El Camino de la Cabra II "De Perdidos al rio"

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Capítulo XI

Tengo dos sospechosos. Uno que me gustaría que fuese inocente, aunque sé de sobras, que es un despiadado asesino. Otro que ojalá fuese culpable, pero no tengo prueba alguna que le señale.

?¿Desde cuando necesitamos pruebas. ¿Acaso te crees la historia de este patético cabrón?.

Puede que me esté ablandando. Sin duda, lo mas fácil y quizás lo mas sensato, seria volarle la cabeza y olvidarme del asunto. Actualmente la única ley que parece contar, es la del mas fuerte. Pero me conozco y sé que la duda me corroería y perseguiría.

?¡Joder!. ¿Crees que te mentiría en esto?. ¡Yo no maté a ese jodido abuelo!?.

Observo detenidamente al otro sospechoso. A primera vista, un tipo de lo mas anodino. Medirá un metro sesenta como mucho, cabello oscuro, barba de un par de días, ropa informal.

?¿Es que no vas siquiera a registrarle??.

Lo hago. No puedo decir que me sorprenda, el no encontrar en poder del indignado individuo ningún arma u objeto cortante.

?Eso no significa nada?.

- Por favor ? su voz es suplicante -. ¿Me ayudará ahora?.

Supongo, que la única forma de asegurarme, es acompañarle hasta su vehículo.

?¡ Ni hablar!. Ni tu eres tan tonto. Sin duda será una trampa y si su historia resultara ser cierta, podrías abandonar a los demás a su suerte. Solos con un vampiro enmonado y un carnicero chalado?.

- ¿Qué le ocurre exactamente a su coche?.

No estoy seguro. El motor llevaba un tiempo haciendo cosas raras, pero tal como están las cosas, no pude llevarlo a reparar.

?¿No te has fijado en que no tiene acento gallego??.

- ¿A que se dedica usted amigo? ? pregunto mientras coloco el seguro a la pistola y la guardo de nuevo en la parte trasera del pantalón.

- Soy profesor.

- ¿Qué le ha ocurrido exactamente a su hijo?. ¿Le mordieron?.

El tipo se muestra visiblemente alarmado.

- ¡No. No ¡. Nada de eso. Solo tiene una fiebre muy alta. Quizás sea solo una gripe con complicaciones o algo que comió. Llevamos una semana comiendo a base de latas de conserva.

Supongo que solo hay una forma de salir de dudas de una maldita vez. Es un plan que no me gusta un pelo, pero una vez mas, es lo que hay.

- Esta bien, iremos a buscar a su hijo y en cuanto un amigo mio se encuentre mejor, le acercaremos al puesto de socorro. ¿Seguro que hay uno por aquí?.

- Del todo, lo vi por la televisión. A unos veinte quilómetros carretera adelante. De no haber encontrado ayuda aquí, esperaba detener al primer coche que viera y pedirle que me acercara.

- ¿Y no vio a ninguno?.

- Paso uno, pero no se detuvo ? veo un atisbo de culpabilidad en su rostro. Sospecho que el también pasó de largo al ver a mas de un desesperado autostopista -. Supongo, que no son buenos tiempos para hacer autostop.

- Supongo que no. ¿No vio infectados?.

- Vi aun par de esos espantosos muertos vivientes ? su expresión es de horror y hasta casi, parece palidecer un poco. Claro que, también puede que se trate simplemente de un buen actor -. Eran espantosos y me miraron con esos ojos sin vida. Pero son muy torpes y lentos y yo... estaba muy asustado.

Si eso es cierto, puede que tengamos serios problemas. Es cierto que son torpes y lentos, pero por lo que sé, parecen mantener algún tipo de comunicación telepática, por lo que pueden estar reuniéndose unos cuantos.

?Ese ahora mismo, es el menor de tus problemas?.

Eso no es del todo cierto. Si una horda de esos putridos monstruos llega hasta aquí antes de que Nico esté en condiciones de reparar el microbús y sacarnos de aquí, la cosa puede ponerse fea.

?El chaladete puede controlarlos?.

Eso es mucho decir, y no olvido el dolor de cabeza que me produce tener a un montón de ellos cerca.

?¿Por qué no pruebas a forrarte un gorro con papel de plata?. Puede que funcione. Si vas a poner en marcha tu plan de mierda, será mejor que empieces de una puta vez?.

- Espera aquí un momento ? le indico al recién llegado -, tengo que coger un par de cosas.

Me acerco a la habitación donde me esperan mis compañeros de desventuras. Les hago un resumen de la situación, aunque obviamente, no menciono nada referente a las sospechas que guardo en relación al cabrón paranoico. Eso requeriría, que les hablase de él y eso es algo, que de momento no creo que sea conveniente. Mientras hablo, les hago entrega del ?material incautado?.
Marta mira con escepticismo la cuerda de tendedero con la que tendrá que inmovilizar a Nicolai, pero no dice nada al respecto.

- Si no has visto a nadie mas ? dice la hematóloga -, ese tipo tiene que ser el asesino.

- No podemos estar seguros de eso ? o eso es lo que me digo a mi mismo -. Puede que el asesino se oculte en otra habitación o que incluso se haya marchado ya y su historia sea cierta.

- Si no lo es ? ?Anestesia? entra por vez primera en la conversación -, te conducirá hasta una trampa. Puede que te esté esperando con varios compinches.

- Ya he pensado en eso ? saco de nuevo la pistola y le saco el cargador -, si es un mentiroso, lo sabré antes de llegar.

- No vayas ? el tono de voz de Nicolai nos sobresalta a todos. El pálido muchacho tiene un aspecto casi de ultratumba -. Las voces dicen... que es ... una trampa.

- Bueno ? bromeo -, también decían que era maricón. No siempre hay que fiarse de las voces.

Termino mis operaciones con la pistola, vuelvo a colocarle el cargador y la guardo de nuevo en la parte posterior de mi pantalón.

- Quizá seria buena idea- se ofrece ?Anestesia? -, que te siguiera a una distancia prudencial.

?Realmente, este chico tiene auténtico interés en convertirse en un heroe... o en un fiambre?.

- Te lo agradezco. Pero como dije, puede que el asesino esté aquí y que el tipo sea inocente. Me quedaré mas tranquilo, si te quedas aquí a proteger el fuerte.

?Anestesia? me dedica una mirada extraña. Creo que piensa, que es la última vez que va a verme con vida. Pero sonríe y se limita a decir:

- Claro. Cuenta con ello.

Cojo el fúsil de asalto y me lo cuelgo del hombro y salgo al exterior, con una desagradable sensación en el estómago. En parte es por el miedo, pero por otra, se trata también de un mal presentimiento. De una sensación de desgracia inminente.

El preocupado padre viudo, me espera donde le dejé, sosteniendo de nuevo la metálica barra antirrobo.

- Espero ? me dice al verme -, que no te importe que la lleve. No es gran cosa, pero me hace sentir mas seguro.

Cojo la pistola y se la ofrezco.

- Esta te hará sentir mas seguro.

El tipo mira el arma con cierta incredulidad.

- ¿Sabe utilizarla? ? pregunto.

El hombre la toma, comprueba el cargador y el seguro. No es la primera vez que a manejado una.

- Claro ? responde -. Yo también pertenezco a la quinta de los que hicimos la mili.

?Genial, entonces seguro que es un máquina barriendo y fregando?.

- Por cierto ? el tipo sonríe aparentemente mas animado -, no me he presentado. Mi nombre es Jesus.

- El mío es José ? miento -, encantado de conocerte.

?¿José?. No se cual de los dos me huele mas a nombre falso, pero desde luego, es curioso que los dos hayáis escogido nombres tan Bíblicos. Supongo que se tratará por una simple asociación de ideas?.

Sea como sea, los dos nos ponemos en marcha por la solitaria carretera. Miro al cielo que mantiene su color plomizo. El hombre que dice llamarse Jesús, sigue mi mirada.

- Parece que vamos a mojarnos.

- Eso parece.

[Kitsune]

?Genial, entonces seguro que es un máquina barriendo y fregando?.

Conocia "intimamente" a un Border-line apodado Mitch Bucanam que te hubiera dicho, haciendo pose de culturista y mirandose su ciclado culo, que el nivel no mejoró al pasar a MPTM

Eso si, tambien creo que su "nivel" no era el adecuado para dejar su mierda de empleo, y que lo hecharon de las ultimas oposiciones a las que se presentó (cosa que no le extraña a nadie )

[Korvec]

¿Le echaron de las últimas oposiciones?

No lo sabia, aunque ciertamente, no es que me extrañe.

En cuanto a lo del nivel, pues depende. Al principio, (en la primera época PSOE), habia muy pocas plazas para el ejercito profesional y relativamente mucha demanda. Para que te hagas una idea, en mi ciclo, nos cogieron después de una pre selección a unos 1200 aspirantes para cubrir 350 plazas. A esos aspirantes, los enviaban a Rabasa (Alicante) por donde entonces estaba el Goe III Valencia, y allí se quedaban con 350 personas (en muchos casos menos ya que el nivel de bajas era muy alto). De allí, te ibas a tu unidad, donde hacias cursos de especialización y digamos que por aquella época, habia pocos militares profesionales pero con un nivel bastante alto. El problema, es que el trato era el mismo que el del soldado de reemplazo y te encontrabas incluso a las órdenes del típico cabo porreta de reemplazo, que no sabia hacer la o con un canuto, pero le habian echo Cabo por la gracia de dios, mientras que tu igual tenías que esperar mas de 3 años para hacer un curso y pasar por una oposición para ese mismo empleo. Con ello, consiguieron "quemar" y "asquear" a gran parte de esos profesionales.
Mas tarde, hubo un cambio de gobierno (entró el amigo Aznar con su promesa de eliminar la mili de reemplazo) y entonces en lugar de necesitar a 350 tios para cubrir poco a poco plazas en una brigada, empezó a necesitar a miles de solicitantes. Y como la peña que se presentaba era en el mejor de los casos, un número similar (ligeramente inferior) al de las vacantes a cubrir, pues... el anterior proceso de formación/selección en el GOE quedó rápidamente descartado hasta terminar degenerando en lo que sin duda conoces. Aun y así, yo que traté durante años con gente de reemplazo, digo que hay de todo. Algunos pues tienen un nivel similar al de los antiguos militares de reemplazo, pero si entran en una unidad operativa, sin duda aunque solo sea por el tiempo, terminaran alcanzando mas nivel (todo depende del interés que pongan los susodichos al respecto).
En cualquier caso, ese "borderline" del que hablas, iba de muy operativo, pero el tio estaba en una unidad de la reserba, si tan operativo era, podia haber pedido trasladar su trasero inflado de esteroides a la legión o similar. Era el típico que veia toneladas de defectos en el prójimo, pero no veia ni uno solo en su persona.

[Kitsune]

Mmmmmm... No. No lo echaron en las oposiciones. Lo tubieron que echar despues, en la academia.

La historia es, que un dia buscando unos datos de un menda para el curro por google, me salio un BOE, y me acorde de el .

En su dia ya habia preguntado como saber si habia pasado el periodo de la academia, pero me dijeron que llegaba tarde para saberlo.

Total, que meto sus datos (Incluido DNI , ¡¡Gracias Google!!) y veo que habia pedido una excedencia, creo que el año pasado.

Me pongo a echar cuentas, y resulta que no me cuadran, ya que si empezó la academia en el 2005, no podia ser que a finales de el 2006 el tio aun dependiera de las FAS.

Ademas, me han chivado que lo han visto alguna vez por las oficinas de Govierno.

[Korvec]

Bueno, aunque vuelva a su antiguo puesto a mi plim ya que yo ya salté de allí cual rata de barco en llamas

Si es que... por muchos esteroides que se meta, un incompetente es y será siempre un incompetente

[Korvec]

Capítulo XII


La carretera, discurre ante mi como un siniestro río negro, que fluye en dirección a lo desconocido. Antaño, se hablaba de la laguna Stigia que separaba el mundo de los vivos y los muertos a bordo de la barca de Caronte. Pero hoy día, supongo que el tal Caronte se habrá retirado, por lo que vivos y muertos, navegamos por las mismas carreteras.

Calculo que habremos caminado unos cuatro quilómetros. Si caminamos hacia una trampa, quizás sea este un buen momento para empezar el interrogatorio.

- Por cierto Jesús.

- Dime José.

- ¿Cómo se llama tu hijo?.

- Isaac.

?Menudo jueguecito bíblico os traéis entre manos?.

Bueno. Supongo que también es posible, que se trate de una persona muy religiosa. Aunque lo típico en estos casos, suele ser buscar una foto en la cartera, el tipo sigue caminando.

?Tendrás que tirarle de la lengua?.

- Supongo que será buen estudiante ? como no veo reacción alguna en mi interlocutor, añado -. Con un padre profesor...

- Enseño telemática y metodología de la programación.

No sé que cara se me habrá puesto al oír el nombre de esas dos asignaturas, pero lo cierto, es que consigo que el tipo siga hablando.

- ¿No sabes lo que es la telemática?.

?Claro, es ver la tele mientras descubres como pagar tu hipoteca gracias a las matemáticas?.

- Supongo que tendrá que ver con telecomunicaciones y ordenadores.

- A grandes rasgos.


- ¿Y lo otro?.

- ¿La metodología de la programación?

- Sí.

- Su propio nombre lo indica...

Durante unos diez minutos, la conversación se convierte en un semi ininteligible monólogo, sobre lenguajes informáticos, divisiones de código, lenguajes orientados a objetos y dios sabe cuantas cosas mas, de las que no entiendo apenas nada.

?Ahora ya sabes porque perdió la razón y se convirtió en un demente asesino?.

- Vaya. Que interesante ? miento descaradamente -. ¿A Isaac también le gusta la informática?.

- No le interesan los ordenadores, mas allá de conectarse a internet y los videojuegos.

- Bueno, supongo que es normal a su edad. Por cierto ¿cuántos años tiene?.

- Ocho.

- ¿Ocho?. Vaya. Cuando yo tenía su edad, también me gustaban los videojuegos. Aunque por aquel entonces, la única forma de acceder a ellos, era mediante las máquinas recreativas o unas carísimas maquinitas a las que en seguida se les pillaba el truco.

- Recuerdo uno de tres navecitas que tenías que ensamblar cada par de fases ? Jesús parece irse animando ? y el Phoenix, aquel que había una fase con unos huevos que se convertían en águilas.

- Y el Green Beret ? añado yo -, en el que te movías hacia un lado...

- Scroll lateral.

- ¿Cómo?.

- A ese desplazamiento de pantalla, se le llama scroll lateral, ya que se desplaza hacia un lado.

- Cierto. Ahora recuerdo la palabra, aunque yo siempre la llamé ?escroll?. Ocurre como con ?Filips? si estamos en España y se escribe ?Pillips? ¿por qué carajo tenemos que pronunciarlo como si esto fuese Francia?.

- Algo parecido ocurre con palabras como futbol.

- Por cierto ? añado sin perder la sonrisa -. No tienes ni pizca de acento gallego.

- Tampoco tú.

- Yo es que estoy de paso.

Jesús dedica una larga mirada al chaleco antibalas y al fúsil de asalto.

- ¿Eres un desertor?.

- ¿Qué te hace pensar eso?.

El ambiente tan distendido de hace unos segundos, empieza a cargarse de tensión.

- Ese arma es un G-36, solo lo utiliza el ejército. ? luego muestra la pistola que le entregué -. Pero un militar, dudo mucho que entregase tan alegremente una pistola cargada a un civil.

- Vaya. Supongo que no te falta razón ? reconozco -. ¿Me responderías tú a una sola pregunta con sinceridad y todo lo rápido que puedas?.

- Claro.

- ¿Cuál es la fecha de nacimiento de tu hijo?.

El hombre que se hace llamar Jesús, me mira con cierta sorpresa.

- ¿A que viene eso?.

- ¿Acaso tienes que calcularla?.

- No, pero no veo que tiene que ver con todo esto.

- Tiene que ver ? le explico -, con que hay un sádico hijo de puta suelto por aquí. Tiene que ver ? continuo -, con que para ser un profesor, has reconocido un arma con la que no se equipó al ejército hasta muchos años después de que tu terminases la mili.

Lentamente, dirijo mi mano hacia el fúsil de asalto que sigue colgado de mi hombro. Ahora es cuando él deberia apuntarme con la pistola y desenmascararse.


Pero el hombre, para mi sorpresa, tira la pistola al suelo y levanta las manos.

- Mira ? dice con calma -, entiendo que estés nervioso pero no hagas tonterías. Ese arma la conozco por un telediario. Yo soy así, algunos nombres se me quedan ? vacila intentando buscar la palabra apropiada -,,, ¡pegados!, pero por el contrario, me cuesta recordar fechas.

?Si claro y a mi me cuesta recodar la cantidad de tipos que intentaron jugárnosla y que ya no respiran?.


- Por favor ? continua el hombre -, el coche está aquí mismo. Iré con las manos sobre la cabeza si no te fías.

Lo cierto, es que una vez mas, sigo con la duda. Si el tipo está mintiendo, reconozco que es un actor digno de ganar un oscar, pero por otro, continuo sin desprenderme de esa terrible sensación de catástrofe inminente.

- Por favor ? su tono es suplicante -. Hazlo por Isaac, ya casi estamos.

¿Puedo pegarle un tiro y marcharme sin mas?. No hace mucho tiempo, supongo que sí. Pero el recuerdo de una madre y su bebé siendo devoradas aun me tortura.

- Está bien ? sin perder de vista a Jesús, me inclino y recojo la pistola del suelo -, iremos hasta el coche.

?¡Venga!. Hasta yo tengo ya curiosidad por llegar hasta el final de este asunto?.

Guardo de nuevo, el arma en la parte trasera de mi pantalón y continuamos caminando. En silencio esta vez. El cielo es ya totalmente negro, pero por extraño que parezca, aun no ha empezado a llover. El tipo camina a paso vivo a un metro por delante de mi.

El tiempo pasa mientras nosotros avanzamos por una carretera cada vez mas oscura a pesar de que calculo que deben ser entre las dos y las cuatro de la tarde, aunque ya dijo el tipo listo ese de los pelos raros que el tiempo es relativo.

?¿No estamos tardando demasiado en llegar?. A no ser claro, que no exista tal coche".

Pero justo cuando me dispongo a hacer un comentario al respecto, se hace visible la inconfundible silueta de un solitario vehículo, abandonado en el arcen. Jesús aprieta el paso hasta emprender una especie de trote cochinero. Mi primera intención es seguirle, pero el peso de las placas de blindaje del chaleco, la falta de sueño y le exceso de emociones han hecho su efecto y no me siento demasiado en forma. De todos modos, no hay prisa. Supongo que ese coche, no va a irse a ninguna parte.

[Korvec]

Capítulo XIII


?Sus alas se tornaron negras
su corazón se endureció
fue contagiado por los pecados de los hombres?.

- Canción de Gabriel, escrita por un demente en un pedazo de papel higiénico -






Mientras corro hacia el coche, me viene a la memoria, aquel anuncio de agua mineral en el que soltaban la frase: ?no pesan los años, pesan los quilos?. No sé si serán los años, los quilos, las placas de blindaje del chaleco, las palizas y emociones de días pasados o que simplemente, ya no estoy todo lo en forma que debiera, pero lo cierto, es que me encuentro sin aliento cuando finalmente, llego hasta el vehículo. Jesús, ya ha abierto la puerta posterior y abraza al que supongo es su hijo, aunque desde mi posición, solo alcanzo a ver fugazmente, unas pequeñas manitas que se abrazan a la espalda del hombre. Parece, que después de todo, mis sospechas eran infundadas.

?¿Isaac no era el hijo que dios ordeno sacrificar a Abraham para poner a prueba su fe??.

Creo que sí, pero no entiendo a que viene eso ahora.

El estruendo de un par de aves oscuras alzando el vuelo, me sobresalta mientras trato de recuperar el aliento. Un par de lentas siluetas se aproximan desde fuera de la calzada. Por suerte son de los lentos y aun están lejos, pero será mejor que nos demos prisa. Me vuelvo hacia Jesús para avisarle. Al instante, me doy cuenta de que algo va terriblemente mal.

?¡Mierda!?.

El pequeño se abraza al tipo que dice llamarse Jesús, no por cariño, sino con intención de apresarle. Su boca cerrada con cinta americana, choca inútilmente contra el cuello del tipo, que está terminando de extraer una mano roja de sangre, de entre las entrañas del pequeño muerto viviente.

?¡Mata a ese hijo de puta!?.

El mundo parece moverse a cámara lenta. Aunque siendo realista, supongo que yo soy lento y estoy cansado o el sobrenaturalmente rápido. Mientras yo me llevo las manos al fúsil de asalto, llego a ver, que lo que ese tipo a sacado de las entretelas del pequeño, es una pequeña bolsa de plástico que sostiene en su mano. La sonrisa del tipo, se convierte en una mueca sádica, cuando con las uñas de dos dedos, rasga la bolsa y sopla su contenido contra mi cara. Mis ojos arden. El mundo se vuelve negro grito.

?¡No te lo toques!?.

- Sé que escuece, dice la conocida voz de ese mal nacido frente a mi. Contiene polvo de resina y de cristal. Si tratas de quitártelo, quedarás ciego para siempre.

- ¡Joder! ? grito lleno de rabia y frustración, mientras levanto el G-36 en la dirección de la voz.


?¡No dispares!. Atraerás a todos los muertos vivientes de la región?.

¿Y que prefieres que le deje marcharse de rositas?.

La voz del inquietante tipo, parece tener ahora un tono distinto. Como si estuviese dotada de una potencia fuera de lo común.

- Supongo que, el personal del puesto de socorro podrá limpiártelo ? la voz suena ahora a mis espaldas, el tipo debe estar dando vueltas a mi alrededor -. No pienses que podrás quitártelo tu mismo solo con agua y mucho menos frotándotelo.

- ¡Malnacido!.


- ¡Que mal genio! ? se burla el tipo -. Admito que te he mentido un poco. Mi nombre no es Jesús sino Gabriel y este pequeño, no creo que en realidad se llama Isaac, aunque el si fue sacrificado a diferencia del auténtico.

- ¡Puto enfermo! ? quito el cargador del fúsil de asalto y lo agarro por el cañón a modo de bate -. Voy a abrir tu puta cabeza como una sandia.

Oigo unas carcajadas a mi alrededor. Doy un par de golpes a ciegas. El primer golpe se pierde en el vació y casi me desequilibra, el segundo impacta contra lo que creo es el coche.

?Eso es. ¡ Batea a ese enfermo hijo de puta !?.

El arma me es literalmente arrancado de las manos. Avanzo en la dirección en la que supongo se encuentra mi enemigo y propino dos puñetazos que no encuentran nada sólido. Una mano que parece de hierro, me sujeta por la garganta y me levanta en vilo. Mis pies pierden contacto con el suelo. Con todo lo que llevo encima, este tipo está levantando mas de cien quilos con una sola mano. Un helado escalofrió, recorre mi cuerpo cuando su voz susurra en mi oído.

- Será mejor que te concentres en la prueba.

Toso. Empiezo a ahogarme. Este cabrón no parece humano, pero no pienso caer sin luchar. Mis manos buscan su garganta, pero antes de lograrlo, soy empujado como un muñeco de trapo. Golpeo contra el capó del coche. Lo que supongo es la pierna de ese bastardo que ahora dice llamarse Gabriel, me patea en el pecho y me deja sin aire a pesar del chaleco antibalas. Supongo, que de ir sin él, ahora tendría varias costillas fracturadas.

- Será mejor que te abras de orejas, porque tienes poco tiempo.

?Creo que será mejor que escuches?.

Yo lo que creo, es que lo mejor será que respire. Pero para ello, no me vendría mal el dejar primero de toser.

- Veo que ni hombres ni demonios habéis cambiado un ápice ? comienza a decir el tarado -, cada vez que ocurre una desgracia, culpáis a dios en lugar de miraros a vosotros mismos.

Mierda, otro tarado religioso.

?No. Este no es un tarado. Es algo distinto? algo peor?.

Por primera vez, creo captar algo parecido al miedo en el cabrón paranoico y tengo la certeza, de que él sabe de que va esta mierda.

- Personalmente, dudo mucho que seas el tipo de la profecía. Pero como tampoco tenemos nada mejor que hacer, vamos a hacerte pasar por las cinco pruebas.

- ¡ Jodidos chalados religiosos!. ¡Yo no soy nadie!. ¡ Nada puedo hacer en vuestros planes !. ¡Dejadme en paz!.

- ¿De veras crees prudente atraer hacia ti la atención de todos esos muertos vivientes?.

Mierda. Lo olvidé. Tengo que hacer acopio de toda mi fuerza de voluntad, para no intentar frotarme los ojos. Me siento roto y cansado. Si por lo menos pudiese ver, supongo que tendría alguna probabilidad, pero en mi actual estado, estoy jodido.

- Si eres el cabrón de la profecía como ellos creen, deberás recorrer el peligroso camino de las tinieblas, guiado por el corazón.

- Creo que preferiría un perro lazarillo.

?Mala idea?.

La férrea mano, vuelve a cerrarse en torno a mi garganta. La voz de Gabriel, toma un tono siseante realmente espeluznante.

- Y yo, preferiría que no te lo tomases a chanza? o encontraré la forma de motivarte. Creedme, eso es lo que hago? y se me da bien.

Vuelvo a ser arrojado a un lado como un muñeco roto, que supongo que básicamente, es lo que soy ahora. Oigo el inconfundible sonido de la puerta del coche al abrirse.

- Por cierto, te mentí. Al coche no le pasa nada. Creo que iré a saludar a tu amiguita. Sí, eso es lo que suele llamarse ? parece vacilar buscando la palabra correcta -, a sí. Un puto clásico.

Algo se abraza a mi. Es el pequeño bastardo zombi. Pateo, para alejarlo de mi.

- Yo me daría prisa, supongo que desmontaran el puesto de socorro en cuanto la situación se vuelva insostenible y puedes creerme cuando te digo ? su voz se vuelve grave -, que la situación, va a volverse jodidamente insostenible muy pronto.

Pateo la cabeza del pequeño, mientras el inconfundible sonido de un motor al ponerse en marcha, me indica, que el coche empieza a moverse.

- Suerte capullos y espero que no la cagueis aun. Después de todo, vosotros la jodisteis y a vosotros os corresponde arreglarlo.

Mi oído, me indica que el vehículo, se aleja. No puedo decir, que le eche de menos. Empieza a llover.

?Creo será mejor que mantengas los ojos cerrados. El agua podría desplazar el polvo de cristal?.

Tengo que quitarme esta mierda de los ojos cuanto antes.

?No vas a poder?.

Un montón de extraños sonidos, comienzan a llegarme por todos lados. Para no ceder ante el pánico, me digo que es el viento y la lluvia.

Tu sabes de que va toda esta mierda. ¿De que hablaba ese colgado?. ¿Por qué decía que nos correspondía a nosotros arreglarlo.

?Supongo que se refería a la crisis de fe?.

Ya ¿y quien cojones era él?. Me dio la impresión de que sabía que estabas en mi cabeza y de que tu le conocías.

?Es Gabriel?.

Eso ya lo sé pero ? mis pensamientos se interrumpen, al llegar hasta mis oídos, el inconfundible sonido de unos pasos.

?Ese es de los rápidos. Estamos jodidos?.

- ¿Estas bien?.

Con indescriptible alegría, reconozco la voz de ?Anestesia?.

- Pero ¿qué cojones haces aquí?.

- La doctora insistió en que era una temeridad que fueses solo y me convenció para que saliese unos minutos después por si necesitabas ayuda.


- Perfecto. Escucha, tengo una mierda química en los ojos, ¿cuál es la situación?.



- Pues ? su voz aunque impregnada de su habitual entusiasmo y optimismo, no consigue disimular su inquietud -, hay unos cuantos muertos vivientes que nos están cercando. Nada de lo que no pueda ocuparme ? continua -, varias decenas? quizás medio centenar.

?¡Joder!?

- Escucha. No tenemos tiempo que perder. Tenemos que salir de aquí.

- No te preocupes ? la voz de ?Anestesia?, no muestra ni un ápice de indecisión -. Yo te guiaré.

[Korvec]

Capítulo XIV


?Carreteras, esas negras heridas que afean el rostro del paisaje.
Por ellas se mueven, los virus de la peor de las enfermedades: la civilización?.

- Escrito en la puerta de los cagaderos de una institución mental ?



Me incorporo con la ayuda de ?Anestesia?. Múltiples dolores, torturan mi cuerpo. Estoy peor de lo que pensaba. Supongo que mi cuerpo lleva aguantando demasiado, durante demasiado tiempo. Toso de modo casi incontrolable, mi amigo me da unas palmaditas en la espalda, con mejor intención que resultado, ya que, difícilmente, podrán hacer efecto a través del pesado chaleco antibalas.

?Será mejor que empieces a mover el culo?.

Unos gemidos realmente espeluznantes, suenan demasiado cerca. Eso resulta un buen estímulo para ponerme en marcha.

- ¿Ves el G-36 por algún lado?.

La voz de ?Anestesia?, me deja a las claras dos cosas: que no tiene ni idea sobre que le estoy hablando y que por muy super héroe que sea, el miedo está empezando a hacer mella en él.

- ¿El que?.

- El fúsil de asalto.

- No lo veo y no creo que sea buena idea el quedarse a buscarlo. Los tenemos encima.

No hace falta que sea mas específico. No es que considere la pérdida del arma, una gran pérdida. El mundo está lleno de armas, pero como ?Anestesia? no lleva el subfusil encima, supongo que debió dejárselo a la hematóloga para su defensa.

?Lo cual demuestra que tu amigo esta como una cabra. No sé si recuerdas, que esa puta quería jodernos ayer mismo?.

Simplemente quería utilizar un teléfono. Algo de lo mas normal. En cualquier caso, nuestro único arma, es la pistola, que encima inutilicé esperando que ese tiparraco, se delatara usándola contra mi.

?De haberte querido matar, Gabriel no hubiese necesitado una pistola?.

- Si claro ? se me escapa en voz alta -, hubiese utilizado una espada de fuego. ¡No te jode!.

?Esa es una mala costumbre que tienes?

- ¿Cómo dices?.

- Nada, nada. Cosas mias.

?Haces mal de burlarte de un arcángel, al que se le menciona tanto en la religión católica como en la judia y en la musulmana?.

Yo no creo en arcángeles.

?¿Pero si crees en vampiros no??.

Todo ello, carece de importancia, cuando tropiezo y caigo arrastrando conmigo a ?Anestesia?. Al ensordecedor estruendo de rayos y truenos, se le une el de una lluvia que parece provenir de varias mangueras contraincendios.

- ¿Estás bien? ? se interesa mi compañero de infortunios, gritando casi junto a mi oreja para hacerse oír.

No. Lo cierto es que no estoy ni pizca de bien. Me duele todo el cuerpo, estoy medio sordo por un oído, me han dejado ciego y cada vez me cuesta mas respirar. Me quito el chaleco antibalas y lo tiro a un lado. El dolor de mis costillas, empeora un poco, pero consigo llenar de aire mis pulmones.

- Sí ? miento con convicción -. Ya estoy bien.

- ¿Quieres el chaleco?.

- No. Déjalo.

- ¿Te importa si me lo pongo yo?.

- Todo tuyo.

Siento el asfalto bajo los pies, y el agua golpeando contra mi cara. Pero esa agua, no mitiga ni un ápice el escozor de los ojos. Mientras ?Anestesia? se coloca (supongo) el chaleco, hago auténticos esfuerzos por vencer la tentación de abrir los ojos. La tentación aumenta de intensidad, cuando llega a mis oídos (sobretodo a uno) un espantoso rugido frente a nosotros.

- ¿Qué ha sido eso?.

La voz de ?Anestesia? está dotada de un ligero temblor al responder.

- Parece un... un tipo enorme.

?Hasta aquí hemos llegado?.

Un relámpago, truena desagradablemente cerca. ?Anestesia?, susurra junto a mi oido.

- Es un infectado, pero al parecer, alguien le ha dejado ciego. Sus ojos cuelgan fuera de las cuencas sujetos por el nervio óptico.

?Tres a uno a que adivino de quien es obra?.

Yo también me hago una idea, pero guardo silencio, mientras mi amigo continua susurrando.

- Si nos movemos despacio... sin hacer ruido... creo que pasaremos.

Quiero decirle, que me parece una idea de mierda, pero tengo miedo. Me siento como un animalillo herido y acorralado en la oscuridad. ?Anestesia? que puede ser lo que sea, pero no me ha abandonado para salvar su pellejo, como sin duda hubiera echo mas de uno, continua.

- No podemos volver atrás... los tenemos casi encima... vamos.

?Reconozco, que este taradete los tiene como piedras?.

Ciertamente, ?Anestesia? puede ser un ?flipao? de la vida, pero en cualquier caso, se habrá ganado el respeto póstumo de el cabrón paranoico y eso, no es moco de pavo.

Doy un paso hacia delante, con toda la lentitud y suavidad de que soy capaz. Aunque me siento como una mula que intentase bailar ballet. Otro rugido, suena casi frente a mi cara, tengo la sensación de que a escasos dos metros como mucho, aunque en esta situación, supongo que todo debe parecer mas cerca de lo que realmente está. Mi corazón se acelera y tengo la clara sensación de que puede oírse a varios metros de distancia.

?¡Vamos , da otro jodido paso!?.

Lo intento, pero me está viniendo un ataque de ansiedad. Mi respiración está empezando a acelerarse.

?Mierda no. Tranquilízate o conseguirás que nos maten?.

?Anestesia?, me suelta y se aleja unos pasos.

?Supongo que abandona el barco?.

Hizo lo que pudo. No puedo reprocharle nada.

- ¡Vamos aquí ¡ - la voz del joven que cree ser un super héroe, me llega claramente a gritos desde varios metros a la derecha - ¡estoy aquí ¡.

El rugido del infectado ciego, se hace mas potente cuando se lanza en la dirección de los gritos, que se mueven hacia atrás. Luego el rugido aumenta de intensidad al igual que varios gemidos. Me sobresalto cuando la mano de ?Anestesia?, vuelve a coger la mia para guiarme.

- Aprovechemos.

?No es tan tonto como pensaba?.

Desde luego, aprovechó la ceguera del infectado, para atraerle hasta los muertos vivientes que nos persiguen. Una vez allí, dejó que se ?apañasen? entre si.

Seguimos caminando en silencio bajo la lluvia. El tiempo parece carecer de sentido. ¿Cuánto habremos caminado ya?. ¿Un kilómetro?. ¿diez?. Mi tos está empezando a empeorar. Querría parar, pero la preocupación por lo que me encontraré al llegar al motel me impulsa a seguir hacia delante a pesar de todo.

- ¡Ya hemos llegado!.

Frente a mi, tengo la pequeña escalera que lleva hasta las habitaciones.

- Hay sangre en el suelo y agujeros de bala en la puerta.

- Entremos.

?Anestesia? abre la puerta y entramos. Piso lo que supongo es un casquillo de nueve milímetros. Sin duda, Marta, hizo uso del arma. Huele a sangre y sudor. La voz de Nicolai me llega increíblemente débil.

- Se la ha llevado ? se diría, que cada palabra le cuesta un gran esfuerzo, como si estuviese gravemente herido -, ella le disparó. Sangraba, pero no murió. Se la llevó a ella y a ?Chanqui?.

- ¿Cómo está? ? pregunto a ?Anestesia?.

- Esta atado a la cama como le dejamos. Pero le han quitado la ropa. Le han hecho unos cortes en las muñecas, como si quisiesen desangrarle y han escrito algo con sangre sobre su pecho.

- ¿Qué pone?.

- Te esperamos.

- ¿Solo eso?.

- Sí.

Unos espantosos gemidos, nos llegan desde el exterior.

- Marchaos ? dice Nicolai ? estoy acabado.

?Andando no llegaremos muy lejos?.

Me acerco a la cama donde yace el agonizante vampiro.

- Dame un cristal.

Tengo que repetírselo un par de veces, pero finalmente, oigo el inconfundible sonido, de una ventana al romperse y a mi mano llega un afilado fragmento.

- No lo hagas ? la voz de Nicolai es suplicante -, la maldición se hará mas intensa.

Utilizo el cristal sobre mi muñeca derecha. Mi sangre se derrama sobre la boca de Nicolai.

- Bebé y calla. Otras personas dependen de nosotros. No tienes derecho a morir.

La voz de Nicolai, adquiere un extraño tono. Resuena lo que supongo son sus ataduras al reventar bajo una fuerza sobrenatural.

- Hasta que Chanquete descanse en Disneylandia.

- Sí ? respondo -. Hasta entonces.

[Korvec]

Capítulo XV

?No llores si la ceguera te impide ver los ojos de tu amada
ya que aun podrás acariciar sus domingas?.

-- Escrito en braille en la puerta de unos urinarios públicos ?




Decenas de manos, golpean contra los laterales del microbús. ¿Están sus cristales blindados?. No tengo ni idea, pero si no es así, no se cuanto aguantaran. Después de vendarme la muñeca con cinta aislante y los ojos con una sábana, ?Anestesia? me ha subido al microbús. Mientras en el exterior, Nicolai totalmente rodeado por muertos vivientes, que por algún motivo le ignoran, intenta ejercer labores de mecánico.

?Es curioso?

¿El que?.

?Desde que ha probado la sangre, al chaladete no se le va la olla al estar rodeado de muertos vivientes?.

Eso puede ser, porque yo estoy cerca. Sabemos, que de alguna forma, mi mente está en una frecuencia distinta que les interfiere.

?¿Lo sabemos?. Suponemos muchas cosas, pero sabemos muy pocas?.

A la ceguera, empieza a sumarse un amago de jaqueca, que supongo que empeorará cuando Nicolai se acerque.

Esta bien. ¿Qué es lo que ahora supones?.

?Que cada vez que prueba la sangre, no es solo su cuerpo el que se fortalece, sino también su mente. ¿No te has fijado en su modo de hablar?. Hace apenas unos días, preguntaba en las sesiones de terapia si los crios a los que mató, volverían para poder disculparse?.

Los recuerdos acuden a mi mente. Parece mentira el que apenas hayan pasado unos días desde esos echos, que ahora me parecen tan lejanos.

Eso era por la medicación joder. Todos íbamos chutados hasta las trancas. ¿No tienes nada que decirme sobre ese cabrón de Gabriel?.

?Nada que vayas a creerte?.

Últimamente, mi capacidad para creer en increibles, se ha incrementando ostensiblemente, pero un sonido en la puerta, me sobresalta y hace que al menos por el momento, el cabrón paranoico pase a un segundo plano.

- Ya está.

Reconozco la voz de Nicolai, mezclada con extraños ruidos, que no soy capaz de identificar.

- ¡No les dejes entrar! ? ?Anestesia? terriblemente alarmado, pasa por mi lado en dirección a la parte frontal del microbús -. ¡Empuja!.

Oigo algunos golpes, gemidos y por fin, el de lo que solo puede ser la puerta al cerrarse. Mi oido, pese a los estragos sufridos. Empieza a recuperarse.

- ¿Podemos marcharnos? ? pregunto mirando en la dirección en la que supongo se encuentra ?Nicolai?.

- Podemos ? me responde -. La cuestión, es hasta donde llegaremos.

- ¿No lo has reparado?.

- No tengo con que. Hemos perdido el aceite del carter. He hecho una chapuza con cinta aislante y metido en el carter ? algo.

Ahora no quiero pensar, en lo que puede ser ese ?algo?.

- Con suerte ? prosigue -, podremos recorrer unos cuantos kilómetros, antes de que el motor se gripe y entonces, será mejor que ese puesto de socorro exista.

- Bueno. Supongo que tal como están las cosas, tampoco tenemos mucha alternativa.

El motor se pone en marcha con un sonido muy poco alentador, mientras ?Anestesia? se sienta a mi lado y empieza a hablar.

- No te preocupes, seguro que todo sale bien. ¿Conoces las películas de Zatoichi?. Se trata de un yakuza ciego que se gana la vida jugando a los dados y dando masajes.

Me concentro y consigo abstraer mi mente de las palabras de ?Anestesia?.

¿Qué haremos cuando lleguemos al puesto de socorro?. Entre los tres llevamos encima menos papeles que un conejo de campo.

?No te preocupes por eso. Sospecho que actualmente, si la cosa está tan mal como sospecho, todo estará lleno de refugiados indocumentados. Pero cuando te registren? quizás serian mejor que te deshicieras de la pistola?.

Tiene razón, aparte, de poco nos sirve ahora mismo. Interrumpo a ?Anestesia? que sigue contándome las aventuras de un masajista que va repartiendo justicia y sablazos por Japón.

- Perdona ? agarro la pistola y la sostengo ante mi esperando que la coja - ¿podrías acercarte a la parte forntal y tirar esto por la ventana?.

- Pero?


- Le falta la aguja percutora y si nos la encuentran en el puesto médico, los militares pueden tomarnos por fugitivos.

- Es que somos fugitivos ? dice Nico desde el puesto del conductor.


- De eso nada ? miento -, a partir de ahora, somos refugiados.

?No deja de ser cierto?.

?Anestesia? coje finalmente la pistola de mi mano, pero el sonido que me llega de la parte frontal, no es el de una ventanilla al abrirse, sino algo muy distinto, algo, que suena como a motor yéndose a la mierda por la vía rápida, bien regado, por una mas que generosa cantidad de maldiciones del conductor.

- Parece que la chapuza ? dice Nicolai -, no ha aguantado tanto como tenía previsto.

El vehículo finalmente se detiene y ?Anestesia? vuelve a cogerme de la mano.

- Vamos ? dice el joven que cree ser un super héroe-. Seguiremos a pie.

Mis pies vuelven a encontrarse sobre el asfalto.

- ¿Llegaste a tirar la pistola?.

- Iba a hacerlo pero?

?Eso significa no?.

- ¡Joder!.

- Tira eso coño!.

- Es una lástima abandonar todo esto aquí ? dice Nicolai -, esas provisiones nos hubieran venido bien.

?Es curioso que lo diga el que funciona a base de sangre?.

Doy un traspiés. La reciente pérdida de sangre, me pasa factura. Unas manos de hierro, me alzan en el aire como si fuera un muñeco. Solo puede tratarse de Nicolai.

- Será mejor que nos apresuremos ? dice -. Les llevamos unos quilómetros de ventaja, pero cuando lleguen al puesto de socorro, a no ser que esté muy bien defendido?

- No creo que un par de docenas de cadáveres putrefactos ? empiezo a decir.


- ¿Un par de docenas?. Un par de miles quedrás decir.

?¿Miles??.

- ¿Miles?.

- ¿Tantos?.

- Cuando os marchasteis ? continua el vampiro, mientras avanza por la carretera -, dijeron algo sobre dos grandes movilizaciones. Una fue en Francia. Parece ser, que un científico descubrió algo en el Instituto Pasteur de Paris.

- ¿Y eso que tiene que ver?.

- A la media hora de hacerse pública la noticia, todas las células de ?el culto? parecieron movilizarse en las ciudades de los alrededores. Cometieron una serie de atentados y suicidios masivos, como si estuviesen poniendo en marcha, un plan de contingencia que ya tuviesen previsto. Una horda de millones de muertos vivientes, entró en la ciudad. El ejército no puede bombardear la zona, sin antes evacuar la ciudad?

- Lo entiendo. Pero esto es Galicia.

- Poco después, dijeron que el mismo fenómeno habia ocurrido aquí. En Galicia...

- Eso no tiene sentido.

?Claro que lo tiene?.

Algunas de las frases de ese demente de Gabriel, resuenan en mi mente :

Será mejor que te abras de orejas, porque tienes poco tiempo.

Pero no es posible.

o encontraré la forma de motivarte. Creedme, eso es lo que hago? y se me da bien

- ¡Que hijo de puta! ? grito. ? Perdón.

Supongo que mis compañeros de aventuras, me deben estar mirando con suspicacia, aunque solo lo supongo. Supongo que el estar ciego, también tiene sus ventajas.

- El caso ? dice Nicolai volviendo a hablar tras un incómodo silencio -, es que la aviación está ya desbordada, se están quedando sin combustible y sin munición.

Recuerdo los ataques a las refinerias. No me cuesta suponer, que los polvorines también estaran entre sus objetivos.

- El ejército está evacuando a la población hacia el centro o hacia el sur. Pero no creo, que este despliegue de medios, sea casual.

- ¿Crees que me buscan a mi?.

- Sé que te buscan a ti.

- ¿Te lo han dicho las voces en tu cabeza?.

Nicolai no llega a responder, el sonido de unos altavoces, hace que se paralice.

- ¡ Quietos donde están!.

Supongo, que por fin hemos llegado al punto de socorro.

- ?Anestesia? ? pregunto - ¿te deshiciste de la pistola?.

- Iba a hacerlo pero?

?Eso significa no?.

- Mierda.

- Joder.

- Nico andaba tan deprisa que?

Apuesto a que a Zatoichi no le pasaban estas cosas.

[Korvec]

Capítulo XVI


?No desprecies a la serpiente por no tener cuernos,
quizás algún día pueda reencarnarse en dragón?.

-- Proverbio Chino ?

No puede decirse, que los soldados del punto de socorro, se tomasen demasiado bien el ver una pistola en la mano de ?Anestesia?. Eso, por no hablar del chaleco antibalas (que estaba claro que no era suyo por venirle un montón de tallas grande). Pero lo que realmente terminó de joder la situación, fue cuando encontraron la extraña granada de la que me había olvidado por completo, en un bolsillo de mi pantalón.

- ¡Somos refugiados!, ¡somos refugiados! ? grito casi como si se tratase de un mantra, a sabiendas de que de poco va a servirme -. ¡ Necesito atención médica!.

- Y yo una mamada ? responde una brusca voz a mi derecha - . ¡Cabo!, ponga a estos saqueadores bajo custodia.

Con la eficacia nacida de la práctica habitual, somos desnudados y maniatados con bridas de plástico.

- ¡Exijo un abogado! ? grita ?Anestesia? -, ¡tengo derecho a hacer una llamada!.

Oigo un golpe sordo, la voz del tipo que nos acusó de saqueadores dice ahora:

- Aquí y ahora, solo tienes derecho a sangrar en silencio.

La voz de Nicolai me llega con claridad desde algún lugar a mi derecha.

- No se te ocurra tocarme.

?Ten cuidado. Si al chaladete se le va la olla, esto será un baño de sangre?.

- ¡ Tranquilo Nico! ? grito, con la esperanza de que me haga caso.


- Vaya, vaya, esto si que es toda una sorpresa ? la voz me es totalmente desconocida, pero por algún motivo, se me eriza el bello de los brazos -. Sargento, libere a estos hombres.

- ¿Les conoce mi capitán?.

- Por supuesto ? dice -, ¿no reconoce a la última esperanza blanca y a sus dos compinghes?.

- ¿Perdón?.

- Eso solo puede concedértelo el señor. Yo no estoy aquí para perdonar.

?Mierda?.

Aun no se muy bien el porque, pero empiezo a sentir de nuevo, una desagradable sensación en el estómago.

- Si te soy sincero ? susurra la voz del desconocido capitán, cerca de mi oído -, no esperaba que lo consiguieras.

?Es Gabriel?.

Imposible. Su voz no se parece en nada. ¿Acaso es ventrílocuo?.

?¿Nunca te has preguntado porque al arcángel Gabriel, a veces lo representan de forma masculina y otras femenina?. Las alas de los ángeles y arcángeles son simbólicas. No tienen un cuerpo físico?.

¿De que cojones estás hablando?.

?¿Has oído hablar de las posesiones demoniacas no??.

Claro joder.

?Y sabes que Lucifer fue un ángel desterrado a los infiernos...?.

Pero los ángeles y los demonios no existen.

?¿Y que me dices de los vampiros?. ¿Los muertos no pueden andar verdad??.

Me ponen en pie de forma quizás demasiado brusca. Pierdo el equilibrio, pero alguien me sujeta antes de que caiga.

- Este hombre está muy mal ? dice una voz que no soy capaz de identificar.

Supongo que luego añade algo mas, pero mi oscuro mundo, parece empezar a girar. Soy demasiado viril para desmayarme (eso es cosa de nenas), pero creo, que estoy a punto de perder el conocimiento. Pero no puedo desmayarme ahora. Tengo que preguntarle donde está Marta...

"¿Y la cabeza de Chanquete?".

- Donde... - creo que consigo decir.

Mierda. Creo que eso tendrá que esperar.

[Korvec]

Capítulo XVII


?Asta una rata, es un temible enemigo si se ve acorralada. Pero lo verdaderamente temible, es el que busca la lucha, incluso cuando tiene la opción de escapar?.

-- Un Sobrado Gilipollas ?



Despierto, con una mezcla de sensaciones. Por un lado, es la primera vez que despierto sin haber tenido (o sin recordar) flashbacks o sueños raros. Por otra, sigo sin ver una mierda. Aunque ha desaparecido, la horrorosa sensación de escozor de mis ojos. A mis oídos, llegan todo tipo de sonidos: las aspas de helicópteros, el rugido de armas automáticos y los gritos de alguien que intenta poner orden en medio de un caos.

?No se porque, creo que esto va a ser movido?.

Me llevo las manos a los ojos. Tengo unas vendas alrededor de los mismos. Una voz femenina, grita desde mi derecha.

- ¡Ni se le ocurra!. Ha sufrido lesiones oculares de escasa entidad, pero tendrá que llevarlo cubierto como mínimo dos semanas.

?Que optimista ¿crees que seguirás vivo dentro de dos semanas??.

- Vamos, vamos señorita ? dice desde la izquierda, otra voz conocida -. Quizás quiera oir un segundo diagnóstico.

- Mire capitán ? la voz de la enfermera o la doctora o lo que sea, parece bastante enfadada. La comprendo muy bien -. Usted ocúpese de lo suyo y deje en paz a los heridos.

Una mano grande, fría y encallecida se coloca sobre mi cara.

- ¡Abre los ojos y ve ! ? dice el tipo que sospecho es Gabriel, en lo que a todas luces, debe parecer la parodia de un tele predicador.

- ¡ Pero que diablos!.


- Señorita. ¿No tiene nada mejor que hacer?.

El inconfundible sonido de una pistola al ser amartillada, me llega con total claridad desde la izquierda.

?Si yo fuese ella me largaría?.

- ¡Está usted loco!.
- Digamos ? responde la voz burlona desde mi izquierda -, que me rijo por otro concepto de cordura.

- ¡ Hablaré con sus superiores!.

- Le deseo suerte. Hace miles de años, que no dice ni mu.

La voz femenina se aleja, farfullando por lo bajo. La mano de Gabriel se pone ahora en mis oídos.

- Sana, sana culito de rana.

Por sobrenatural que parezca, tengo en el acto la sensación de que me hubiesen retirado unos tapones de oídos.

?Para que digan que la seguridad social es mala?.

- Sí, aun se me dan bien estas cosas ? comenta el arcángel -. Antes, cuando la fe de los hombres era fuerte...

- ¿Qué has hecho con Marta? ? le interrumpo -. ¿A que diablos estás jugando?.


?Ten cuidado. No te conviene hacerle enfadar?.

- ¿Cuál de las dos preguntas te interesa mas?.

Las manos del arcángel me arrancan los vendajes y me encuentro frente a la cara de un completo desconocido. Va vestido con un uniforme de capitán del ejército, tiene una cara llena de lo que supongo son picaduras de viruela, un bigote canoso y unos clarísimos ojos azules. También veo que me encuentro dentro de una tienda de lona de grandes dimensiones, rodeado de literas de lona, la mayor parte de las cuales, se encuentran ocupadas.

- Las dos ? respondo.

- Es curioso ? el tipo parece meditar durante un par de segundos -. ¿Sabes?. Después de miles de años, puedo decir que no me gusta la raza humana.

Por su expresión, supongo que espera que diga algo, pero me limito a guardar silencio y el continua con su extraño monólogo.

- De todos modos ? prosigue -, me gustáis mas que los perros. A lo largo de los años, por lo menos habéis desarrollado cosas como los videojuegos y las telenovelas, que me entretienen un poco. Los chuchos, siguen limitándose a pensar en comer y en oler ojetes.

Estoy a punto de preguntarle, que es lo que tiene de malo oler ojetes, pero el cabrón paranoico me previene.

?¡Ni se te ocurra!?.

- Aparte, también está el echo ? prosigue -, de que sois los únicos, de los que conseguimos alimentarnos. El resto de seres de este puerco mundo, son incapaces de entender un concepto tan importante como es la religión.

Bueno ya está bien. Mis preguntas no eran tan complejas y empiezo a estar hasta los cojones de esta mierda religiosa.

?¡No!?.

- Mire, me parece estupendo que odie a los chuchos. De echo, yo tampoco los soporto, pero si puede ahorrarme el royo teológico y pasar directamente al grano.

El tipo me mira sin disimular su irritación.

- Haces mal en mantener esa actitud. Después de todo, si no fuera por la religión, no hubieras tenido ninguna oportunidad de escapar del autocar.

?Se refiere al gordinflón de dentadura mellada?.

- ¿Cómo puedes saber eso?.

- ¿Acaso crees que las casualidades existen en este patético mundo?.

- Él te escogió ? da un especial énfasis al pronunciar la palabra ?él? como si yo supiese a quien carajo se refiere -. No me preguntes porque, ya que ni lo sé, ni me interesa. Ellos lo saben ? utiliza el mismo énfasis al pronunciar ?ellos? -, cosas de las antiguas profecías de tipos que enloquecieron. Ya se sabe, que el vivir miles de años, es un tanto corrosivo para la salud mental... y mas en un mundo tan aburrido como este.

- Estupendo ? supongo que no es muy prudente por mi parte, el que no me moleste lo mas mínimo en disimular lo ridícula que me suena toda esta mierda -. Así que soy el puto elegido y dime ¿qué tengo que hacer, entrar en Matrix?. ¿Ahora es cuando me ofreces un tripi rojo o uno azul?.

?Mala idea. Muy mala?.

El tipo se carcajea.

- ¿A Ti te gustó esa puta película?.

Supongo que yo no estoy muy bien de la cabeza. Pero Gabriel, por muy arcángel que sea, es un auténtico maniaco.

?Responde a su pregunta?.

- La primera no esta mal ? le digo -, pero la continuación...

- Sí ? admite él -, eso dicen todos.

Un soldado cubierto de polvo y con un marcadisimo acento gallego, entra por la puerta de lona del hospital de campaña. Saluda militarmente antes de dirigirse hacia al que supone es su superior.

- Mi capitán, tenemos que evacuar ya.

Gabriel le mira como si no supiese de que le está hablando, antes de preguntarle.

- ¿ A ti te gustó Matriz?.

- ¿Señor? ? el soldado le mira con una clara expresión de : se le ha ido la olla - ¿Matrix?.


- Te lo preguntaré de otro modo. Si ese marica disfrazado con ropa de diseño, se encontrase aquí y ahora, en medio de una evacuación de emergencia, porque los F-18 van a bombardear esto con todo lo que tienen en menos de un cuarto de hora y el agente Smith le dijera, que su putita y la cabeza cercenada, pero aun animada del calvorota ese negro están en el maletero de un coche ? por sorprendente que parezca, Gabriel suelta toda esa parrafada del tirón y sin apenas detenerse a tomar aire -. ¿Se subiría al último helicóptero o se quedaría a buscarla?.

El soldado para mi sorpresa responde.

- Sin duda se quedaría señor.

- ¿Por qué los tiene como piedras?.

- Bueno, por eso y porque ella es el amor de su vida y joder. Siempre podría pillarla y salir volando.

- Ya... pero ¿y si ese marica vestido de negro no pudiese volar ni tuviese super poder alguno?.

- Supongo que también.

- Gracias soldado. Puede retirarse.

El muchacho obedece y se da la vuelta.

- ¿Eso significa? ? aunque creo, que la cosa está mas que clara. Gabriel es un jodido y aburrido sádico cabrón.

- Significa ? me contesta a la vez que pone la pistola con la que había intimidado a la enfermera en mi mano -, que el último helicóptero sale dentro de diez minutos. En doce, esto será un hervidero de muertos vivientes que te andan buscando y entre quince y diecisiete, aquí habrá un crater lunar.

- Eres un hijo de puta.

- Error ? me responde -, no soy un hijo de puta, soy el hijo de puta. Me importa una mierda el que vivas o mueras. Pero tengo auténtica curiosidad, por saber si tomarás el helicóptero o intentarás salvar a una mujer de la que apenas sabes nada.

Consigo contener el irrefrenable impulso de dispararle.

?No lo hagas. Solo matarias al portador del cuerpo, Gabriel no es un ser físico y sospecho que necesitarás las balas?.

Salgo de la tienda. Esto parece una película bélica de serie B. Gente corriendo por todas partes en dirección a las rampas de cuatro enormes helicópteros Chinook de dos aspas. No veo ningún coche.

?Así, que vas a quedarte y buscarla. Debe de follar realmente bien?.

Y tiene unas tetas realmente bonitas.

?Estas enamorado?.

Iba a responder mentalmente algo realmente ofensivo, cuando veo a Nicolai y a ?Anestesia? en medio del guirigay.

- No encuentro a ?Chanqui? ? dice Nicolai.

- Esto va a irse a la mierda en unos minutos.

- No me marcharé sin ?Chanqui?.

- Esta en el maletero de un coche con Marta.

- ¿Y donde está ese coche? ? pregunta el vampiro.

- Ni idea. Será mejor que subais a los helicópteros, yo me quedo.

- Ya te lo he dicho ? responde Nicolai -. No me marcharé sin ?Chanqui?.

?Anestesia? palidece como un folio de papel, pero se limita a responder.

- Después de todo, tres pares de ojos, ven mas que dos.

Por la voz, reconozco al sargento que nos registró y detuvo a la entrada.

- ¿ A donde carajo creen que van ¿. ¡ Suban al puto helicóptero!.

Hago memoria. ¿Cómo era el puto coche?.

?Un SEAT Leon de color plateado?.

- ¿Recuerda la entrada de un tipo raro a bordo de un SEAT Leon de color grisáceo y abollado.

- ¡Joder! ? estoy seguro de que el tipo va a soltar algún tipo de exabrupto -, pero se detiene de golpe al recordar algo -. ¡ Ya lo creo que lo recuerdo!. El conductor parecía herido de gravedad, pero hablaba como si tal cosa. La cosa fue de lo mas extraña, ya que supusimos que vendría en busca de ayuda medica. Pero el tipo siguió carretera adelante.

Todos miramos en la dirección que marca el dedo. Mientras, el suboficial, se lleva el fusil de asalto a la cara y abre fuego contra la oleada de cuerpos que ya empieza a acercarse peligrosamente a la zona.

- ¿a dónde creen que van? ? me pregunta.

- No se preocupe ? le respondo mientras empezamos a correr en la dirección señalada.

?Claro. Después de todo, eres la puta esperanza blanca, junto a sus dos compinches?.