«OZ, UN MUNDO DE FANTASÍA»: Entrevistamos al ilusionista LANCE BURTON

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En ocasiones, uno tiene la oportunidad de ver el cine desde una perspectiva diferente, aportando un acercamiento fresco y novedoso. Hablar con un profesional del ilusionismo como Lance Burton, una de las figuras más importantes de la magia en Las Vegas, sobre la naturaleza del cine sin duda aporta una de esas oportunidades.

Burton ha sido el encargado de asesorar a Sam Raimi y James Franco en lo referente al mundo de la magia para la película Oz, Un Mundo de Fantasía.

A lo largo de esta entrevista hemos podido hablar del carácter icónico de la obra de Frank Baum o de lo que hace falta para convertir a un actor en un ilusionista, pero también de la estrecha relación entre el mundo del cine y la magia y cómo ambos utilizan las historias y los trucos visuales para sorprender al espectador.
¿Cómo entraste a formar parte de “Oz, un Mundo de Fantasía”?

Recibí una llamada del productor Grant Curtis. Él me preguntó si estaría interesado en participar, me explicó el argumento y me pareció muy interesante. Le pedí que me enviara el guion para ver de qué forma introducían el tema de la magia y cómo lo desarrollaban, a qué tipo de magia se referían, para así ver de qué manera yo podía ayudarles.

Cuando lo leí me pareció fantástico y me encantó el modo en que integraban el concepto de la magia dentro de la historia.

¿Eras ya un fan de la película original y de las novelas de Frank Baum?

Sí, aquí en Estados Unidos vemos la película todos los años. Es una tradición anual que comparto con mi hermana desde que éramos pequeños. Cuando vi la película por primera vez quedé horrorizado con la Bruja Mala y tuve pesadillas durante mucho tiempo. Un año más tarde, cuando iban a reponer la película yo quise repetir y mi madre me recordó lo que había pasado la vez anterior. Yo le dije que ya era un niño grande y que no me daba miedo.

Por supuesto, la volví a ver y tuve pesadillas otra vez.

Con respecto a los libros, yo había leído las primeras novelas y me habían encantado, pero fue después del rodaje de la película que me compré toda la colección y me la leí completa, los 15 libros. De hecho, hace apenas un mes que terminé con el último volumen y me han fascinado.

¿Cómo fue tu relación con ese otro gran ilusionista que es Sam Raimi?

Ha sido una relación fantástica y una gran oportunidad poder trabajar con él. Lo que más me sorprendió fue su interés en que todo pareciera auténtico. Me pidió que le enseñara a James Franco cómo funciona realmente la magia y cómo ser un mago.

No sólo los trucos y los aspectos técnicos necesarios, sino también la forma de moverse y comportarse, de qué manera entrar en una habitación, cómo reaccionar con lo que hay a tu alrededor, o coger algún objeto de una mesa. Quería que él actuara realmente como un mago.

¿Qué tal fue el trabajo con James Franco? ¿Consideras que tiene habilidades para ser un buen mago?

Si James Franco estuviera interesado en convertirse en mago, sin duda podría serlo. Es una persona que aprende muy rápido y que absorbe todo lo que le dices y lo emplea en su trabajo. Cuando le enseñas magia a alguien el problema principal suele llegar en el momento de la escenificación.

Puedes explicarle perfectamente cómo realizar los trucos, pero la prueba de fuego es cuando tiene que subirse al escenario. Por muy bien que conozcan los pasos, muchos son incapaces de llevarlos a cabo y eso conlleva mucho tiempo de ensayos hasta que se habitúan a la escena. Cuando empezamos a preparar el personaje, James Franco enseguida demostró habilidad con los elementos técnicos, cuando vi que ya los desarrollaba bien le pedí que los escenificara para la cámara y lo hizo bien a la primera.

Como digo, es un actor que aprende muy rápido.

Lance Burton

En la película, Oz utiliza trucos y tecnología para crear sus ilusiones y, por último, recurre a la ciencia para luchar contra la magia de Theodora y Evanora. En la vida real, ¿cómo de importantes son estos recursos para un mago profesional como usted?

A lo largo de la historia, los magos han sido pioneros a la hora de popularizar el uso de la tecnología. De hecho, algunos de los primeros cineastas eran magos e incorporaron esa nueva herramienta a su trabajo. Es más, generalmente, toda nueva tecnología tiene algo de mágico hasta que es incorporada de manera cotidiana a nuestro día a día.

A principios de los 90, los teléfonos móviles tenían algo de mágicos. Podías hablar en cualquier lugar y ver a alguien utilizando uno nos parecía chocante y sorprendente. Después se convirtió en algo normal y perdió ese componente mágico. En realidad, la magia es principalmente una forma artística basada en la lógica.

Precisamente hablando de esos cineastas pioneros como Georges Méliès, el cine ha estado siempre íntimamente relacionado con la magia. Desde su perspectiva profesional, ¿qué similitudes encuentra entre ambas formas artísticas?

Son tremendamente similares. Particularmente siempre he pensado que un buen truco de magia necesita contar con una buena historia de fondo. Uno de mis trucos favoritos es The Miser’s Dream (El Sueño del Avaro) que consiste en que el mago haga salir un dólar de plata del pelo o de un hombro del voluntario que tiene en el escenario.

A todo el mundo le gusta ese truco, porque tiene una buena historia detrás.

Si la magia fuera auténtica, nos encantaría poder conseguir dinero gratis del aire. En el cine, también hace falta un buen argumento que soporte la fantasía de las imágenes, si no los espectadores no se emocionarían con lo que están viendo.

Tras esta colaboración con “Oz, Un Mundo de Fantasía”, ¿crees que puede ser interesante el asesoramiento de un mago en una película, aunque ésta no esté necesariamente relacionada con el mundo de la magia?

No lo había pensado y es algo que nos podríamos plantear. Sin duda creo que el concepto de la magia se puede incorporar perfectamente a otro tipo de películas. Mi experiencia en Oz, Un Mundo de Fantasía ha sido estupenda y me fascinó conocer a cantidad de artesanos, sobre todo en el terreno de los efectos especiales. Uno de ellos, uno de los principales responsables de los efectos especiales, me contó que también quiso ser mago de pequeño y que eso le ha sido muy útil en su carrera.

Desde luego, la incorporación de toda esa tecnología, los efectos digitales, resulta muy interesante y hay personas muy especializadas en estos campos que lo que hacen es auténtica magia visual. Así que sí, creo que el cine puede perfectamente acoger a los profesionales de la magia dentro de la industria.

Oz, Un Mundo de Fantasia