Cuando se le pregunta a Veronica Cartwright por Invasión (The Invasion, EE. UU. 2007), la cuarta de las versiones del relato de Jack Finney sobre los Body Snatchers, protagonizada por Daniel Craig y Nicole Kidman, tiene claro que el trabajo de Oliver Hirschbiegel no fue del todo respetado. La experimentada estrella entró en el reparto de este filme a propuesta del mencionado realizador, quien le propuso que afrontase su personaje, Wendy Lenk, como una continuación del interpretado por ella en la versión de 1978. Esto quiere decir, que la actriz se vio nuevamente tratando de pasar desapercibida entre los invasores, despertando en ella una suerte de ansiedad y paranoia, que se ve reforzada por el hecho de que al mismo tiempo su personaje es paciente de la psiquiatra interpretada por Nicole Kidman. Se da con su personaje la paradoja de que, frente a la desesperada afirmación, hecha en el diván, de que su esposo ya no es él, sino otra persona o cosa, recibe de su psiquiatra la receta de un antisicótico.

Mencionó la veterana intérprete, que se contrató a un director muy cercano al universo Matrix, a las hermanas Wachowski, al final del rodaje. Se refiere a James McTeigue, ayudante de dirección en la primera trilogía de la referida saga. El australiano McTeigue se hizo cargo de filmar escenas adicionales para Invasión un año después de la conclusión del rodaje por parte de Oliver Hirschbiegel. Las nuevas secuencias fueron rescritas por las hermanas Wachowski, alterando sustancial y conceptualmente gran parte del filme.
El guion original de Dave Kajganich, especialmente respecto del final previsto, fue reescrito de arriba a abajo. Todo ello ocurrió “para peor”, en opinión de la actriz. Así, por ejemplo, la idea de los guionistas de que en esta ocasión las criaturas usurpadoras lanzan una especie de líquido viscoso que escupen a los humanos, no devino en demasiado afortunada, según la propia actriz.
La veterana actriz, lamentó profundamente, en definitiva, algunas de las decisiones tomadas en torno a ese filme, muy prometedor sobre el papel.
Encuentro con Oliver Hirschbiegel
Para la actriz británica afincada en Los Ángeles, Invasión constituyó, en cualquier caso, la valiosa oportunidad de conocer al realizador alemán, director de El Hundimiento (Der Untergang, Alemania, 2004), un hombre muy divertido, con las cosas muy claras, pero para quien la experiencia no fue satisfactoria por las circunstancias expuestas.
En cualquier caso, vista Invasión con la perspectiva del tiempo, siendo decepcionante, probablemente por las circunstancias expuestas por la actriz, resultan de ella, sin embargo, algunos puntos de interés. Los tiempos de esta película pertenecen a la era post 11-S y anteriores a la pandemia mundial de 2020. Las referencias a la segunda guerra del golfo, a la intensa ofensiva de 2003, primero sobre Afganistán luego sobre Irak, así como a las complejas relaciones entre Hugo Chávez y George Bush (que de alguna manera tienen un reflejo más desquiciado entre Donald Trump y Nicolás Maduro 11 años después) aparecen debidamente contextualizadas en la trama. Los terribles tiempos de la crisis humanitaria de Darfur, Sudán, en 2003, es decir, la deriva de una guerra civil que operó como una limpieza étnica, también aparecen mencionados en el filme de 2007.
Estos hechos se emplean como implacables conclusiones de la condición humana por parte un personaje en el filme. Ocurre en la distendida secuencia de la cena diplomática. El personaje, a la postre, de nacionalidad rusa, bromea sobre si debería recibir una vacuna, una inoculación para “ver la vida” y “ver el mundo” como lo hacen los estadounidenses.

Virus espacial, pandemia profética
Pero, por encima de estos aspectos políticos que enriquecen la lectura, sobrecoge visualizar este filme de 2007 en el año 2025, porque como sociedad global hemos pasado (¿superado?) una pandemia global, con toda la devastación que ha conllevado a nivel personal, familiar, institucional, de cambios de formas de vida, en definitiva, en numerosos aspectos. En este sentido, Invasión puede entenderse en términos visionarios, dieciocho años después de su estreno. Hábilmente, los guionistas conciben la invasión, esta vez, no a través de unas vainas del espacio que nos dan “el cambiazo” cuando dormimos, sustituyendo nuestro cuerpo por uno fabricado en esas vainas, como ya habíamos visto en tres ocasiones.
Esta vez nos encontramos ante la cepa altamente contagiosa de un virus espacial, traído a la Tierra al venir incrustado a un trasbordador de regreso de una misión espacial. La nave se estrella en los alrededores de Washington D. C. El virus penetra en el cuerpo humano, se mezcla a través del torrente sanguíneo, con los diversos sistemas vitales y al dormirse la persona contagiada, el virus espacial actúa tomando el control del organismo. De esta manera transforma al ser humano en las ya conocidas criaturas, sin sentimientos ni emociones.
La manera de neutralizar la amenaza en esta ocasión proviene, no del ejército, no del Ministerio de Sanidad, no de un doctor de provincias. Proviene de la ciencia médica. Los expertos en epidemias y pandemias serán los “héroes del día” en esta visión de la historia.

En concreto los personajes interpretados por Daniel Craig y Jeffrey Wright, el epidemiólogo Ben Driscoll y el doctor Galeano, respectivamente. Todo ello sin perjuicio de que la narrativa del filme pivote alrededor de la psiquiatra Carol Benell (Nicole Kidman) y su hijo Oliver (Jackson Bond), inmune al virus del espacio exterior. También del relevante hecho de que el padre del chico, el director del centro de control y prevención de enfermedades, Tucker Kaufman (Jeremy Northam), divorciado de Carol, sea uno de los primeros contagiados por la cepa extraterrestre.
Héroes científicos en la urbe
Para acabar de complicar la trama, se introduce la deriva del personaje de Ben Driscoll que se va convirtiendo en la pareja sentimental de Carol. El personaje, uno de los héroes del filme, es convertido en uno de los “ladrones de cuerpos” en uno de los álgidos instantes de la trama. La manera de resolver la invasión, al ser calificada como una pandemia global, deviene en encontrar un antídoto, fabricarlo y distribuirlo entre la población mundial, como ocurrió en nuestro mundo en 2020. Invasión, como La Invasión de los ultracuerpos, transcurre en entornos urbanos. El filme de Hirschbiegel ocurre entre Washington D. C. y Baltimore.

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LAS VAINAS DEL ESPACIO QUE INVADIERON SAN FRANCISCO EN 1978. EL FARO QUE AÚN NOS GUÍA EN 2025
1. IDEAS INTRODUCTORIAS. UNA CONVERSACIÓN CON VERONICA CARTWRIGHT SOBRE EL FILME DE 1978
3. LAS CONNOTACIONES HISTÓRICO-SOCIOLÓGICAS QUE HABITAN EN LA INVASIÓN DE LOS ULTRACUERPOS EN 1978
4. UN CASTING DE ENSUEÑO REUNIDO EN 1978
5. INVASIÓN EN 2007. UNA IRREGULAR CUARTA INVASIÓN POST 11-S Y PRE-PANDEMIA DE 2020.









