Cuando el cine aún era mudo, en el año 1922, las salas de cine se estremecían con una producción alemana que adaptaba el clásico de la literatura de Bram Stoker, Drácula, aunque sus productores no contaban con los derechos. F. W. Murnau fue el director de Nosferatu, eine Symphonie des Grauens, en la que el conde Drácula -interpretado por Max Schreck– se presentaba como Orlok, Jonathan Harker era Hutter y Mina era Ellen. La localización de la historia también cambiaba Inglaterra por la ciudad de Viborg. Este largometraje fue el elegido por el Aula de Cine de la Universidad de La Laguna como colofón a la reciente inauguración de su nueva sala ubicada en los Multicines Tenerife. La audiencia pudo disfrutar del film, uno de los máximos exponentes del cine expresionista alemán, en pantalla grande.
Esta película ha influido en numerosas producciones del género, desde el Drácula (1992) de Francis Ford Coppola, al cine de Tim Burton o la serie de Guillermo del Toro The Strain, y Werner Herzog dirigió en 1979 el remake Nosferatu, el vampiro de la noche, con Klaus Kinski en el rol protagonista.
Y aunque el verano pasado se desvelaba que el director de La Bruja (en cines desde el viernes 13 de mayo), Robert Eggers, preparaba una nueva versión de la película, el realizador David Lee Fisher ha tomado la delantera y se ha anunciado esta semana una pieza fundamental en su cartel: Doug Jones será esta vez Nosferatu. El camaleónico actor ha sido, entre otros personajes fantásticos, Abe Sapien en las películas de Hellboy, Estela Plateada en Los 4 fantásticos y Silver Surfer, el Hombre pálido y la criatura mitológica de El Laberinto del Fauno, y fue Cesare en la opera prima de David Lee Fisher, su remake -o “remix”, como él lo denomina- de El Gabinete del Dr. Caligari.
Ambos proyectos se caracterizan porque los actores graban sus interpretaciones en croma para ser insertadas en postproducción en las recreaciones digitales de los decorados ideados por Murnau.