mucho de ese mundo ni siquiera más cerca de costa”.
Los productores contrataron a Adam Cozad (La leyenda de Tarzán) para refinar el guion y profundizar en las relaciones entre los personajes: Norah, el Capitán Lucien, la estudiante de biología marina Emily, el experto en operaciones Smith, el jefe de sistemas Rodrigo y el bromista Paul. Cozad buscó inspiración en Alien, el octavo pasajero, pero también en la secuela de 1986 de Cameron, la cinta repleta de acción Aliens: El regreso. En ambas, Sigourney Weaver interpretaba su papel icónico como la heroína Ellen Ripley.
«En lo que se refiere al personaje de Norah, en cierta manera es un homenaje a Ripley», dice Cozad. «No importaba si Ripley era hombre o mujer, y eso la convirtió en una pionera. Nadie había hecho un personaje de ese calado. La verdadera inspiración fue que Norah fuera un personaje donde su sexo realmente no tenía nada que ver con lo que representaba su arco dramático. Era una representación muy auténtica de un personaje. Es lo que vivimos en el mundo de hoy, el mensaje que corresponde a nuestro tiempo”.
A medida que el guion tomó forma, los productores buscaron a un director que pudiera reproducir la tensión extrema que exigía la historia y que se sintiera cómodo con los efectos visuales necesarios para contar una historia ambientada en su totalidad bajo el mar a la vez que introduce nuevas especies acuáticas. William Eubank demostró ser la elección perfecta. Después de un debut en la película independiente Love, el escritor, director y director de fotografía triunfó con su segundo largometraje, La señal, un siniestro thriller de ciencia ficción que causó un gran impacto cuando se estrenó en el Festival de Cine de Sundance de 2014.
Una vez que el ex director de fotografía presentó su visión de la película, quedó claro que no había un realizador más adecuado para la tarea de dirigir. «Will Eubank nos pareció un realizador muy interesante», dice el productor Topping. «En las reuniones iniciales, hizo gala de una curiosidad sorprendente. Estaba obsesionado con descubrir lo poco que sabemos de los misterios que rodean las profundidades del mar. Visualmente, nos gustó porque es un realizador increíblemente seguro e imaginativo. Además de su talento creativo, es enérgico, inteligente y un trabajador incansable, y todas esas cualidades terminaron siendo cruciales para el rodaje”.
Davis añade: «Rebosaba energía y entusiasmo y lo había visualizado todo. Cuando te presenta sus ideas, te da la impresión de que ya existen en su cerebro. Dijo: ‘Así es como va a empezar la película.’ Y lo dijo en la primera reunión donde también especificó la cámara que iba a utilizar. Eso da una idea de la precisión con la que abordó el proceso y el proyecto. Sabía exactamente lo que quería hacer”.
Por su parte, Eubank estaba entusiasmado con los temas de supervivencia extrema del guión, los misterios que pueblan las profundidades del océano y la claustrofobia que caracteriza ese entorno tan particular. «Sentimos un terror muy intenso por el agua y por lo desconocido», afirma el director. «En el momento en que estás en el agua, ya no controlas la situación. No puedes respirar. Está totalmente oscuro. Y a mayor profundidad, la sensación se hace aún más aterradora. De hecho, podría haber algo ahí abajo”.
Eubank y Cozad trabajaron juntos para evitar los tópicos de una «película de monstruos»; Era importante para ambos, así como para los productores, mantener en vilo al público y que la tensión aumentara a medida que la historia avanzaba. «Hay muchas películas con un monstruo, y tienes que estructurarlas de una manera muy particular», dice Cozad. «La escalada del miedo se produce de forma muy fluida y muy orgánica, algo que no puedes hacer en una película de terror normal. Los desafíos no acaban nunca”.
A medida que el guion avanzaba, Cozad enviaba borradores de ciertas escenas al director, que construía maquetas en el ordenador para ayudar a determinar el aspecto de las secuencias cuando se vieran en la gran pantalla. «Elaboraba unas representaciones CG en su ordenador los fines de semana y eran mucho más geniales de las que yo tenía en mi mente«, dice Cozad. «Les daba un aspecto mucho más épico”.
Para probar algunas de las ambiciosas ideas de Eubank, los realizadores hicieron una sesión de prueba de un día para crear una pieza de 90 segundos que serviría como prueba de concepto. En esa pieza, un miembro de un equipo de minería submarina escucha algo por la radio que no suena bien, y sale a caminar por el fondo del mar para encontrarse con una compañera de trabajo en otra zona pero está desaparecida y sólo queda uno de sus guantes. Cuando se da la vuelta, un monstruo salido de la nada se abalanza sobre él. Al estudio le gustó lo que vio, y así fue como Underwater se puso en marcha.