El Camino de la Cabra (serie regular/apuesta)

[Korvec]

Capítulo XLVI


Una de las mayores sensaciones de alivio, es la que casi todos hemos sentido alguna vez durante nuestra niñez, al despertar en la cama y recordar que es sábado.

Durante unos fugaces segundos, al despertarme a oscuras en una cómoda cama, me permito pensar que acabo de despertar de una larga, terrible y extraña pesadilla. Por desgracia, la ilusión dura poco, en cuanto mi cabeza se aclara, me doy cuenta de que está, no es mi habitación en el hospital mental y los recuerdos de los últimos días, me ubican de nuevo con brutal rapidez, en la terrible realidad.

?No te quejes, por lo menos no has despertado en un tarro?.

Intento incorporarme, pero soy retenido por un par de suaves vendas elásticas, que sospecho que se encontraban conectadas a algún tipo de chisme de alarma o eso, o alguien me está vigilando. Las luces se encienden y ahora puedo ver una espaciosa estancia con varias camas vacías. Escoltado por un par de guardias fuertemente armados, reconozco a la doctora de las buenas domingas, al bastardo de ?Exbati? que me mira con tanta animadversión como la que sospecho yo siento por su persona y por un hombre anciano en silla de ruedas, que sospecho debe ser el que ?parte el bacalao?.

?Si fuese un poco mas joven, le rapases el pelo y le afeitases la barba, podría pasar por el jefe de los X-Men?.

- Le recomiendo que descanse ahora que puede ? la voz del tipo en silla de ruedas, es firme y pausada -. En lo sucesivo, va a tener pocas ocasiones para el descanso? si es que quiere seguir vivo claro.

Esas palabras, no parecen muy halagüeñas, pero ahora mismo, mi atención está mas centrada en la anatomía de la doctora, que en las palabras del barbudo.

- Creí que dijo ?sedante suave?.

La doctora sonríe maliciosamente mientras el barbudo de la silla de ruedas, se carcajea abiertamente. Empiezo a sentirme como si alguien hubiese explicado un chiste que yo no soy capaz de pillar.

- En realidad ? dice entre risas el minusválido -, vista su agresividad, decidimos mantenerle sedado hasta que concluyésemos las pruebas.


?¿Pruebas??.

- ¿Y cuanto tiempo a sido eso?.

?Domingas? y ?Exbati? miran al barbudo que contesta con toda naturalidad:

- Algo mas de doce horas.

- ¡ Doce horas!. ¿Pero que tipo de pruebas me han hecho?.

Ahora es la doctora la que habla con una voz tan cálida como el filo de un cuchillo.

- Todas.

Se produce un tenso silencio. Supongo que esperan que yo diga algo, así que aprovecho para preguntar.

- ¿Y mis amigos?.

- Descansando.

- ¿Quiere decir para siempre?.

Supongo que debería mirarle a la cara, pero mis ojos se desvían hacia el escote de la doctora. El tipo de la silla de ruedas, es el que responde a la pregunta.

- Sus amigos se encuentran bien. Creo que aun no se ha dado cuenta de la situación en la que se encuentra. De no haberle ? recogido ? estoy casi seguro de que a estado a punto de decir secuestrado -. Ya estarían todos muertos.

- Esa es solo su opinión ? hago una pequeña pausa para tomar aire -. Supongo, que si ya han terminado sus pruebas, me devolverán al centro psiquiátrico.

?¡ De eso nada !?.

Los dos hombres y la mujer intercambian unas miradas que no me gustan nada. Finalmente, el hombre mayor, vuelve a ser el que realiza funciones de portavoz.

- Permítame que le ponga la corriente. Ante todo, lo primero es lo primero. Yo soy el doctor Emilio Rodríguez y mi especialidad, al igual que la de mi colega ? Rodríguez, mira a ?Exbati? -, el doctor López Resnik, es la neurología.
-
?Estudian las seseras. Eso tiene sentido?.

- Nuestra bella colega ? ahora el minusválido barbudo, señala hacia la amiga de los sedantes -, es la doctora Marta una de las mayores expertas en hematológica.

Supongo que esperan que yo diga alguna frase cortes como ?encantado de conocerles? o alguna mierda similar, pero lo cierto, es que ni estoy encantado ni me apetece conocerles. Ante mi silencio. El doctor Emilio continúa.

- En fin? supongo que durante sus experiencias hay fuera, se habrá dado cuenta de la gravedad de la situación.

- ¿Se refiere a la epidemia?.


- Esa epidemia, es ciertamente parte del problema, pero ?El Culto?, es lo que destruirá a la humanidad.

Me carcajeo con ganas, mientras todos me miran como al demente que supongo que soy.

- Ya le dije que tipo de persona era ? por fin ?Exbati? o Resnik como me acaban de decir que se llama, se ha decidido a romper su mutismo -, deberíamos?

No termina la frase. Su colega impone silencio con un severo gesto. Luego me pregunta mientras me dedica una mirada glaciar:

- ¿Le parece gracioso?.

- Cada milenio ? consigo contestar dejando de reír -, algún iluminado profetiza el final de la humanidad. Pero da la casualidad, de que aun seguimos aquí.

?Muy bien, tírale de la lengua. Haz que te explique lo que sabe?.

El doctor Rodríguez, se acomoda en su silla de ruedas. Parece que se prepara para dar una larga explicación.

- Creame la humanidad, jamás se ha enfrentado a una amenaza tan seria como esta.

- Solo se trata de una secta de chalados ? miento -, se aprovechan del caos y del pánico para sus fines.
Soy muy consciente de que eso es una trola que no me la creo ni yo, pero prefiero parecer un simple ignorante. Aunque creo que no me han creído del todo, por espacio de casi media hora, me ponen al corriente de la situación.

Al parecer, esa variedad de rabia, apareció hace ya un par de meses en el continente Africano. Afirman que desconocen su origen y han barajado un par de peregrinas teorías al respecto, pero intuyo que mienten y que saben bastante mas de lo que dicen sobre ello. En cualquier caso, puede ser peligroso curiosear al respecto si resulta que ellos tienen algo que ocultar en ese sentido. El virus, se extendió como la pólvora y viendo el temible potencial, la ONU, creo un equipo de especialistas para frenarlo. Por descontado, las noticias apenas comentaron algo sobre una terrible epidemia en África, pero la noticia pasó por varios filtros y solo fueron emitidas por televisión, fotografías de decenas de muertos. En resumen, nada nuevo, nada por lo que preocuparse.

Hubo varios intentos de frenar ?la plaga? como la denominaron. Aunque no han especificado, intuyo que debieron ?purificar? poblaciones enteras mediante bombas de vació (1). En cualquier caso, bien a bordo de un avión o de una patera, la plaga abandonó ese continente y llegó a Europa y ahí es cuando comenzó la auténtica ?diversión?. No pudieron ocultar al mundo, un fenómeno tan curioso como el de los muertos vivientes o el de un nuevo tipo de rabia para el que aun no existe vacuna y que afecta a todo tipo de mamíferos.

Aunque obviamente, si triunfaron a la hora de ocultar la existencia de ?El Culto?.

- Entonces ? recapitulo -, los miembros de ese culto, son capaces de controlar a los muertos vivientes.

- Es algo mucho mas complicado.

Se produce otro de esos tensos silencios y los dos hombres y la mujer intercambian miradas una vez mas. Sin duda, vacilan a la hora de contarme algún tipo de secreto. Finalmente, el mas anciano de los tres me mira a los ojos y dice:

- No es el culto el que controla a los muertos, es ?la infección? la que controla a los miembros.

Intento poner cara de sorpresa.

- ¿Ya lo sabia? ? la voz de la doctora, deja a las claras que no se ha tragado mi ?expresión de sorpresa?.


?¡Cuidado!. Recuerda que no hay tonto mas rematado que el que se pasa de listo?.

- En realidad? - vacilo, ¿qué es lo que sé realmente? Y ¿qué es lo que me conviene saber? -, he observado algunas cosas raras pero?

- Ese virus, es un sistema vivo como no habíamos imaginado. ? El anciano neurocirujano, habla del virus casi con reverencia -. Se multiplica, invade organismos. En la primera fase, el cuerpo lucha por su supervivencia y intenta librarse del virus. Es la fase febril que puede prolongarse un par de días y en algunos casos, se ha llegado a dar el caso, de sobrevivir a él. Una vez el cuerpo a sido ?infectado? pasa a la fase ?rabiosa? en la que tratará de propagarse a otros vehículos. Teóricamente, ese estado podría ser reversible a nivel físico, aunque el daño cerebral llega a ser considerable a partir de las veinticuatro horas. En ese estado, el cuerpo puede vivir incluso un par de semanas si consigue alimentarse.

- ¿Y los muertos vivientes?.

- A eso ibamos ? al Doctor Rodríguez, no le ha gustado nada mi interrupción, aunque creo que lo intenta, no logra disimular la irritación de su voz -. Cuando el cuerpo fallece, o cuando el virus se encuentra con un organismo muerto, consigue de alguna forma propagarse y activar algunas funciones motoras rudimentarias. Obviamente, los cadáveres están sordos, ciegos y por supuesto carecen de todo sentido del gusto o del tacto.

- ¿Seguro que no pueden ver?.

Recuerdo la cabeza cercenada de ?Chanquete? como en ocasiones parecia seguirme con la mirada.

- Del todo. Pero disponen de una especie de ? sistema de radar similar al de los murcielagos que a la vez, les permite comunicarse y detectar a sus presas. Por descontado, también trataran de propagar el virus, aunque a diferencia de los ?rabiosos? no cazan individualmente, sino en grupos. Su sistema de radar, les permite formar una especie de red. Aunque su función principal, es servir como nodos de una gran red.

- No lo entiendo.

Y esta vez, es totamente cierto.

- ?La Plaga? esta viva, pero carece de un cuerpo físico, es un ser echo de información que utiliza a los seres humanos que es capaz de ?poseer? como sus apéndices.

?Eso tiene sentido?.

- Por algún motivo ? continua -, solo puede poseer a determinadas personas, aunque nos consta, que ?El Culto?, está experimentando con antenas.

- Y esas personas, son mayormente enfermos mentales.


Ninguno de los tres doctores se muestra sorprendido.

- De echo no. Nos consta que también ha sido capaz de poseer a personas mentalmente sanas.

?¿En ese caso para que nos querían?".

- Entonces. ¿Por qué nos sacaron de ? - estoy a un pelo de decir ?casa? pero rectifico en el último momento -, nuestro centro.

- Porque ?El Culto? los ataca. Ahora sabemos, que buscándole a usted.

- ¿A mi?.

- No se haga el sorprendido ? ahora es ese bastardo de Resnik el que habla -. ¿Acaso cree que le encontramos por casualidad?. Un programa similar al Echelon, interceptó su conversación con ?el líder?.

- Sabemos ? El Doctor Rodriguez, vuelve a recobrar el protagonismo en la conversación -, por la forma en que le buscan, que usted es la clave para frenar o incluso terminar con esta amenaza.

- ¿Y que puedo hacer yo?.

Ahora, es la hematóloga, la que habla con una voz que no se esfuerza un ápice en ocultar el desprecio que siente hacia mi.

- Eso es lo que nosotros nos preguntábamos. Teníamos la esperanza de encontrar algún tipo de antídoto en su sangre o en sus células. Pero no es inmune al virus ni hemos encontrado nada que aparentemente, le distinga del resto.

- ¿Entonces?.

- Entonces ? tercia el hombre de la silla de ruedas -, tenemos un dilema. Por un lado, nuestra pequeña organización, se encuentra muy debilitada. ?El Culto? le está buscando y le encontrará. Es usted ahora mismo una ?patata caliente? y su permanencia aquí, pone en peligro a todo el proyecto.

- Comprendo.

?¿Seguro?. Porque yo no.

- Me alegra que lo haga ? en la expresión del Doctor Rodríguez, veo que no me cree, quizás por ello añade -.Lo que significa, que no sabemos para que diablos sirve usted, pero es nuestra única esperanza. Y no podemos permitir que caiga en manos del culto

- Vaya, es un alivio oir eso

Por algún motivo, quizás por la desagradable sonrrisa de Resnik, intuyo que estoy a punto de cambiar de opinión.

- Eso nos deja dos opciones ? continua mi interlocutor -, o le dejamos marchar con la esperanza de que sea capaz de apañarselas para sobrevivir hasta que descubramos como vencer a ?la plaga? o bien?

?Eso no suena del todo mal?.

- O bien ? continua -, practicarle una vivisección y guardar todos sus órganos para su estudio, hasta que encontremos una respuesta.


?Vaya. ¿Cuál crees que escogerán?".

Bueno, supongo que estoy entre personas razonables. Como me gustaría tener un arma a mano.


(1) Bomba de Vació: La bomba de vacío o ?bomba de fuel? es un arma que funciona en dos tiempos, en el primero, dispersa combustible pulverizado por la atmósfera que es detonado en el segundo tiempo incendiándolo produciendo un efecto similar al de un arma nuclear de baja intensidad pudiendo alcanzar la explosión temperaturas entre los 2500ºC y los 3000ºC lo que llega a consumir el oxigeno de la zona provocando un ?vació? que da lugar a su nombre. Aunque se creó originalmente para atacar trincheras desde el aire, actualmente se la utiliza para limpiar campos de minas y se dice que para ?purificar? una zona infectada, como podemos ver al principio del film ?Estallido?.

[Korvec]

Capítulo XLVII


¿Saben los cerdos cual es el final que les espera?. Reconozco, que esa es una pregunta que nunca he llegado a hacerme. Por lo menos, no abiertamente. Pero se trata de un ser que vive encerrado y donde es alimentado con el único fin de engordar, hasta el día de su matanza. Mas o menos como yo en el loquero hasta ahora.

?No te preocupes. No van a desmontarte y guardarte en botes?.

Me gustaría estar tan seguro de eso como el cabrón paranoico, pero lo cierto, es que empiezo a sentirme como ?Babe? y no creo que haya rebaño de ovejas que me salve.

?Si estos cabrones hubieran descubierto que es lo que te hace tan especial. No te habrías despertado y no se molestarían en explicarte la situación. Ya estarías siendo procesado a gran escala. Por suerte para ti, a mi también me tumbaron con lo que inyecto la zorra de buenas tetas. Pero mucho cuidado con lo que les dices. Si descubren que soy yo, lo único que te hace ?especial?, tus sesos terminaran en un bote?.

Supongo que solo hay una forma de comprobarlo. Así que me acomodo en la cama como si nada me preocupase y les digo:

- Bueno, supongo que no puedo impedir que me hagan a lonchas y me guarden en botes. Pero claro, si lo que teme ?el líder?, ?la plaga? o lo que sea, no es algo que esté en mi, sino algo que pueda hacer? supongo que estarán jodidos de verdad.


Resnik se remueve inquieto cuando escupe mas que dice:

- ¡Ya estamos jodidos de verdad! ? su pálida tez, enrojece como por un exceso de sol cuando añade -. Este tiparraco no posee ni una sola habilidad que le haga especial.

- En ese caso ? doy un tono de inocencia a mi voz -. No me escapé de ti, me dejaste libre ¿no es así?.

?Definitivamente, lo tuyo no es hacer amigos?.

El neurocirujano aficionado a la ruleta risa estalla, pero por suerte, es reducido por los guardias a un solo gesto de su colega y sospecho que superior. Sí, el tipo de la silla de ruedas, es sin duda, el que maneja todo el cotarro.

- Señor? - el doctor Rodriguez, deja la frase colgando a la espera de que yo añada mi nombre. Puede esperar sentado -. Creo, que aun no nos ha dicho como se llama.

- Lo siento. Según decían en la película aquella de samurais del Tom Cruise, en Japón es toda una descortesía no presentarse. Incluso entre enemigos.


- Nosotros no somos sus enemigos.

?Me pregunto, como tratarán entonces a sus enemigos?.

- Tampoco yo soy japonés y me temo, que mi cortesía, tiende a resentirse cuando me secuestran y amenazan con practicarme una jodida vivisección.

La estancia vuelve a quedar en silencio. El veterano doctor dice:

- Déjennos a solas.

Nadie vacila. Todo el mundo se da la vuelta y atraviesa la puerta, incluyendo a los guardias. El hombre acciona el pequeño motor de su silla y se acerca hasta las inmediaciones de mi cama.

- ¿Sabe? ? habla con un tono de voz bajo, casi confidencial -. Me impresionó mucho su huida, tanto, que lo primero que hice, fue enviar a mis hombres al?
- ¿Manicomio?.

?Que poco delicado eres?.

- Centro Psiquiátrico ? tercia el doctor -, donde estaba recluido, para hacerme con su expediente.

?Algo me dice, que no lo encontraron?.

- Vaya ? muestro un fingido interés -. ¿Y que es lo que decía?.
- No lo sé. Para cuando mis hombres llegaron, el centro había sido atacado y incendiado. Fue antes de su ?tête a tête? con ?El culto? o mejor dicho con ?La plaga?. En cualquier caso, lo mas probable, es que esos datos, se perdieran en el incendio.

Aunque intento que mi interlocutor no lo note, suspiro aliviado.

- Pero no es imposible ? añade de un modo, quizás demasiado teatral para mi gusto -, que se llevasen todos los expedientes de los pacientes a los que no encontraron allí. Todo depende, de cuan minuciosos fueron haciendo su trabajo. Por lo pronto, sabemos que no dejaron superviviente alguno tras ellos.


Lo siento por el doctor Santos. Supongo, que ya no podrá salvar al mundo después de todo.

- Dicho de otro modo y en tu idioma ? el neurocirujano, endurece considerablemente el tono de su voz. Soy salpicado por una gotita de saliva -. A mi me importa un cojon quien carajo seas. Por mi, puedes reventar en cualquier esquina. El mundo se está yendo a la mierda y a ti solo parece importarte tu propio pellejo.

- Bueno, nadie es perfecto.

Durante un par de segundos, estoy convencido de que va a escupirme o a abofetearme, pero no pasa nada.

- Mira chico ? ahora adopta un tono paciente, casi paternal, que me recuerda ligeramente al pobre doctor Santos -. Puede que creas, que eres un tipo duro y sin duda lo eres. Pero ahí fuera, no te enfrentarás a un hombre. Ese líder que viste, no fue el primero y probablemente no será el último. Pero cuando uno cae, aparece otro casi en el acto en otra parte del mundo. Se trata de un ser que carece de cuerpo físico.

- ¿Ustedes lo crearon?.

?¡Cuidado!. ¡ No juegues con nuestro pellejo !?.

El doctor me mira de arriba abajo. Ahora me parece un tipo realmente viejo y cansado. Creo, que se trata de alguien que ya ha perdido toda esperanza. No para él, sino para la humanidad en general.

- Yo solo soy un neurocirujano.

- ¿Acaso pretende decirme que la plaga fue creada por dios?.

- ¿Y que es dios exactamente?.

El hombre activa la silla y me da la espalda. Se aleja hacia la salida sin mediar palabra, pero al llegar hasta ella, dice sin mirarme.

- La decisión sobre usted, no me pertenece solo a mi, ni solo a los médicos y científicos que aquí nos encontramos. Quizás le pertenecería a toda la humanidad. Pero yo voy a votar por dejarle marchar.

El hombre desaparece por la puerta. Supongo que me dejaran a solas mientras toman la decisión, pero para mi sorpresa, entra la doctora Marta, la hematóloga. Aprovecho para observarla. Calculo que su edad anda por la parte superior de la treintena. Cabello negro con alguna cana, que no se a molestado (o no ha tendió tiempo) en arrancar o teñir, ojos de un color inconcreto, entre el verde oscuro y el castaño claro. No es muy alta y quizás tenga algo de sobrepeso para los anoréxicos cánones de belleza actuales, pero sin duda, es la mujer mas bella que he visto en los últimos tiempos.

- ¿Vienes a ponerme otra inyección?.

No responde. Sin mediar palabra, se desabrocha la bata y la deja a un lado. A la que el sigue una especie de ajustado top. No lleva sujetador y tengo una mas que generosa visión de sus voluminosos pechos.

?No te fíes, algo trama?.

Estoy completamente seguro de ello, cuando después de desprenderse del calzado y los pantalones, se quita las pequeñas bragas de color azul celeste y las deja caer junto al resto de su ropa.

La mujer, sin ningún tipo de ceremonia, me levanta los faldones de esa especie de ?batin? que llevo colocado. Mi pene ahora mismo parece querer hacerse pasar por la nariz de pinocho. Marta, se lame dos dedos de la mano derecha y se los lleva a la entrepierna y se pierden entre una espesa mata de vello púbico. Supongo que no es partidaria de la depilación.

?Para ser hematóloga, toma muy pocas precauciones?.

Bueno, quizás ella tome la píldora o utilice diu y sin duda por todos los análisis que me han hecho, sabe que estoy relativamente sano.

Sin mas ceremonias, la doctora se sube a la cama y se pone en cuclillas.

- Esto ? aventuro -, quizás podrías desatarme.

Pero no se digna ni en contestarme. Agarra mi pene con la mano , lo conduce hasta la entrada de su vagina y deja caer su peso. Mi miembro se introduce dentro de ella. Las paredes no están lubricadas aun, siendo una sensación casi mas dolorosa que placentera.

- Mas despacio ? le digo -. ¿A que vienen esas prisas?.

Pero ella va a lo suyo y comienza a cabalgarme como si esto fuese un jodido concurso de rodeo. La situación empieza a mosquearme, pero como hace tanto desde la última vez que eché un polvo, me callo y echo las caderas hacia arriba. Si esa puta quiere guerra la va a tener. La embisto obteniendo casi mas dolor que placer, pero reconozco que la situación tiene su morbo. Cuando ya creo que mi frenillo está a punto de romperse, consigo eyacular.

Marta se queda encima. Mientras mi miembro, poco acostumbrado a estos meneos, se arruga dolorido, ella no hace por retirarse.

?Quiere retener hasta la última gota de semen?.

Sin duda debe tratarse de eso, ya que incluso recuerdo pajas mucho mas placenteras.

- ¿Ya has terminado? ? pregunto un tanto molesto.

- ¿Es que no tienes fuerzas para otro?.

La voz de la hematóloga, esta preñada de desprecio.

- Bueno, si tienes una hermana mas jovencita puedes enviarla y veré que es lo que se puede hacer.

La mujer se incorpora visiblemente ofendida.

- ¿No vas a darme un besito de despedida?.

?Ten cuidado, ya tenemos bastantes enemigos?.

Marta se viste en silencio. Yo aprovecho para admirar sus cuartos traseros que tampoco están nada mal. Mi dolorido pene, empieza a recuperar firmeza. Supongo que algunos no escarmientan nunca. La mujer termina de vestirse y antes de salir por la puerta me dice:

- Pienso votar a favor de tu vivisección.

Sin decir mas, la hematóloga sale por la puerta. La chica no está nada mal, aunque desde luego, no folla ni pizca de bien.

?Te quejarás. ¿Acaso recuerdas, cuando fue la última vez que te la cascaste?.

Lo cierto es que no. Supongo, que el cabrón paranoico tiene razón y el polvo no ha estado tan mal. Después de todo, nada es perfecto.

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Jodo macho, menudo giro que le has dado a la historia. Pero me gusta. Y este último toque de sexo está bien. Al fin y al cabo, seamos sinceros, lo que más nos llama es el sexo y la violencia

En fin, muy buenos los últimos capítulos. Ánimo.

[Korvec]

[Gregtork]

Lectores tienes a los de siempre al menos...
Pero estamos tan absortos que olvidamos postear.
Sigue sigue, que tamos ansiosos por continuar.

Lo que no acabbo de ver claro es el tema de los vampiros. ¿Serán delirios de una mente enferma o se tratara de algo real?...

[Korvec]

[Korvec]

Capítulo reescrito. Lo bueno (o malo del caso), es que no tiene nada que ver con el que habia escrito ayer. Supongo que en elllo habrá influido el estado de ánimo del día de hoy


Capítulo XLVIII

Suele decirse, que ante situaciones angustiosas, suele ser peor la incierta espera que la terrible certeza. Supongo, que a los que afirman eso, nunca les echaron un polvo durante su espera.

Tiro de las ligaduras que me sujetan a la cama, como si fuese un anciano senil. No consigo soltarme, pero estoy casi seguro de que si lo intento durante un rato, terminaré por soltarme.

?No malgastes fuerzas. Aunque te sueltes hay dos guardias armados en la puerta?.

Sé de buena tinta que el cabrón paranoico tiene razón. Pero hace rato que quiero rascarme. Vuelvo a forzar mis músculos una y otra vez. Pero las vendas que me sujetan a la cama, son elásticas y aguantan.

?No vas a poder?.

¿Qué no voy a poder?. Todos parecen convencidos de que no puedo. Que no puedo sobrevivir, que no voy a poder soltarme. ¡Todos me subestiman!. Desde el reputo vampiro a este grupo de frikis que me miran desde arriba.

¡Pero yo aun sigo aquí!.

Tiro con furia. Van a ver si puedo o no puedo.

Mis músculos se tensan. Las vendas aguantan, pero la sujeción metálica de la cama no. Con un chirriante chasquido metálico, mi brazo derecho queda libre. Una especie de fina de asa metálica, cuelga de mi brazo aun sujeta por el vendaje.

?Tampoco te emociones tanto. Esta cama está pensada para mantener sujeto a un anciano senil no a un demente de tu peso y musculatura?.

Con la mano libre y mis dientes, no tengo demasiado problema en soltarme el otro brazo. La puerta se abre y entran dos guardias fuertemente armados.

?¿Pero que cojones haces??.

Sentado en la cama, empiezo a rascarme el trasero.

¡Quieto! ? el guardia me encañona con un subfusil H & K Mp-5, mientras indica a su compañero -. ¡ Espósale a la cama!.

Me incorporo y abro los brazos, mientras camino despreocupadamente hacia ellos.

¿Vas a dispararme?. ¡Pues dispara hijo de puta!.

El hombre levanta el arma amenazadoramente encañonándome a la cabeza.

¿Crees que no lo haré gilipollas?.

Sé que no lo harás ? me permito una torva sonrisa -. Me consta que no me matareis.

Los dos hombres se miran y bajan las armas.
Eso está mejor.

Uno de ellos echa mano de una pequeña pistola Táser, que se encontraba sujeta en su cinturón. El otro, debe preferir el sistema tradicional y empuña una porra del tipo tonfa.
Eso no significa ? dice el guardia de la porra -, que no pueda romperte un par de huesos.

?Así solo vas a empeorar las cosas. Esto está lleno de cámaras. Ya deben haber refuerzos en camino?.

El tipo del Táser, termina de extraer su arma y se prepara para dispararme una descarga eléctrica, que teóricamente, debería dejarme ?en boxes? durante cerca de medio minuto, pero obviamente, yo no me he estado quieto y ya me encuentro a su lado. Mi cabeza choca brutalmente contra la suya. Es una suerte, que estos tipos utilicen una boina de color negro en lugar de un casco. Por desgracia, el ?garrulman? de la porra, tampoco pierde el tiempo y me golpea en la parte posterior del muslo derecho.

El dolor es horroroso y me derrumbo en el suelo. El tipo sabe bien lo que se hace. Ha golpeado el músculo de forma que aunque no me ha roto la pierna (o eso creo) me ha dejado la pierna incapacitada para un buen rato. No voy a poder levantarme del suelo donde estaré a su merced. Aprieto los dientes y ruedo lateralmente para intentar esquivar el siguiente golpe, pero me enredo con el cuerpo inconsciente del tipo del Táser. La porra me golpea en la espalda.

?¡Así aprenderás?.

El tipo parece estar de acuerdo con el cabrón paranoico y grita:

¡ Te voy a dar un escarmiento!.

Mis dedos encuentran el Táser, recibo otro porrazo en un costado y el Táser se aleja de mis dedos. La porra ahora desciende hacia mi cabeza, interpongo el brazo izquierdo recibiendo el golpe en el antebrazo. El dolor está empezando a hacerme enloquecer. La porra vuelve a bajar, pero la atrapo con las manos. Duele, pero ahora la rabia, esa inconfundible e irracional sensación, es la que tiene el control. Tiro hacia mi y el hombre se desequilibra. Cae encima de mi y soltando la porra, me inmoviliza. Es fuerte, pero yo ya estoy casi totalmente fuera de mi. Mis dientes encuentran su garganta y aprieto. Mi boca se llena de un sabor cobrizo. El mundo empieza a tomar un tono extraño, como si esto no estuviese sucediendo realmente. El bastardo paranoico grita algo, pero yo ya no oigo a nada ni a nadie.

La primera sensación de la que soy consciente, cuando recupero de nuevo el control, es el metálico sabor de mi boca. Me quito el pesado cuerpo de encima y escupo. El tipo está muerto. Le he destrozado la garganta. Tengo el cuerpo terriblemente dolorido, pero será mejor que me mueva y que lo haga pronto.
?¡Te lo has cargado!?.

El se lo buscó. Después de todo, el rascarse es o debería ser un derecho fundamental.

?Te mataran por esto?.

Que se pongan a la jodida cola.

Oigo pasos que se aproximan por el pasillo.

Tu ya no necesitas eso.

Cojo el subfusil del ?geiperfiambre?, le quito el seguro y introduzco una bala en la recámara. Disparo una corta ráfaga a través de la puerta. Los pasos se detienen.

¡Ni lo intenteis! ? grito con todas mis fuerzas -. ¡Dispararé contra el primero que cruce esa puerta!.

?Jodido idiota. No iban a atreverse a viví seccionarte?.

¡ Me importa una mierda! ? grito a pesar de que el bastardo paranoico no necesita oír mi voz -. ¡ Me importa una puta mierda!.

Sin apartar la vista de la puerta, tanteo rápidamente el cuerpo de garrulman. Saco un par de cargadores extras para el subfusil, pero como la bata que llevo puesta no tiene ni bolsillos, sujeto uno entre los dientes, mientras dejo el segundo junto al suelo. Si esos cabrones quieren guerra, van a ver con quien se la juegan.

¡No haga locuras! ? grita alguien desde el exterior del pasillo -. Le aseguramos que...

¿Qué no haga locuras?. Esa si que es buena. ¿Que otra cosa pueden esperar de alguien al que secuestraron de un manicomio ?.

¡Que te jodan! ? grito -. Antes de que me despieceis. ¡ Prefiero volarme los putos sesos ¡.

?¿Piensas tomarte a ti mismo como rehén??.

¿Por qué no?. Después de todo, el estar oficialmente loco tiene sus ventajas.

Le aseguro ? creo reconocer la voz del cardiólogo minusválido, Rodríguez o algo así -, que nadie quiere hacerle daño.

¡ Y yo le aseguro! ? grito -. ¡Que tu madre la chupaba !.

?Creo que lo de negociar no es lo tuyo?.

Oigo un ligero rumor a mi izquierda. El tipo al que tumbé de un cabezazo, está empezando a volver en si. Sosteniendo el subfusil con la mano derecha, me acerco a él y con la zurda, tomo la pistola de su cinturon. El tipo abre los ojos y se encuentra con el cañón de mi arma en la cara.

Deja muy despacito, el resto de tus armas en el suelo.

El hombre vacila, luego ve el caido cuerpo de su compañero con la garganta destrozada y me mira horrorizado.

¿Te apetece reunirte con el? - pregunto - ¡Entonces obedece carajo!.

Desde el exterior me llegan rumores inquietos. Algo traman.

?¡Claro!. ¿Acaso no es lo normal en estos casos??.

El tipo del Tázer, termina de dejar las armas en el suelo. El paso dos es conseguir ropa, si voy a morir, prefiero no hacerlo vistiendo una bata que deja mis peludas pelotas al aire. El tipo es demasiado pequeño. Pero la ropa de ?geiperfiambre? si es de mi talla. Solo espero, que el muy cabrón no se haya cagado encima antes de morir.

Ya que te interesa tanto tu amigo ? le digo a mi rehen -, te vas a hinchar. ¡ Empieza a desnudarlo!.

El tipo me mira sin entender.

No es tan difícil. A el la ropa no va a hacerle falta, pero a mi me vendrá bien.

Del exterior, me llega el caracteristico sonido de una silla de ruedas a motor.

¡Oiga! - ahora la voz del doctor Rodriguez suena casi al otro lado de la puerta -. No dispare. Voy a entrar para que podamos hablar.

?Déjale entrar. Puede que el nos ayude a salir de esta y sino, siempre tendrás otro rehén. Uno valioso?.

Mi dedo se tensa en el gatillo.

?¡No dispares joder!?.

Eso si que es gracioso, el jodido y sanginario cabrón paranoico, pidiendo que no asesine a sangre fria a un minusvalido presuntamente desarmado. La de vueltas que da la vida. La puerta se abre. Un segundo antes, habia decidido acribillarle a tiros en cuanto le viese, pero algo en su cara, me hace recordar a ?Chanquete?. El hombre entra en la habitación.

Esta bien ? digo casi mas para el cabrón paranoico que para el hombre en silla de ruedas -. Hablemos.

Después de todo, dicen que hablando se entiende la gente. Este parece un buen momento, para comprobar la verdad de ese dicho.

[Korvec]

Capítulo XLIX

Dicen que el enemigo mas peligroso, es aquel que ya no tiene nada que perder. Claro que, yo soy de los que opinan, que todos tenemos algo que perder. Otra cosa es que nos interese mas o menos conservarlo.

El tipo en silla de ruedas, dirige inmediatamente la vista hacia el tipo con el cuello destrozado, al que su colega intenta desvestir con moderado éxito. La cara del neurocirujano, me mira alternativamente a mi y al cadáver, como si no pudiese dar crédito a sus ojos.

- Eso, no era en absoluto necesario - la voz del doctor Rodriguez va mas cargada de tristeza y decepción que de ira -. Crei haberle dejado claro en la charla anterior, que no tiene a donde ir.

- ¿No? ? pongo una exagerada cara de sorpresa -. ¿De verdad pensaron que con decirme eso iba a quedarme aquí tan tranquilo hasta que decidieran despiezarme?.

- Esa, es solo una posibilidad que tenemos el deber de estudiar. ¿Qué es una vida cuando hay tanto en juego?.

Eso me irrita bastante. Quizás a él le importe un carajo su pellejo. Pero yo pienso defender el mío con uñas y dientes. Después de todo, uno le pilla apego a las cosas que le acompañan desde hace tanto tiempo.


- Mire doctor ? intento que mi voz suene cuerda y razonable, aunque soy consciente, de que mi interlocutor debe verme como un maniaco homicida -. Comprendo que hay millones de vidas en juego. Pero da la casualidad, que de todas esas vidas, la única que me importa es la mía.

?Amén a eso?.

El minusválido doctor, me mira con horrorizada incredulidad.

- ¿Es eso cierto?. ¿Tan poco le importa el resto de la sociedad?.

Mi humor empeora por momentos, mi dedo se tensa instintivamente en el disparador.

- ¿¡Y que ha hecho la sociedad por mi!?. ¡ Me encerró en un loquero y tiró la jodida llave!. Yo ni espero ni pido nada de la sociedad. Que se busque la vida igual que lo hago yo.

- No podrás salir de aquí por la fuerza.

?¡Cuidado!. El geiperman, trastea demasiado en los tobillos del fiambre?.

Me vuelvo hacia el guardia que se sobresalta levantando las manos.

- ¡¿Qué andas tramando?!.

?La culpa es de las películas de Harry el Sucio. Desde entonces, a mas de uno le dio por esconder navajas y pistolas en los tobillos?.

El doctor mira al guardia con severidad.

- No haga estupideces hijo. Ya ha habido aquí demasiada violencia ? luego se vuelve hacia mi -. La gente sufre y muere a tu alrededor...

Ahora sé porque me resulta familiar. Sin la silla de ruedas y su loock de patriarca bíblico, me desconcertó, pero es el tipo de mi sueño. El que intentaba decirme algo antes de que el cabrón paranoico le asesinará. Entonces, la puerta se abre ligeramente y por ella una mano enguantada, arroja un pequeño objeto cilíndrico.

- ¡Joder!.

Apunto hacia la puerta con el subfusil, mientras cierro los ojos y aparto la vista de la zona, manteniendo la boca abierta.

A pesar de tener los párpados bajados, noto perfectamente el estallido de luz blanca que me ciega incluso con los ojos cerrados. Mis timpanos se salvan gracias a que mantengo la boca abierta, pero a pesar de todo, sé que he quedado temporalmente sordo y ciego. No importa. Solo hay una entrada a la habitación y la estoy apuntando. Disparo a ráfagas cortas, que soy incapaz de oír, pero sé que se producen por el retroceso del arma.

?Sigue disparando, que no entren en la habitación?.

Intento abrir los ojos. El mundo se ha vuelto de un doloroso color blanco. De no haber mantenido los párpados bajados y la vista apartada, puede que ahora estuviese ciego para siempre.

?Eso te importará una mierda si te cosen a tiros, entraran a saco en cuanto dejes de disparar. Usa al mochales como escudo?.

Vuelvo a abrir los ojos. Aun tardaré en recuperar del todo la visión, pero soy capaz de distinguir siluetas. Veo una que se retuerce en el suelo en mitad de la entrada, que es rápidamente arrastrada fuera del hueco de la puerta.

?Como mínimo le has dado a uno?.

- ¿¡Nadie mas!? ? grito a pleno pulmón -. ¡Aun me quedan muchas balas!.

Como no soy capaz de distinguir donde dejé los cargadores, dejo caer el subfusil y empuño la pistola. Sin dejar de apuntar hacia la puerta, me muevo hasta la característica silueta del hombre en silla de ruedas. Ya casi me he parapetado tras él, cuando unas manos me agarran de la pierna.

?El jodido guardia?.

Mierda. Ya no me acordaba de ese hijoputa, que consigue desequilibrarme y casi derribarme. Mi visión, que se ha aclarado un poco mas, me permite distinguir su cabeza y aunque mi primera reacción es dispararle, opto por golpearle con el arma. El tipo aguanta un primer golpe, pero se derrumba cuando le propino el segundo.

Sin mayores problemas, consigo llegar hasta el doctor Rodríguez, que probablemente se ha quedado mas sordo que una tapia. Le paso el brazo izquierdo alrededor del cuello mientras extiendo el brazo armado sin dejar de apuntar hacia la puerta.

Pasa el tiempo. Puede que un par de minutos, quizás mas. Mi vista, se ha recuperado lo suficiente. Sigo viéndolo todo con una iluminación extraña, pero veo lo suficiente, como para distinguir un espejo sujeto a una varilla asomando por la puerta. Disparo contra el mismo haciéndolo añicos y empujo la silla de ruedas hacia un lado para cambiar de ubicación. Mis torturados odios, que no han sufrido daños grabes, gracias a que fui capaz de mantener la boca abierta en el momento del estallido, también se han recuperado lo suficiente como para permitirme oír la voz de Resnik.

?No sé porque está tan molesto contigo. Me pareció que el dentista había echo un buen trabajo con sus dientes?.

Supongo, que debe ser un tipo rencoroso. Creía que Rodríguez era el que llevaba la voz cantante, pero veo que no es así.

?Al pasar Rodríguez a la situación de rehén, Resnik debe haberse encontrado al mando. Un pequeño error táctico que no tuvimos en cuenta?.

Cierto, pero supongo que no puedo pensar en todo. De echo, últimamente creo que no pienso demasiado. Centro de nuevo mi atención en la voz del bastardo.

- Si no te rindes inmediatamente ? grita Resnik -, empezaré a matar a tus amigos.

Ahora, oigo la inconfundible voz de ?Follacamas? que al parecer, estaba sano y salvo después de todo.

- No dejes que este tipo me mate. ¡ Aun no he podido batir el record mundial!.

?¿Existe un record mundial de gallolas??.

Supongo que sí, pero la cuestión ahora, no es sí existe o no una competición mundial de pajillros, sino el que hacer.

?Creo que es un farol?.

El estruendo de un disparo, pone fin a los gritos y protestas del onanista.

?Bueno. Puede que no?.

El cuerpo de ?Follacamas? es arrojado frente a la puerta abierta. El suelo empieza a teñirse de la sangre, de un tipo que ya no conseguirá cumplir su sueño. La voz de Resnik vuelve a tronar.

- ¡En quince segundos, asesinaré al siguiente!?.

Es hora de tomar una decisión. Y de hacerlo rápido.

[Korvec]

Capítulo L

¿Qué es peor, el fin o la certeza de haber llegado hasta el?. Estoy en un callejón sin salida y por mucho que me engañe, soy consciente de que, de una forma u de otra, voy a dejar el pellejo aquí.
?De eso nada, chaval. Tú nos metiste en esto. Ahora, ya puedes mover el culo para sacarnos?.

¿Sacarnos?. No hay salida. Acaban de ejecutar a ?Follacamas? y dentro de poco le tocará a otro. Solo tengo dos salidas: o dejo que les maten a todos y espero hasta ver cuanto aguanto despierto o me entrego.

- ¿Quieres que mate al siguiente? ? la voz de Resnik es fría. Puede que sea por ese desapasionamiento, pero le odio como pocas veces he odiado a nadie en este puerco mundo -. ¡Traedme al jovenzuelo!.

Oigo un ligero forcejeo en el pasillo y la voz de Nicolai.

- ¡Soltadme!. ¿Qué le habéis echo a Chanquete con todos esos cables?. ¡ No le gustan!. ¡ Duelen!.

Mi vista termina de aclararse. El Doctor Rodríguez está vivo, aunque su estado no es muy bueno. Está frió parece estar en shock.

?Puede que sufriera del corazón?.

- ¡Esta bien! ? grito -. ¡Tú ganas voy a salir!.

Coloco la pistola a la espalda del inconsciente neurocirujano. Me quito la bata hospitalaria para que todos puedan ver que no oculto arma alguna y atravieso la puerta empujando la silla de ruedas.

En el acto, soy rodeado por una gran cantidad de guardias armados, yo empujo la silla en dirección a Resnik, que encañona con su revolver (muy similar al que yo le quitase en otra ocasión) la cabeza de Nicolai, que al verme grita.

- ¡Tienen a Chanquete!. Están haciéndole experimentos con cables. ¡Tienes que hacer que paren!.

?¿Por qué no te apresan aun??.

Como si le hubiesen oído, soy inmovilizado entre dos fornidos guardias que me hacen arrodillarme en el suelo, mientras otro par, se llevan al inconsciente doctor. Levanto la vista hacia Resnik.

- ¿Así que tu eres ahora el manda mas?.

El sonríe, pero es otra voz, la que me responde a mi espalda.

- No. Me temo que ese honor me corresponde a mi.

Reconozco la puerca voz de ?Calvorota?.

?Así que a eso se dedicaba el muy hijo de puta. Por eso sabía como atender un parto, por eso estaba refugiado en aquella casa donde le encontraste?.

Dirijo la vista hacia él. Reconozco que esperaba encontrarle con la típica bata blanca. Pero para mi sorpresa, va trajeado como un ejecutivo.

- Caí en una emboscada en un falso control. Al principio, pensé que eras uno de esos chalados ? se carcajea ligeramente antes de añadir -, luego descubrí, ¡que eras un chalado integral!.

Las piezas empiezan a encajar. Recuerdo la cabeza de uno de los guardias en la guarida de aquel sacerdote. Por, eso nos encontraron. Debió apañárselas para conseguir comunicarse con los suyos, pero... ¿cómo cuando?.

?Eso ahora no nos importa. Debiste matarle en su momento?.

- La clave de todo esto ? dice ?Calvorota? -, estoy seguro de que está en tu cerebro.

- Las pruebas ? le interrumpe Resnik -. No nos indicaron nada en ese sentido.

- Quizás ? el calvo está visiblemente molesto por la interrupción -. Lo hagan cuando se lo extraigamos y nos centremos en él.

?¡Mata a Resnik!?.

No podría estar mas de acuerdo con el cabrón paranoico. Pero aunque decirlo es muy fácil, hacerlo cuando te sujetan dos enormes guardias, no lo es en absoluto.

- ¿Está el quirófano preparado? ? pregunta el neurocirujano a una enfermera de buen ver que llega a toda prisa.
- Casí, pero el doctor Rodríguez a sufrido un infarto y no estará en condiciones de ayudarle.
- Me las apañaré ? su voz muestra ahora lo que podría pasar por satisfacción. Volviendo su atención a Nicolai dice - ¿A él no le necesitamos no?.

?Calvorota?, mueve la cabeza a uno y otro lado antes de volverse.

- Puedes matarlo si te apetece.

Forcejeo con todas mis fuerzas. Durante apenas un segundo, creo, estoy casi seguro de que voy a conseguirlo. Pero me propinan una descarga eléctrica. Oigo un largo grito con un extraño tono que supongo que proviene de Nico. Una culata me golpea en un costado, luego en la cabeza.

?¡Lucha!. ¡Lucha por ...!?.

Una rojiza oscuridad parece envolverlo todo. Oigo lo que podría ser un disparo de revolver y gritos.

Abro los ojos.

La cabeza y el costado me duele horrores. Toso. Espero no tener ninguna costilla rota. Para interesarles mi cerebro, no han tratado demasiado bien a mi cabeza.

?La pregunta, es ¿cómo es que te has despertado??.

Miro a mi alrededor. El suelo está lleno de cuerpos decapitados. Veo el de Resnik, el de varios guardias, el de una enfermera pero no el de Nicolai.

?Esto tiene mal aspecto. Olvida al pequeño pirado y larguémonos de aquí?.

No. No pienso marcharme sin los míos. Veo un rastro de sangre que se pierde por el largo pasillo blanco. Cojo la pistola de uno de los cuerpos caídos antes de seguir el rastro.

?También podrías ponerte algo de ropa encima. Te recuerdo que vas en pelota picada?.

Eso no me preocupa. ¿Qué o quien puede haber echo esto?. Es imposible que Nico lo hiciera. Ni yo mismo, podría haber organizado semejante matanza y menos con las manos desnudas.

?Hay alguien que podría?.

Ese alguien esta muerto. Le maté en el parque, ya solo vive en mis pesadillas.

Giro la esquina y me encuentro con Nicolai. Su ropa está llena de agujeros de bala. Pero sus heridas no sangran. No veo herida alguna en él. De su cuello, vuelve a colgar la cabeza de ?Chanquete? de la que parecen sobresalir varios cables.

- Tranquilo ?Chanqui? ? le dice de forma que me recuerda a una madre hablándole a su bebé -, te los quitaré cuando sepa como funcionan.

?¡Joder!. Es imposible, no puede ser?.

- La luz. Yo te he visto caminar bajo la luz del sol.

Nicolai exhibe una espectacular sonrisa.

- La luz del sol nos debilita, impide que nos regeneremos de nuestras heridas. Pero no nos mata por si misma a no ser que nos expongamos muy directamente.

- No puede ser.

- Recuerda ? sonríe -, hace un par de días, te dije que yo creía tu historia.

Supongo, que la buena noticia, es que no estoy loco. Bueno, al menos no como ellos decían. La mala, es que mi mejor amigo, no solo está como un cencerro, sino que además, es un vampiro.

- Vamos ? dice Nicolai -. Vístete y busquemos a ?Anestesia?. Aun tienes una promesa que cumplir.

En fin. Supongo que tiene razón y después de todo. Nadie es perfecto.


FIN DE LA PRIMERA PARTE






Bueno, aquí concluye la primera parte. Gracias a todos los lectores y a la casa Coca-Cola .

Si los habituales lo piden, empezaré con la segunda parte en una o dos semanas, sinó se quedará aquí durante una temporada

[tomcat_pjm]

[Korvec]

Muchas gracias. Lo cierto es que aunque lecturas supongo que si tiene, la falta de respuestas me hace dudar de vez en cuando si esto aun lo sigue alguién.

En papel ya te advierto que ocupa bastante yo he sacado y encuadernado los 30 primeros capítulos para corregirlos ya que hacerlo en la pantalla es bastante fatigoso para la vista y me ha ocupado un buen taco de folios (bastante mas de 100).

Colgarlo, pues lo tengo colgado en mi Blog, pero aun le falta muchisimo trabajo de corrección a todos los niveles. Vamos que la versión en papel, tiene mas marcas rojas que un aereopuerto Sovietico, pero con calma lo iré corrigiendo poco a poco.

En principio, la segunda parte empezaré a colgarla a partir del jueves o el viernes, si consigo adelantar unas cosillas que me tienen el ordenador del curro bastante ocupado.

[Gregtork]

[Korvec]

[Korvec]

Buenas. El caso es que como en el Blog por temas de espacio, es una odisea corregir la primera parte, finalmente he decidido hacer caso del consejo de un amigo y pasarlo a un PDF donde ya puestos, puedo añadir con comodidad todas las ilustraciones que quiera, pero el tema, es que aunque aun voy por el capítulo 6 (de la corrección) el número de páginas sobrepasa las 180 y como el amigo Sombra no dejó demasiadas ilustraciones, he pensado alternar también (si el resultado no es demasiado chapucero) algunas fotos retocadas con el Photo to sketch. Aquí dejo un par de ejemplos, para que me digais si mas o menos dan el pego o cantan demasiado.


ESTA SERIA DEL CONTROL DE CARRETERA BMR + SOLDADO


ESTA DEL "PUEBLO INQUIETANTE"