Una venda en los ojos

[Azhaag]

<b>Una venda en los ojos</b>

?Ningún gran artista ve las cosas como son en
realidad; si lo hiciera, dejaría de ser artista.?
Oscar Wilde

La puerta de la habitación se encontraba entreabierta, la terminó de abrir con mucho cuidado con el dorso de la mano, lentamente, para que el crujir de la madera y el chirriar de los goznes no rompieran el silencio.
Entraba un poco de claridad a través de una persiana rota, quizás de alguna farola o de algún cartel publicitario, por lo demás, la habitación permanecía en penumbra.

Se situó a los pies de la cama y la contempló, la joven permanecía dormida, cubierta por rojas sabanas.

Era preciosa.

Todo un regalo para la vista envuelto en un conjunto de seda y satén que perfilaba su bella figura.
Su cabello caía desordenado en una maraña de bucles rojizos.

Levantó su cámara y la observó tras el objetivo, ando dos pasos en paralelo hacia su izquierda para buscar el ángulo correcto.

Tras unos segundos de indecisión se percato de que algo no cuadraba, algo estropeaba la instantánea.

Dejo colgar la cámara sobre su pecho y extendió un dedo tembloroso hacia ella.
La necesidad de tocarla lidio durante un instante con el hecho de que quizás el mas leve roce la despertase, no quería molestar su sueño, sin embargo era preciso.

Movió su dedo hacia ella con una lentitud y cuidado exagerados.

Para él, el contacto entre su dedo y ese bucle rojo fue electrizante, como esa sensación cuando nos da la corriente al tocar a alguien, tan científicamente explicable como mágico a la par.
Con mucha delicadeza aparto el mechón de pelo de su frente sin turbar su descanso.

La volvió a mirar, esta vez desde cerca.

Su rostro era perfecto.

Matemáticamente perfecto.

Volvió a levantar su cámara y sonrió complacido al observar a través de la lente que ahora si estaba todo dispuesto.

El fogonazo de luz ilumino la estancia por espacio de un suspiro.

Recorrió su cuerpo a través del objetivo, su mano derecha permanecía extendida sobre la almohada, sus dedos eran largos y finos, las uñas se mostraban cortas, sin ninguna clase de pintauñas.

Una belleza como aquella no requería de artificios.

Sobre su dedo anular brillaba una alianza, y en el seguramente resplandecían también las esperanzas de algún loco enamorado, el grito de alguien al mundo para hacer saber que amaba a aquella mujer.

Volvió a enfocar el rostro de la mujer con su cámara y disparó de nuevo el flash.
El segundo de luz le hizo ver al fotógrafo que dos líneas surcaban sus mejillas, dos lágrimas habían erosionado aquel bello rostro.

Unas voces le llegaron lejanas a través de la puerta por la que había entrado en la habitación.

-Siento haber llegado tarde ¿Dónde esta? ? escucho decir a la voz al final del largo pasillo.

El sonido de unos pasos acercándose hizo que el fotógrafo dejase su cámara y dirigiera su mirada hacia la puerta.
Esta fue abierta por completo, el crujir de la madera y las bisagras gritarón juntos sin ningún tipo de miramiento por el descanso de la mujer y la luz amarillenta que reinaba en el pasillo engullo todas las sombras que podía tener la habitación.

Bajo el marco de la puerta un hombre miro al fotógrafo.

-Buenas noches ¿Sabemos algo de la víctima?
¿O el móvil del asesinato?
He venido lo mas rápido que he podido, pero aun no me han puesto al corriente?
¿No le queda demasiado para terminar con las fotos del escenario del crimen, verdad? ?preguntó el hombre.

Ignoraba si era solo una palabra o quizás el sonido que en conjunto hacían, como si se tratase de una melodía macabra.

Víctima?

Crimen?

Asesinato?

Escenario?

Sin embargo siempre tenían el mismo efecto en el, le retiraba sin ningún tipo de contemplación la venda de sus ojos. Aquella que un día, el cual ya ni siquiera recordaba, había surgido por si sola, de manera natural.
Aquella que censuraba las imágenes que destruían su razón día tras día.

Cuando la venda caía, parecía que pudiese oír como se quebraba a sus pies.

Al bajar la mirada contempló horrorizado como las sabanas estaban empapadas en sangre que se pegaban al cuerpo desnudo de la mujer. Esta presentaba tres disparos en el pecho y todo su rostro estaba salpicado por pequeñas gotas de sangre.

Del suelo de la habitación, a través de la moqueta, surgieron lentamente pequeños cartelitos amarillos que enumeraban posibles pruebas.
El horror mas visceral se cernió sobre el cuando fue consciente de la humedad de una pequeña gota de sangre, ya casi seca, en el dedo con el que había retirado el pelo de la mujer.

Cerró los ojos intentando retener las arcadas que le sobrevinieron, sacudió enérgicamente la cabeza en un intento desesperado de hacer que desapareciera aquella visión.
Y como tantas veces, la negación de la realidad lograba apretar el nudo de aquella venda sobre sus ojos.

Abrió los ojos lentamente, con miedo a ver.

Y allí estaba de nuevo aquella bella mujer envuelta en sus sabanas, su rostro no estaba perlado por gotas carmesí y su hermoso pecho no mostraba herida alguna.

Reparó en la presencia del hombre que aguardaba bajo la puerta, que lo miraba extrañado, como si no comprendiera el por que de su indignación, había estado a punto de despertar de su sueño a esta mujer con su aparición en escena tan ruidosa y sin miramiento alguno.

Clavó su mirada en los ojos del policía, el cual retrocedió asustado.

-Sssssssssh? -le susurró llevándose un dedo a los labios.

<b>Azhaag</b>

[Nimrod]

Muy muy bueno!

Me ha gustado mucho, sigue escribiendo compañero!

Salu2

[Azhaag]