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Otra leyenda del cine se nos despidió ayer mismo en París con 90 años. Max Carl Adolf von Sydow, actor sueco con doble nacionalidad francesa aunque dominó un sin fin de lenguas como noruego, inglés, italiano, alemán, danés, francés y español. Ha paseado su curtido y carismático rostro en muchas de las películas más importantes de la historia donde siempre brillaba como actor secundario. Comenzó siendo uno de los actores fetiches del legendario Ingmar Bergman en películas como Fresas Salvajes, La Hora del Lobo o la imprescindible El Séptimo Sello, ésto, amigos, es historia de cine. Su carrera continuaría imparable, se hizo un nombre en la industria americana por su papel de el Padre Merrin en El Exorcista y encarnó a Jesucristo en La historia más grande jamás contada, compartió escenas con Robert Redford y Faye Dunaway en Los Tres días del Cóndor, fue el legendario emperador Ming en Flash Gordon, el melancólico rey Osric en Conan el Bárbaro, el villano Blofeld en una de sus encarnaciones de la saga de James Bond, el apostol Pedro en Quo Vadis se le vio en telefims como La Tienda de Stephen King o la inquietante Ciudadano X, era un médico sacrificado en Dune de David Lynch, fue jefe del Juez Dredd y también lo fue de Tom Cruise en Minority Report, atendió la demencia de DiCaprio en Shutter Island y tuvo un pequeño papel en el Episodio VII y no nos olvidemos de la española Intacto de Juan Carlos Fresnadillo. Lo último relevante fue en la serie de Juego de Tronos en el papel del Cuervo de Tres Ojos. Y todo esto es un mero repaso muy resumido. Se le echará de menos. Descanse en Paz.

Creo que hace poco hablábamos de el, su intachable trayectoria, y como era obvio que el hombre ya para muchos trotes más no estaba. Se nos fue otra leyenda, pero no es que deje poco tras de si como para que sea olvidado. Gracias por todo y buen viaje.