CRÍTICA: 30 DÍAS DE NOCHE. NIEVE ROJA

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Guión y dibujo: Ben Templesmith
Colección Made in Hell# 102
Tomo de 96 páginas en color
ISBN: 978-84-679-0205-1
Precio: 12 euros
Norma Editorial[/dcs_p]

Rusia, invierno del año 1941. Los mandos militares alemanes todavía confían en una rápida victoria que les permita acabar con el mandato del camarada Stalin y librar al mundo del yugo que trae aparejado el comunismo.

Mientras tanto, las tropas alemanas empiezan a sentir en sus carnes la dureza del implacable invierno de las estepas rusas, estación que luego se convertirá en el más fiero general de las tropas soviéticas.

En medio de dicho escenario arranca la historia Nieve roja, escrita y dibujada por Ben Templesmith, uno de los dos creadores, junto con Steve Niles, de la saga 30 días de noche.

Con Nieve roja, Templesmith asume la labor de autor completo y lleva a sus ya celebérrimos vampiros gráficos -esos seres de enormes bocas y voraz apetito- hasta el escenario de la cruenta matanza en la que se transformó la operación Barbarroja.
Por un lado están las tropas de un pelotón de la Schutzstaffel SS, encargados de limpiar la zona en la que están de cualquier foco de resistencia y/ o habitante del lugar. Su misión está clara, por lo menos, para el líder del grupo; es decir, “obedecer las órdenes del Füher, acabando con los eslavos y judíos, y obtener el espacio vital que el pueblo alemán necesita”.

Frente a ellos, un grupo de combatientes soviéticos, algunos de ellos pertenecientes a los míticos cosacos, empeñados en impedir que el enemigo logre su cometido.
Y, en medio de todos ellos, los indefensos habitantes del lugar, expuestos, tanto a las matanzas de los nazis como a los atropellos por parte de los comisarios del partido comunista de la zona.

Con lo que no contaban ninguno de los dos grupos antagonistas es que sus matanzas y excesos no pasarían inadvertidos para una horda de vampiros, liderados por una aniñada, pero sanguinaria vampira, siempre ansiosa por chuparle la sangre a cualquiera que caiga en sus manos.

Templesmith juega con el dicho “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” y obliga a los personajes a convivir y trabajar entre sí, gracias, en gran parte a la intervención de un oficial británico destinado para ayudar a las tropas soviéticas.

El guión es simple, sin necesidad de muchos requiebros, pero sin perder, por ello, la oportunidad de plasmar la personalidad de algunos de los personajes, sobre todo la relación entre el cabo Charlie Keating y Nikolai, único superviviente de la familia que aparece en la historia. Nieve roja demuestra que 30 días de noche se puede extrapolar a casi cualquier escenario, no sólo porque el mito del vampiro se transmuta con enorme facilidad, sino por el talento del dibujante.

Templesmith sabe cómo lograr que su peculiar grafismo nos cuente tanto un momento de intimidad como una masacre de la SS, o una de las muchas carnicerías que jalonan el paso de los vampiros que aparecen en la narración.

Dura, áspera, a veces confusa por la forma en la que Templesmith difumina los contornos, Nieve roja es una muestra más del talento de un dibujante que no deja de sorprender por lo arriesgado de un estilo gráfico tan impactante como apropiado para las historias que cuenta.

Un número digno de figurar en la biblioteca de quienes disfrutan con el trabajo de este autor y con las buenas narraciones gráficas de terror.