EL DUEÑO DEL ÁTOMO: La editorial BERENICE Berenice recupera relatos fantasía y ciencia-ficción españoles

1034

La editorial Berenice acaba de publicar El dueño del átomo de Ramón Gómez de la Serna, un libro de «novelas» en cuyo primer relato, que da título a la colección, este genio de la literatura  que fue Ramón, con la intuición que le caracterizó siempre en sus escritos, anticipó claramente, nada menos que en 1928, tanto la bomba atómica  como los peligros energía nuclear.

Seguido de ocho relatos novelescos más de diversa índole y temática, El dueño del átomo narra la historia de un físico obsesionado con someter la energía del átomo y dominar el mundo. La precisión y el detalle de Gómez de la Serna hacen de la suya una intuición técnica, en la que, “sin necesidad de la física ni del cálculo”, nos muestra las consecuencias del principio de la fisión nuclear. Esa capacidad, irónicamente realista hace que su relato se lea casi como un presentimiento poético más que como un invento al modo de la ciencia-ficción clásica. La intrigante trama y su final parabólico lo convierten en una lectura siempre actual sobre la ciencia, la aplicación técnica, el conocimiento humano y los límites del hombre.

Además de la fascinante anticipación que supone el que le da título a esta obra,  el libro incluye otros ocho relatos  que versan, entre otros temas, sobre la importancia de una capa, los dilemas de una casa triangular, la teatral y pobre casa de comidas apodada “El Ruso” y la gripe. En palabras de su hermano, Julio Gómez de la Serna, el conjunto supone una perfecta introducción a la “manera literaria” del creador de la greguería, de este escritor total e ingenio precursor que fue Ramón.

Con la edición de este libro la editorial Berenice pretende recuperar textos de literatura  de anticipación,  fantástica y ciencia-ficción española que han estado olvidados, entre ellos El dueño del átomo, escrito, según el prologuista, por uno de los mayores genios que ha dado las letras española, gran precursor de la literatura moderna en España e incansable divulgador de las vanguardias artísticas.  Añade en su prólogo Bonilla: «Una vez escribí que Ramón era el confetti de la literatura española, confetti especialmente valioso en las épocas en las que la literatura española parecía un velatorio. Me lo sigue pareciendo. Me sigue pareciendo un autor que deslumbra y que, por encima de todas las demás virtudes de su obra irregular, excesiva, prolífica, conserva siempre una marca personal y reconocible, haga lo que haga. Una marca que lo convierte en autor inclasificable, o al que sólo se le puede clasificar en un departamento que lleve su propio nombre. No hay muchos otros autores de los que se pueda decir lo mismo.»