Resulta curioso como se ha desarrollado la carrera cinematográfica del que otrora fuera el guionista de Jack de Francis Ford Coppola. Más dirigido al terreno del thriller, el terror y el discurso sociopolítico después de aquella, James DeMonaco encontró su gallina de los huevos de oro cuando en 2013 escribió, produjo y dirigió para Blumhouse la película The Purge. La Noche de las Bestias. Pensada inicialmente como una cinta de carácter claustrofóbico, donde el componente de terror servía como base para establecer un discurso abiertamente crítico con el pensamiento ultraliberal y conservador en Estados Unidos, en sus entregas posteriores la franquicia fue politizando y radicalizando aún más sus posturas con un mensaje nada sutil y contundente sobre la explotación de la élite social y política a las clases más desfavorecidas.

En plena Era Obama, DeMonaco ya apuntaba sus temores hacia el repunte más ultraconservador, racista y elitista que podía provocar la elección del primer presidente afroamericano en Estados Unidos. En cierta forma, sus película hoy en día pueden tener una lectura anticipatoria (ideológica, no tanto en lo homicida) de lo que posteriormente se materializaría con la llegada a la presidencia de Donald Trump. Es por esto que el estreno de la quinta entrega de la franquicia (a lo que también habría que sumar una serie de televisión de dos temporadas emitida entre 2018 y 2019), resulta más inquietante.

Una fórmula rentable

Tras los flojos resultados artísticos de La Primera Purga: La Noche de las Bestias (que no de taquilla, que pasó a convertirse en la que mayor cantidad de dinero recaudó en salas a nivel internacional) todo parecía apuntar a un agotamiento de la fórmula y que si acaso el futuro de la franquicia estaba en la serie de televisión; sin embargo, el cineasta anunció que aún quedaba espacio para una última entrega (última en aquel momento, DeMonaco ya ha apuntado que la saga podría continuar), que empezó a desarrollarse en 2019, pero que, de su estreno previsto en julio de 2020, ha llegado con un año de retraso a nuestras pantallas. No podemos decir qué hubiese beneficiado más al argumento, si haberse estrenado en la fecha prevista y haberse posicionado como título anticipatorio del asalto al Capitolio en enero de 2021, o el enriquecimiento de la lectura de su planteamiento al haberse estrenado posteriormente.

Lo cierto es que, más allá de lo chocante, inaudito e inverosímil que pudiera parecer esa toma de una de las principales instituciones democráticas de Estados Unidos, La Purga: Infinita apunta que esa posibilidad no resultaba tan remota en el pensamiento estadounidense, o al menos en el de James DeMonaco.

No es que la película nos narre los acontecimientos (ya, lamentablemente, históricos) del 6 de enero de 2021, pero no es difícil situar a Trump y su círculo en el espacio ideológico de los Nuevos Padres Fundadores, transmitiendo a su base electoral un discurso ultranacionalista, supremacistas y aporofóbico, así como vincular a la masa enfebrecida y descontrolada que acudió como un caudal de odio al Capitolio con esos purgadores desatados que se niegan a dar por terminada La Purga tras las 12 horas acordadas, provocando un levantamiento y una ola de violencia en el país.

En este sentido, La Purga: Infinita aporta una serie de innovaciones a la franquicia, la más notable, la violencia a plena luz del día, así como un mayor escenario de pandemónium y destrucción urbana. DeMonaco recoge también conceptos como el muro separador con México, aviva el concepto inmigratorio y, a través de los protagonistas, aboga por un discurso conciliador, incluso entre personajes de mentalidad racista y clasista, como es el caso de los personajes interpretados por Josh Lucas y Tenoch Huerta. Otro elemento destacado en la saga y que aquí vuelve a repetirse es la apuesta por personajes femeninos fuertes y aguerridos, en esta ocasión interpretados por Ana de la Reguera y Leven Rambin.

Una entrega dirigida por Everardo Gout

La realización de la película corre a cargo de Everardo Gout, quien hace un trabajo mucho más esforzado que le que realizara su predecesor, Gerard McMurray, en La Primera Purga: La Noche de las Bestias, colocando a esta entrega entre las mejores películas de la saga (a nuestro entender, el díptico formado por Anarchy y Election, especialmente la primera). Así, esta quinta entrega vuelve a ser violenta, gore e ideológicamente evidente, dejando sutilidades y los campos grises para otras producciones.

Como producto cinematográfico, La Purga: Infinita no va mucho más lejos que sus predecesoras. Es una cinta de consumo rápido, explotativa, burda incluso en sus postulados, pero funciona, entretiene y resulta un retrato deformado e interesante de cómo su sociedad es vista por los propios estadounidenses.