Hace unas semanas que la renovada Lucasfilm, controlada por Disney, anunció el esperado salto a la televisión de imagen real con la apertura de una división destinada a desarrollar series basadas en el rentable universo (muy, muy lejano) creado por George Lucas hace ya más de 4 décadas. La intención de colonizar las pantallas domésticas de la mina de oro galáctica no es nueva. De hecho, el primer paso de Lucasfilm tras el estreno en Una nueva esperanza en 1977, y antes de comenzar con El imperio contraataca fue la realización del ‘Star Wars: Holiday Special’, un variopinto capítulo único (que mezclaba la comedia de situación, la animación y el musical) cuya existencia se ha intentado borrar, sin éxito, de la faz de la Tierra.
Con el éxito de ‘El retorno del Jedi’ Lucas reconoció un filón en la primitiva tribu de “pseudo-oseznos” de la Luna de Endor a fin de explotarlos con productos enfocados hacia un público infantil. Aprovechando el vestuario y a los actores del filme, George Lucas puso en marcha dos telefilmes: La aventura de los Ewoks (1984), que llegó a tener distribución en las salas de cine españolas, y La batalla del planeta de los Ewoks, que llegaría un año más tarde con una ilustración para el cartel internacional que podría ser el más engañoso de la historia del cine.
En esta estrategia también estaban incluidos los androides bandera de la saga, de modo que C3-PO y su complemento R2-D2 compartieron con los ewoks el lanzamiento de sendas series animadas durante el año 1985. Droids y Ewoks no sólo tenían el denominador común de contar con una producción técnicamente insatisfactoria, sino que abandonaban por completo a los protagonistas de la saga fílmica en favor de unos nuevos, excesivamente caricaturizados y completamente desconocidos para la audiencia.
De otro lado, y rescatando a los personajes principales de las precuelas, llegaba en 2003 la curiosa (e imprescindible) serie de animación tradicional de The Clone Wars, adaptada por el genial animador de origen ruso Genndy Tartakovsky. El concepto de las Guerras Clon protagonizadas por Anakin Skywalker y Obi-Wan Kenobi fue reformulado por un serial homónimo, realizado esta vez en 3D, por Dave Filoni. Una pintoresca apuesta que comenzó con un largometraje estrenado en cines en 2008 y cuya vida se extendió hasta 2014. Agotada la vida de las Clone Wars, y con la adquisición de la franquicia por parte de Disney, apareció Star Wars: Rebels, secuela de la anterior también comandada por Filoni, ambientada en la trilogía clásica donde se pudieron ver algunos de los personajes fundamentales de las películas.
Volviendo al futuro, el encargado de hacer funcionar el nuevo departamento de series de imagen real de Lucasfilm será Jonathan Kolia Favreau, Jon Favreau, un artesano neoyorquino cuyo principal logro ha sido el de arrancar el universo cinemático de Marvel Studios dirigiendo Iron Man en 2008, aun cuando los derechos del personaje estaban en manos de Sony. Favreau, que además es un competente actor, se ha mantenido unido a Disney con el crédito de productor ejecutivo en la saga protagonizada por Tony Stark, además de reservarse el curioso papel de Happy Hogan, el innecesario guardaespaldas del multimillonario vengador. Como director, su vinculación con el gigante del entretenimiento es de reseñar ya que ha llevado a buen puerto la adaptación a imagen real de El libro de la selva (y su secuela anunciada) y una operación similar con El rey león que llegará en 2019.
El remozado universo de la Guerra de las Galaxias tampoco le es ajeno a Favreu ya que habría participado como actor en varios doblajes de personajes en The Clone Wars y, próximamente, en el papel del alienígena simiesco Rio Durant (con diálogos y captura de movimiento) en Han Solo: Una historia de Star Wars, a las órdenes de Ron Howard.
Aún sin fecha de lanzamiento, Lucasfilm estrenará la serie como principal reclamo del catálogo de su plataforma de televisión digital, diseñada para competir con Netflix, HBO, Hulu o Amazon.
La guerra (de las galaxias) está servida.