El Camino de la Cabra (serie regular/apuesta)

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Capítulo XXXIV

Si la vida tuviera banda sonora, este seria un buen momento para un redoble de tambores. Me pregunto que aspecto tendrá el tal líder. Mi mente comienza a fantasear sobre varias posibilidades: una especie de barbudo talaban, un inquietante niñato a lo Damien, un perro parlante. Lo cierto es que poco me importa su aspecto. Me basta con que comprenda, que no soy una amenaza para sus planes.

La puerta se abre. Conducidos por ?Pancho? y ?Juancho? entran mis compañeros de desventuras. ?Follacamas? camina como Jhon Wayne y ?Calvorota? se encuentra casi tan pálido como ?Juancho?. Los guardias, se llevan las manos a las armas al ver los dos cuerpos muertos en el suelo de la sala, pero ?Cucaracho? levanta las manos diciendo que todo esta bien.

?Pancho? y ?Juancho? no parecen nada convencidos. Se miran el uno al otro intercambiando una mirada que solo puede significar o bien que mantienen una tórrida relación homosexual o que planean causarme problemas.

Tan preocupante como la mirada que intercambia la pareja de guardias, me parece la enajenada expresión de la cara de Nicolai. Empiezo a sufrir una ligera migraña, que empeora cuando vuelvo a bajar la vista hacia la pantalla del ordenador.

Al parecer el tal líder, a enfocado realmente cerca su webcam, ya que en la pequeña pantalla, solo veo sus dos ojos y parte de su nariz. Su piel es oscura y sus rasgos son delicados, femeninos. El famoso ?líder? es una muchacha de color. Sus ojos negros no parecen enajenados como los de Nicolai, pero fijar la vista en ellos, hace que mi migraña empiece a empeorar como si una abuela demente, intentase meterme dos agujas de hacer calceta por la nariz, así que centro mi vista en la pequeña pantalla chat que hay bajo la pantalla y tecleo.

¿Entiendes mi idioma?.

La respuesta aparece con sorprendente rapidez. escrita en mayúsculas:

ENTIENDO TODOS LOS IDIOMAS.

?Que ironia. Nunca pensé que veria a una mujer o a un negro como líderes mundiales?.

Bueno, hace tres días, no salia por las noticias y si no sales por las noticias, es que no mandas una mierda. Tecleo a toda prisa, mientras mi jaqueca aumenta hasta límites realmente dolorosos.

Me han dicho que me andas buscando para matarme.

ES VERDAD.

El cabrón paranoico creo que dice algo, pero no soy capaz de entenderlo. Un hilillo de sangre, desciende por el orificio derecho de mi nariz. Aparto la vista de la pantalla y veo a Nicolai casi a mi lado, con expresión preocupada.

- Te sangra la nariz.

La cabeza de Chanquete, pone los ojos en blanco. Un atronador sonido, tortura mi mente.

- Nicolai ¡ sal de la habitación ¡ - creo que consigo decir o quizás gritar, aunque no estoy del todo seguro, ya que no puedo oir mi propia voz.

Nico obedece y el alivio es instantáneo.

?Haz que se deshagan de las cabezas. Amplifican ?la señal? y mas cuando hay dos ?sintonizados? cerca de ti?.

Ahora mismo, lo único que entiendo es que siento una terrible sensación de resaca y que de no tener el estómago vacío estaría vomitando hasta la primera papilla, pero supongo que tiene razón. Así que dirigiéndome a ?Cucaracho? ordeno señalando a las amputadas cabezas que cuelgan del techo.

- Haz que se deshagan de esas abominaciones. El niño Jesús llora cuando se mancilla un cadáver.

?Cucaracho? da un par de pasos hacia las cabezas, dispuesto a cumplir personalmente con la tarea.

?¡Detenle desgraciado!, si se aleja de ti, ordenará a sus hombres que te cosan a tiros?.

Le atrapo de una manga.

- Tu no padre. Que lo hagan tus ovejas descarriadas. Podrias volver a caer en la tentación si te alejas de mi.

El sacerdote asiente y le dice al ceñudo ?Juancho?.

- Ya lo has oido.

Vuelvo a centrar mi atención en la pantalla. Me siento como un general con demasiados frentes de batalla simultaneos y pocos efectivos. ?La líder? a escrito.

¿ALGO MAS?.

Joder pues claro que hay algo mas. De echo tanto mas, que no se ni por donde empezar, pero simplemente tecleo.

No tengo intención ni capacidad para obstaculizar tus planes.

LO SE.

Bien, parece que la cosa va por buen camino. Así que tecleo:

Entonces, supongo que comprenderás, que no merece la pena que te molestes por mi.

TU ELIMINACIÓN ES PRIORITARIA.

?Desde luego, la chica es de ideas fijas?.

No tengo la cabeza ahora mismo para este tipo de mierdas. Si no consigo que cambie de idea, esta puta demente va a convertir mi trasero en la presa mas codiciada de un apocalíptico culto que aunque no aparece en las noticias, tiene mas sucursales y franquicias que el puto Burguer King. Lo único que se me ocurre teclear es:

Pero ¿por qué?

POR DOS MOTIVOS

¿Cuáles?

La pantalla se cierra. Sean cuales sean esos dos motivos, me temo que me quedaré sin saberlos. También la página web, parece empezar a difuminarse hasta que me quedo frente a una pantalla negra. Sin duda han activado algún tipo de virus o proceso de autodestrucción.

?Debiste copiar toda la información posible sobre el culto antes de tener la gran idea de entrevistarte con su líder?.

Lo echo, echo está. Además, ¿qué saben ellos sobre mi?, solo tienen en el peor de los casos, mi imagen en una cámara web.

?Si pedazo de melón y tu ubicación actual. Ya puedes empezar a mover el culo?.

- ¡Joder!.

Durante la parte final de mi entrevista, han sido descolgadas la mayor parte de las cabezas. No quiero saber que es lo que harán con ellas, pero aun queda una de la que debo ocuparme. La cabeza de Chanquete.

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[Korvec]

Gracias jóveno. Por cierto que hoy al pasar por tu blog, he visto que ya has puesto un enlace hacia el mio, por lo que he añadido (después de no pocos tejemanejes) enlace al tuyo y al del señor sombra en los LINKS laterales.

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Capítulo XXXV

Son muchas, las personas que piensan, que el trastorno bipolar tiene algo que ver con dobles personalidades; cuando en realidad, se caracteriza por pasar bruscamente de la euforia a la depresión. Ahora que llevo un par de días sin tomarme el litio, supongo que en algún momento debería euforia. Pero por el contrario, cada vez me siento mas como si estuviese naufragando en un pantano de mierda. Supongo, que eso significa que por lo menos he mejorado de uno de mis trastornos.

Ya han terminado de retirar hasta la última de las cabezas que cuelgan del techo, pero aun quedan los dos cuerpos. Cuando se disponen entre varios a trasportar al gordinflón de la bolsa de basura en la cabeza les detengo.

- Seria un desperdicio enterrarle con esas botas ? añado como el que no quiere la cosa -, que casualmente son de mi talla.

Los muchachos lo captan y le despojan de ellas. Supongo que en el fondo, no son malos chicos. Mientras terminan de despejar la zona de fiambres, me dedico a utilizar la conexión a internet. Después de todo, esta es una inmejorable ocasión para saciar mi sed de noticias.

Visito rápidamente varias páginas de información nacional comenzando por la de la Agencia EFE y no tardo en hacerme una idea global de la situación actual.

Al parecer, el ejército se encarga de la protección de las principales vías de comunicación y de instalaciones sensibles: aeropuertos, refinerías, centrales nucleares. ese tipo de lugares. También les corresponde la tarea, de dar caza y eliminar a los infectados y a los cadáveres ambulantes, si estos llegan a concentrarse en una cantidad tal, que las fuerzas del orden no puedan ?controlar?.

El grueso de las fuerzas policiales, se encarga de mantener el orden en los grandes núcleos urbanos que por lo visto siguen siendo relativamente seguros. Ha habido varios intentos de desórdenes y sabotajes de éxito irregular, pero por lo visto, los grandes núcleos urbanos aun aguantan.

En cuanto a los pequeños núcleos urbanos tales como pueblos y urbanizaciones, eso ya es otra cosa. Protegidos en el mejor de los casos por un número claramente insuficiente de efectivos de la benemérita, su propia policía municipal (si cuentan con ella) y patrullas ciudadanas de voluntarios, la situación es claramente caótica, con proliferación de saqueos, violaciones y todo tipo de atrocidades.

Otro tipo de noticias, hablan de espectaculares olas de suicidios. Sorprendentemente, las iglesias se encuentran mucho mas colapsadas que los hospitales.

?Cuando el hombre racional se encuentra cara a cara con lo irracional intentando morderle el culo, se aferra a un clavo ardiendo?.

Sigo buscando por los canales de noticias, cualquier tipo de referencia al Culto. Es imposible, que algo tan grande y organizado sea invisible a la prensa.

?No si está bien relacionado y por lo que sabemos, bien puede estarlo. Olvida los grandes titulares, busca en periódicos locales?.

Lo hago y en efecto, no tardo en encontrar vagas noticias, sobre la reciente aparición de cultos que hablan de la llegada del fin de los días y del final del reinado del hombre. Al parecer, pregonan que el hombre a sido condenado por sus crímenes a ser barrido de la faz de la tierra. Solo algunos elegidos que son los que pueden escuchar algo llamado: ?el mensaje? o ?la llamada?.

?Interesante?.

Sigo buscando mas información en periódicos extranjeros, pero mi dominio de las lenguas se limita al inglés y algo de Francés por lo que salvo algunas noticias que acusan a cultos emergentes de varios atentados terroristas, no consigo dar con nada realmente ?sólido?.

?Eso no es lógico. Si tantos miembros tiene, de alguna forma se habrán unido. Preguntale a l curita como cojones encontró la página web?.

Lo hago. El sacerdote se encoge de hombros. Supongo que no lo lleva mal. Se esta sobreponiendo rápidamente a su responsabilidad en las barbaridades aquí cometidas bajo su tutela.

- No es difícil ? dice como si me explicase el proceso para sumar dos y dos -, cualquiera que conozca el mensaje, sabe donde buscar.

Empiezo a estar hasta las narices del reputo ?mensaje?, pero tengo una idea. Arranco unas hojas de papel de la impresora y se las tiendo a ?Cucaracho? a la par que me pongo de pie.

- Anote aquí los fundamentos del tal ?mensaje? y no olvide añadir, los datos que pueden permitirme encontrar de nuevo la pista en Internet.

El sacerdote me mira como si le hubiese pedido que construyese la torre de Babel a base de palillos y saliva. Pero tengo otras cosas de que preocuparme y sospecho que no demasiado tiempo para hacerlo. Intento quitarme las botas de goma, pero mis pies están tan hinchados, que se niegan a salir. Supongo que tendré que rajarlas. Uno las bots nuevas por los cordones y me las cuelgo del cuello. Necesito conseguir un cuchillo, preferentemente afilado.

Me dirijo hacia la salida. ?Cucaracho? se dispone a seguirme, aunque ahora que no queda ningún macabro resto que pueda emponzoñar su mente, supongo que la habitación es segura.

?¿Estas seguro de que es buena idea dejar solo a este elemento??.

- No padre ? le detengo extendiendo la palma de la mano cual guardia urbano- . Usted tiene trabajo que hacer. Pero no abandone esta habitación.

?Cucaracho? duda unos segundos. Estoy seguro de que va a decir algo, pero se limita a darse la vuelta y volver a la mesa que ocupaba cuando entré. ?Juancho? se planta delante de la puerta y dice con un tono de voz lo suficientemente bajo como para que yo solo pueda oírle.

- No creas que a mi me la das.

Le observo detenidamente de arriba a bajo.

- Tu no necesitas eso ? digo a la par que suelto una pistolera probablemente saqueada a un guardia civil o policía -. ¿Te parece mal hermano?.

El sacerdote nos mira desde la mesa. ?Juancho? enrojece de rabia, pero aprieta los dientes y guarda silencio.

- Tampoco me vendrá mal esto ? después de echarme al hombro la pistolera con el arma y munición cojo el afilado cuchillo, con el que no hace demasiado, este pálido bastardo estuvo a punto de ?afeitarme en seco? -. ¿No te importa verdad?.

?Creo que acabas de ganarte un enemigo para toda la vida?.

Sin duda, el cabrón paranoico está en lo cierto. Pero actualmente, no puedo decir que sea demasiado optimista con mi esperanza de vida. Así que, para ?rematar la faena? le doy dos cariñosas palmaditas en la cara y le digo.

- Luego nos vemos.

Atravieso la puerta. Siento un escalofrió al dejar a ?Juancho? a mis espaldas.

?Ese tipo te traerá problemas?.

No le necesito para eso. Últimamente los problemas vienen a mi por su propio pie. En la calle encuentro a mis compañeros de desventuras. Nico vuelve a parecer despertar de un extraño trance al verme llegar. Termino de abrocharme el cinturón tan generosamente ?donado? por ?Juancho? y examino su contenido. Con sorpresa, compruebo que el arma es una pistola CZ-100, en su versión de nueve milímetros. Los porta cargadores contienen dos cargadores de trece cartuchos. En un pequeño bolsillo lateral encuentro una cajita con munición del nueve y por último colgando en su pequeña funda de cuero una pequeña pero práctica porra metálica extensible. Me siento en el suelo y mirando a Nicolai le digo:

- Tenemos que hablar.

No se que cara habré puesto al decir eso, pero Nico se abraza a la cercenada cabeza de Chanquete.

- Se lo prometiste.

Con sumo cuidado, empiezo a rajar las botas de goma. El cuchillo es mucho mas pequeño que el muela que me arrebataron, pero está mucho mas afilado. Lástima no haberle cogido también la funda a ?Juancho?, aunque supongo que ?no se puede robar todo?.

- Prometí llevar a Disneylandia a Chanquete ? digo sin dejar de controlar la delicada operación a ?bota abierta? añado -. Esa cabeza, ya no es Chanquete.

- ¡No puedes matarle! ? no estoy seguro de cual es el sentimiento predominante en el joven ira o indignación -. Es nuestro amigo y prometiste cumplir su última voluntad.

Consigo liberar mi torturado pie. Arrojo el rajado calzado de goma a un lado y levanto la vista para mirar directamente a los ojos de Nicolai.

- Mira Nicolai ? hablo con suavidad, no quiero que piense que soy un insensible, pero esa cabeza es un riesgo que no me puedo permitir -. Le prometí lo que le prometí a Chanquete y sabes que si él estuviera vivo, haría lo posible por complacerle.

- ¡Esta vivo!.

Comienzo a rajar la segunda bota.

- No Nicolai. Chanquete murió. Lo que tienes colgando del cuello, te arrancaría las tripas a mordiscos si tuviera dientes.

- Nadie es perfecto ? Nico parece haber recobrado la calma -. No puedes matarle por eso. Además ? añade con un extraño tono de voz al que no estoy en absoluto acostumbrado a oír - . No es eso lo que te preocupa, sino las voces que pone en mi cabeza cuando tu no estas.

Aunque creo que nadie se a dado cuenta, Nicolai a conseguido sobresaltarme y me he practicado un pequeño corte en el tobillo.

- ¡ A la mierda ! ? de un tirón me quito la puta bota y la tiro a un lado -, ¡ya esta bien de esta jodienda!.

Me levanto descalzo sobre mis sangrantes pies. Empuño la pistola y tiro hacia atrás de la corredera metiendo una bala en la recamara. ?Calvorota? viendo el percal, se aparta unos metros. Quizás por si se pierde también algún ?regalito? para él o quizás porque ya se ve salpicado por los sesos de ?Chanqui?. ?Anestesia? dice que no puede permitir que lo haga, pero no mueve ni un solo ?superdedo? por impedirlo. ?Follacamas? me observa como si me viese por vez primera y Nico agarra la cabeza de Chanquete y volteándola, la coloca a su espalda.

- Tendrás que matarme a mi primero.

Apunto con las pistola a la cabeza de mi amigo, mi dedo se tensa en el disparador.

- ¿Crees que no soy capaz de hacerlo?.

- ¡Por supuesto que sí!- grita ahora abiertamente el joven conductor demente -. ¡Él único pellejo que te importa es el tuyo!. Ninguno de nosotros te importamos una puta mierda.

?¡Dispara!, mata al pequeño chalado!?.

- Bueno ? mi dedo afloja la presión en el disparador -. Tu lo has dicho antes ? y añado bajando el arma -. Nadie es perfecto.

El silencio se rompe cuando estalla una carcajada general. Supongo que el prescindir del litio en tu vida, tiene sus ventajas.

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[Korvec]

Ya se que no lo hiciste por eso, pero creo que es lo justo y también pienso que tu blog bien lo merece.

La historia me temo que sufrirá un brusco parón a partir del sábado, ya que el domingo me marcho durante una semana a la nieve y me temo que lo mas parecido a un ordenador que tendré a mano será una libreta

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Capítulo XXXVI

Lo admito. Soy de los que piensan, que cada problema, tiene un momento para su resolución, pero si el problema no se a resuelto en su momento, puede que lo mejor sea aplazarlo hasta después de comer. Por lo menos, eso es lo que pienso, cuando ?Pancho?, acompañado por un grupo de secuaces, que bien podrían pasar, por un grupo de extras en una producción Italo-española sobre la revolución mexicana, me preguntan:

- ¿Quiero que avisemos a su amigo para comer?.

Mientras me pregunto mentalmente a que amigo puede referirse, sigo la dirección de su mirada y me percato de que aun empuño la pistola con la que hace un par de segundos, encañonaba a Nico. Como no estoy para demasiados desgastes neuronales, pregunto a la par que devuelvo el arma a su funda.

- ¿Qué amigo?.

- El tipo de pelo rojo. En cuanto les liberamos, corrió a refugiarse de nuevo al interior del autocar.

¡Joder!. Me había olvidado por completo de la existencia del ?pelirrojo?. No puedo decir que le considere mi amigo. Pero para bien o para mal, viene ?incluido en el lote?.

?Un buen líder no se olvida a sus hombres?.

Yo no soy su líder.

?Entonces, deja de actuar como si lo fueras?.

- No ? digo a un ?Pancho? que estoy seguro de que se a dado cuenta de mi olvido -, creo que por el momento, lo mejor será dejarle tranquilo. ¿Podría alguien acercarse a llevarle algo de comer?.

- Veré que se haga. Ahora si nos acompañan.

Seguimos sin rechistar a ?Pancho? mientras sus hombres nos rodena.

?¿Nos escoltan o nos custodian??.

Supongo que un poco de cada, pero si hay comida de por medio, no pienso discutir. Entre mis acompañantes, no parece quedar ni rastro de la anterior tensión. Supongo que están demasiado hambrientos como para preocuparse ahora por esas cosas. ?Calvorota? por el contrario, está ahora mas pálido y sombrío que nunca. Supongo que la cordura también tiene sus inconvenientes.

No tenemos que andar demasiado. El comedor, resulta ser un gran cobertizo, en el que han extendido grandes mesas y bancos de madera de sólido aspecto.

Cubriendo la mesa, se encuentra extendido un mantel de papel sobre el que reposan diversas jarras y botellas, así como varios vasos de plástico desechables, pero no veo ni rastro de cubiertos. Casi parece la mesa de una fiesta de cumpleaños.

Los integrantes de aquella ?comuna? estaban ya sentados charlando animadamente, pero poco a poco, las conversaciones se apagan hasta quedar en completo silencio mientras somos conscientes, de que somos el blanco de hasta la última de las miradas y no puedo decir, que sean amistosas.

?Espero que te gusten los escupitajos y la orina, porque si hay sopa en el menú...?.

Tengo tanto hambre, que no creo que le haga ascos aunque ?Juancho? se haya cagado dentro. Lo que me preocupa, es mas bien si lo han sazonado con matarratas o similar.

?Deja que otro coma primero, por si acaso. Discute sobre cualquier cosa, mientras el pajillero o el flipao se la comen?.

No me parece bien utilizar a ?Anestesia? y a ?Follacamas? como catadores. Quizás no hayan resultado de demasiada utilidad. Pero desde luego no son peligrosos y han permanecido con nosotros a las duras y a las maduras. Por otro lado, no derramaré ninguna lágrima si ?Calvorota? sufre un ?accidente gastronómico?.

?Pancho?, que sospecho es el que está de ?jefe en funciones? después de las últimas bajas en la cadena de mando. Se dirige hacia la cabecera de la mesa. Carraspea un par de veces supongo que tanto para aclararse la voz como para captar nuestra atención antes de comenzar a hablar.

- Señores, el padre Francisco no nos acompañará hoy ? aunque nadie hace ningún comentario al respecto, tengo la clara sensación de que el ambiente se vuelve aun mas tenso -. Pero a insistido en que tratemos con generosidad a nuestros ilustres huéspedes ? ?Pancho? abre los brazos en un teatral gesto, mientras su mirada nos señala con la precisión de un puntero láser -, que espero sepan disculpar la austeridad de nuestra mesa, pero estos, son tiempos difíciles.

Se produce un leve murmullo de asentimiento. Unas mujeres de aspecto pulcro y gesto ceñudo, llegan cargando con grandes fuentes, sobre las que mayormente veo patatas asadas que sirven de guarnición a todo tipo de productos cárnicos. A la mierda la precaución y la ?cata?. Si hay que morir, prefiero hacerlo trasegando chorizos y morcillas hoy, que asesinado mañana.

?Eres un inconsciente. Esta gente te odia?.

Supongo que no puedo culparles por ello. Prescindiendo de unos cubiertos, que no veo por ningún lado, empiezo a dar cuenta de la pitanza exhibiendo unos modales dignos de un bárbaro. Mis compañeros de desventuras, me observan con expectación sin decidirse a comer.

?Y parecían tontos?.

Supongo que aun creen tener, una razonable expectativa de vida por delante.

?Empiezas a pensar como si ya estuvieras muerto?

Ignorando al cabrón paranoico, me dedico a saciar el hambre y la sed acumuladas. ?Pancho? se sienta en nuestra mesa y dirigiéndose a mis acompañantes pregunta alegremente.

- ¿Ustedes no comen?.

- Están esperando a ver si yo sobrevivo ? consigo decir sin atragantarme.

?Pancho? tarda un par de segundos en entender mis palabras, pero luego le entra la risa y comiendo él también con modales no menos refinados a los míos, exclama con la boca abierta.

- ¡Tranquilos! ? con la boca llena añade algo que creo que podría traducirse como -: Aquí no nos andamos con tantas sutilezas.

?Debes reconocer, que el tipo no es mal anfitrión... dadas las circunstancias?.

Disipadas las dudas y temores, todos comen de forma que sin duda, provocaría nuestra expulsión de cualquier restaurante mas o menos civilizado.

- Ya he visto ? comenta ?Pancho? entre bocado y bocado -, que a conseguido una pistola.

?No se la des por nada del mundo?.

- Tengo por delante, un viaje largo y peligroso.

Mi anfitrión se muestra fugazmente sorprendido. Su expresión pasa de la sorpresa a la clara alegría cuando me pregunta:

- Entonces ¿no van a quedarse?.

Está mas que claro, que me considera una amenaza en el tinglado que tienen aquí montado.

?Y no es para menos. Las cosas volverán a su cauce en cuanto desaparezcas. No puedes dejar vivo al cura?.

El hambre empieza a remitir mientras mi estómago se cierra. No creo que ?Cucaracho? sea realmente un mal tipo, al menos, no cuando no está bajo la influencia de ?el mensaje?.

Veo que ?Pancho? sigue en espera de una respuesta, así que dejo de masticar para responderle.

- Solo estamos de paso. Nos marcharemos en cuanto podamos proseguir el viaje.

Para mi sorpresa, ?Follacamas? contra todo pronóstico, estaba siguiendo la conversación y interviene preguntándome.

- ¿No podemos quedarnos? ? al ver la expresión de mi cara, añade apresuradamente -. Es decir, una temporada, mientras se cura mi ?campeón?.

Supongo que no puedo culparle. Después de todo, no creo que su mente tenga siquiera una idea aproximada del montón de mierda en el que nos estamos hundiendo.

?Realmente, a él no le buscan. Puede que alguién como él, consiguiera encajar aquí?.

- Si lo deseas y te aceptan ? respondo con una clama, que cada vez mas simulada -. Puedes quedarte.
-
?Follacmas? se levanta de la mesa aparentemente indignado.

- ¡Ni hablar!. Yo también prometí ayudar a Chanquete.

?¡Cuidado!. ¡ Hazle callar!.

- Vaya ? ?Pancho? parece repentinamente interesado en nuestra conversación -. ¿Y cual es esa promesa?.

Para mi sorpresa, es Nicolai el que responde.

- Prometimos que llevaríamos sus restos a Portugal.

Aunque espero que nadie lo note, respiro aliviado. Pero tanto ?Anestesia? como ?Follacamas?, intercambian una sorprendida mirada. Como necesito sacar, el tema de nuestro itinerario lo antes posible de la conversación pregunto a Nicolai.

- ¿Crees que la reparación del autocar será muy complicada?.

Pero es ?Pancho? el que responde antes de que Nico, que vuelve a tener la boca llena de lacón, pueda decir nada inteligible.

- Ese autocar no puede reparase aquí. Debería ser remolcado hasta algún taller.

- ¿Cuál es el mas cercano?.

?Pancho?, eructa sonoramente y se bebe todo un baso de sangría antes de responder.

- No hay ninguno.

- ¿Ninguno?.

No sé que cara habré puesto al decir eso, pero ciertamente, eso es algo, que me cuesta mucho creer .

- Bueno ? ahora mi orondo interlocutor, luce una amplia sonrisa. Quizás demasiado amplia para mi gusto -. Sí, hay varios pequeños talleres en algunos pueblos. El problema, es que ya no hay nadie que trabaje en ellos.

?Lo que ese saco de mierda quiere decir, es que se los han cargado?.

Con un escalofrió, recuerdo los restos humanos que se encontraban a la entrada del pueblo en el que di con ?Calvorota?. Mi mano se dirige hacia la culata de mi arma.

- Pero no pongas esa cara ? creo captar un ligero tono de mofa en la voz del sonriente bastardo -. Podemos proporcionaros una furgoneta para que podáis marcharos mañana a primera hora si así lo queréis ? su voz se torna algo mas seca al añadir -. Supongo, que querréis partir lo antes posible.

Por un lado, la idea de la furgoneta no me desagrada. El autocar, aunque mucho mas seguro, no es lo mas idóneo para moverse por pequeñas carreteras secundarias, aparte de que no pasa desapercibido por el aire. Pero por otro lado... por lo que cuentan las noticias, esa ruta nos conducirá a través de una ?tierra sin ley? en la que todo es posible.

?Es posible, que no tengas que renunciar al autocar. Pregúntale a ese saco de mierda, si hay algún mecánico entre ellos?.

La idea no me parece mala.

- Vaya, es un ofrecimiento mas que generoso, pero ¿no hay nadie aquí que sepa de mecánica?.

?Pancho? se golpea en la frente.

- ¡ Claro ¡. ¿Cómo no pensé en ello?. ¡ Vicente era un mecánico muy bueno!.

Vaya, por fin las cosas empiezan a mejorar de verdad.

- ¿Y quien es ese tal Vicente?.

- No creo, apenas conozco a nadie ? de repente, tengo la certeza, de que con mi perra suerte, solo puede tratarse de una persona -. No se tratará de...

- Claro que le conoces hombre ? me interrumpe alegremente ?Pancho? -, pero si hasta llevas su pistolera puesta.

?Creo que lo de la furgoneta, no es tan mala idea después de todo?.

En fin, supongo que con mi perra suerte, es incluso hasta cierto punto previsible, el que ?Juancho? termine siendo una pieza importante en este complejo puzzle. Aun no tengo ni puñetera idea, de cómo conseguiré hacerle encajar. Pero a veces, es mejor no romperse demasiado la cabeza. No digo mas. Dando por zanjada la conversación, tomo dos morcillas de cebolla de la generosa fuente. Puede que lo vea todo mas claro con el estómago lleno.

[Korvec]

Bueno, de momento este es el último capítulo que colgaré hasta que regrese de la nieve dentro de 7 días (a no ser que me "esnafre" por allí). Supongo que si esto fuese una serie de TV, podria considerarse como "el final de la primera temporada" muchas gracias a todos los que encuentran algo de tiempo para leer esta serie.


Capítulo XXXVII


El dicho dice que ?la música amansa a las fieras? pero yo prefiero depositar mi fe, en los poderes tranquilizantes del morapio y la pitanza. Lo que dicho de otra forma significa, que este es el mejor momento para ?gestionar? la reparación y abastecimiento del autocar.

No es que sea lo que mas me apetezca en este preciso momento. Yo también me siento profundamente afectado por la somnolencia post ?me he puesto hasta el culo de carne y vino?, pero hay mucho que hacer y quiero permanecer aquí el menor tiempo posible y ello, implica un reparto de tareas.

?Cuidado, si dispersas demasiado al grupo, aumentas el riesgo de que alguien hable mas de la cuenta?.

Una vez mas, el Cabrón Paranoico está en lo cierto, pero ese, me temo que es un riesgo que tendré que correr.

Básicamente, hay que ocuparse de tres tareas: siendo la principal, el remolcado y reparación del vehículo. Esa parece a priori la operación mas compleja (en especial convencer a ?Juancho? para que nos acompañe hasta algún taller mecánico). Sin duda, de esa deberé ocuparme yo mismo, con el apoyo de Nicolai, ya que no puedo arriesgarme a dejarle bajo la influencia de la cabeza de ?Chanqeute?.

?Calvorota?, que es el que menos sabe sobre nuestros planes, supongo que podrá hacerse cargo de la segunda: encargarse de hacer acopio de víveres.

y por último, ?Antestesia? y ?Follacamas? que son quizás los que corren mas riesgo de ?irse de la lengua?, deberán encargarse de limpiar el interior del autocar, con la ayuda del ?Puerco Pelirrojo? si consiguen que este les ayude.

Apoyo las manos en la mesa, dispuesto a levantarme, cuando ?Pancho?, que al parecer, tiene ganas de hacer una ?sobremesa? me pregunta:

- Entonces ¿se acerca el último día o no?.

¿Pero de que cojones está hablando ?.

?¡Cuidado!. Recuerda que se supone que eres un enviado de dios ?.

Esto es lo que me faltaba, una sobremesa teológica con un genocida. Sin saber muy bien como empezar, le tanteo preguntando:

- ¿Desde cuando eres un hombre religioso?.

- ¿Yo? ? ?Pancho? borra todo rastro de su relajada expresión antes de responder -. Siempre he sido y sigo siendo ateo.

Supongo que ahora soy yo el que ha cambiado de expresión. Mi interlocutor, comienza a hurgarse los dientes sin abandonar el tema de conversación.

- ¿Te parece bien, si ponemos las cartas sobre la mesa?.

?Vas a entrar en arenas movedizas?.

Como en cualquier caso, ya empiezo a estar harto de este jueguecito. Asiento con una leve inclinación de mi cabeza. ?Pancho?, tira el palillo a un lado antes de comenzar. El resto de comensales, parecen charlar animadamente, salvo los mas próximos, que tienen sus atención centrada en nosotros.

- Si tu eres un jodido ángel ? ?Pancho? une sus manos imitando el movimiento de unas alas -, entonces yo soy el puto Papa Noel.

-Bien, en ese caso. ¿Cuál es tu excusa?.

- No necesito ninguna. Bueno? reconozco ? el hombre se rasca la cabeza, con unos dedos manchados de grasa -, que cuando vi a Don Francisco, caminando y dirigiendo a un montón de fiambres, empecé a plantearme muchas cosas. Había oído hablar de los pastores de muertos, por supuesto pero?

?¿Pastores de muertos??.

- ¿Pastores de muertos?.

Mi obeso interlocutor, me mira como si yo le preguntase por algo básico.

- Si, ya sabes. Hay muchos predicadores desde que empezó toda esta mierda. Pero solo los auténticos portadores de la palabra, pueden caminar como si tal cosa entre los podridos y incluso dirigirlos.

Aquello no podía ser cierto. Algo así, sin duda debería haber aparecido en las páginas de noticias.

- No he visto ninguna información al respecto de esos? pastores.

- ¿No? ? ?Pancho? parece realmente sorprendido -. Entonces es que no sintonizaste la emisora adecuada.

- En Agencias de noticias como Efe.

- ¡Alto hay! ? me corta mi interlocutor de forma un tanto grosera -. Esas no son noticias reales.

- ¿Noticias reales?.

?Pancho? vuelve a mirarme como si hubiese salido de una nave espacial. No se que reacción esperará de mi, pero como no la ve, termina por encogerse de hombros y comienza a explicarme como si se dirigiese hacia un niño pequeño:

- La información que puedes ver por la televisión o en las grandes agencias de noticias, esta destinada a las ciudades.

- Comprendo ? digo sin estar del todo seguro de ello -, las fuerzas del orden, se han volcado en proteger ciudades y enclaves estratégicos. Pero han dejado? un poco a su suerte a los pueblos, a las aldeas y?

- ¡Un poco! ? ?Pancho? claramente indignado, propina un fuerte manotazo que hace temblar la mesa -. Esas putas garrapatas de ciudad. Viven como si tal cosa, bien protegidos en las ciudades. ¿Pero que hicieron cuando nosotros intentamos ir para allá? ? el hombre me mira como si esperase algún tipo de respuesta por mi parte, pero como yo guardo silencio, prosigue con su monólogo -. Nos llenaron la carretera de controles. ¡Los accesos a las ciudades, están mas cerrados que el culo de un camionero!.

?Tiene su lógica. Si toda la población rural, se mueve de golpe y a gran escala hacia las ciudades, sin duda las colapsarían?.

- Ellos ? casi escupe la palabra -, quieren vivir tranquilos y seguros. ¡Mientras nosotros aquí fuera nos buscamos la vida y cultivamos sus campos!.

El silencio se rompe y un murmullo general, aumenta de intensidad. El ambiente vuelve a ser de clara hostilidad.

- Y claro ? prosigue ?Pancho? un poco mas calmado -, cuando llegue la cosecha, vendrán con sus armas y sus vehículos para saquear. ¡Pero se van a joder!.

?¿No te has fijado que en la comida, salvo pan y patatas, no había ni rastro de verduras o ensaladas??

- ¿No estáis trabajando los campos?.

Estoy casi seguro de la respuesta, pero eso sigue sin explicarme muchas cosas.

- Ni nosotros ni nadie.

La sonrisa de ?Pancho? no me gusta un pelo. Empiezo a comprender, algunas cosas.

- Vi a casi todo un pueblo masacrado.

?No sigas por ahí?.

Pero ignoro al cabrón paranoico y continuo:

- Les habían reunido en un campo y despedazado. Supongo que con cosechadoras.

- Sí. No eran malas personas. Pero si algo duros de oído. Se negaron a escucharnos y tuvimos que ? ?aleccionarles?.

?El culto pretende provocar hambre a gran escala?.

- Pero. ¿ Y que es lo que pretendéis?.

- Esta, no es una guerra entre vivos y muertos como intentan venderte las noticias de la ciudad. Los infectados y los podridos, solo son una cortina de humo. Para los creyentes, una señal de que ? une las manos en un claro gesto de rezar -, el señor está de nuestra parte. Para los ateos, simplemente una de nuestras mas poderosas armas. Esta, es una lucha entre ricos y pobres. Entre los que tienen y los que no. Vamos a terminar de una vez por toda, con esta puerca sociedad.

?Eso es malo. Si el culto no es de carácter simplemente religioso, significa que puede extenderse como la pólvora. No todos los países tienen la misma religión. Pero todos tienen descontentos y desigualdades sociales?.


- Bueno. Mientras os quede harina y patatas, podréis subsistir. Un tiempo al menos, pero no os durarán para siempre y ¿qué haréis cuando os hayáis comido todos los animales?.

Ahora ?Pancho? se carcajea. Yo le miro en espera de una explicación a ese algo tan gracioso, pero tengo que esperar casi medio minutos a que su ataque remita.

- Los militares ? comienza a explicar -, llegaron con sus camiones hace un par de semanas y se llevaron hasta el último animal.

?Recuerda: si está bueno, no preguntes?.

No puedo evitar que mi estómago se revuelva repentinamente.

?No puede ser. Las morcillas no se hacen tan rápidamente y no hace tanto tiempo que esto empezó?

- No te creo ? digo mientras ?Follacamas?, ?Calvorota? y ?Anestesia? introducen los dedos en su garganta -. Los chorizos y las morcillas necesitan un tiempo para ?hacerse?.
?Pancho? asiente con la cabeza.

- Cierto ? reconoce -. Los embutidos son de carne porcina? pero solo los embutidos.

?Bueno, reconoce que no estaba nada mal. A lo mejor era filete de perro?.

- Pero eso ahora ? dice ?Pancho? -, es la menor de vuestras preocupaciones. Ya que aunque habeis convencido a Don Francisco, ni Vicente ni yo nos tragamos lo de vuestra misión divina.

?A todo esto ¿dónde cojones esta Vicente??.

Es cierto. No he visto a ?Juancho? durante el canivalesco ágape. Esté donde esté. Tengo la sensación de que no trama nada bueno.

- Entonces ? el tipo sigue a lo suyo -, solo quedan dos posibilidades.

- ¿Y son? ? pregunto con mas temor que curiosidad.


- Que, o bien sois agentes de ?los otros? ? pone especial énfasis a la hora de pronunciar la palabra ?otros? -. En cuyo caso, sois hombres muertos.

- ¿Y la segunda posibilidad es?.

- Que seáis un grupo de refugiados, en cuyo caso y por no discutir con Don Francisco, dejaré que os marchéis. Después de todo, tengo la sensación, de que las aguas volverán a su cauce en cuanto desaparezcáis.

Abro la boca dispuesto a jurarle por lo que haga falta, que solo somos un astroso grupo de refugiados, cuando el potente estruendo de un disparo, nos sobresalta. Los hombres, empiezan a echar mano de sus armas. Un grito suena con toda claridad.

- ¡Acaban de asesinar a Don Francisco!.

Supongo, que este es el fin de la calma que precede a la tempestad.

[tomcat_pjm]

Vaya una manera de acabar el capítulo!!!! Nos has dejao con la miel en los labios!!!

Ahora en serio, creo que el mejor comentario que te pueden decir cuando escribes una serie es: "Cabr*n, no me dejes así!!!!" (que es lo que yo pensaba al leer las últimas líneas del capítulo) porque demuestra lo intrigado que está el lector y las ganas que tiene de seguir leyendo.

Ánimo y sigue así.

Esperamos impacientes tu retorno de la nieve y tu siguiente capítulo.

[Korvec]

[Korvec]

Como lo prometido es deuda, aquí os dejo el primero de los dos capítulos que colgaré este fin de semana. También colgaré antes del siguiente, una nueva ilustración del gran Sombra, a la que le he pedido un ligero retoque, por lo que si es posible estará ligeramente retocada, cuando la cuelgue en la versión corregida del Blog.


Capítulo XXXVIII

El binomio celebración/pirotecnia, está realmente extendido. Entre las fallas de Valencia a los disparos al aire, para celebrar al subida al poder de cualquier dictadorzuelo tercermundista, media quizás no medie una distancia tan grande como algunos puedan pensar. En cualquier caso, está claro, que el ser humano, independientemente de su cultura, tiende a disfrutar del ruido y de las explosiones.

Esa, es la curiosa reflexión que se me viene a la cabeza, al ver la cantidad de armas que apuntan en mi dirección, amenazando con ser la traca final, que ponga punto y final al canivalesco banquete.

?Pancho?, nuestro obeso anfitrión, el hombre que acaba de introducirme por la puerta grande en el curioso mundo de la antropofagia, se encuentra mas pálido que la panza de un pescado mientras pide calma a gritos mientras mueve las manos arriba y abajo, con un movimiento que me hace pensar en una gallina descabezada. Supongo, que en esa actitud tan conciliadora, algo tendrá que ver el hecho de que mi pistola le encañone directamente a la cara.

?Esto huele a linchamiento popular?.

Puede ser. Pero no seré yo el primero en disparar. No porque el bastardo gordinflón me caiga bien, sino porque ello provocaría el disparo de todas las armas. Los españoles, somos así. No nos gusta ser los primeros en tomar una iniciativa. Pero en cuanto otro lo hace, tendemos a imitarle como borregos.

El tiempo pasa y sigo vivo. Los gritos que anuncian el asesinato del religioso, aumentan de volumen, a medida que se aproxima el improvisado pregonero. Cuando este llega hasta nosotros, veo que se trata de un adolescente de entre catorce y dieciséis años, que parece algo menos exhausto, que el mensajero de la batalla de Marathon. A pesar de sus gritos anteriores, parece enmudecer al ver la curiosa estampa que presentamos. Supongo que no ve todos los días, como una multitud armada, apunta hacia una mesa en la que un tío calvo, parece tratar de intentar desaparecer bajo la mesa, otro mas joven con una cabeza cercenada como macabro colgante, discute a voces, con varias entidades a las que solo él puede oír, por no haberle advertido sobre la procedencia de la carne, a dos tipos extraños, vomitando como si su vida dependiese de ello y por último a otro sujeto de aspecto desquiciado, que apunta su pistola a escasos centímetros de la cara de su orondo anfitrión.

?Pancho? que empieza a sudar gruesos goterones, mira de reojo al pasmado joven y le pegunta:

- ¿Que ha ocurrido exactamente? ? al no ver reacción añade -. ¡Responde cojones!.

Aunque ahora mismo, mi anfitrión tiene tanta presencia como una gominola mascada y escupida por un camello, el muchacho parece reaccionar.

- ¡ Ha sido Vicente ! ? hace una pequeña pausa para recobrar el aliento antes de añadir -. Él le disparó y ?

Pero por lo menos yo, no consigo oír el resto de la frase, que es engullida por el revuelo general.

?Sé que ese feo y pálido bastardo no te simpatiza. Pero si le matan, ya puedes ir despidiéndote de reflotar el autocar?.

Entre el caótico griterío de indignación, solo alcanzo a distinguir algún grito ocasional, como ¡asesino! o incluso ¡quemadlo vivo!. Pero como el destinatario de las iras de esta violenta turba ya es mi grupo, empiezo a bajar el arma, mientras respiro algo mas aliviado. De todos modos, no enfundo aun la pistola. Se por experiencia, lo voluble e impredecible que puede llegar a ser este tipo de situaciones y una cosa es participar en un festín que cuenta con carne humana en el menú y otra muy distinta, es pasar a formar parte del siguiente ágape.

?Juancho?, hace su aparición de un modo tan teatral como poco respetuoso. Demostrando, que tiene tantos cojones por abajo, como neuronas le faltan por arriba. El pálido bastardo, camina lentamente, como si los gritos de la enfurecida turba no fuesen con él. Cuando la multitud ya se abalanza sobre su persona, el tipo levanta su mano derecha que sostiene por los cabellos, la decapitada cabeza del malogrado ?Cucaracho?, mientras con la zurda, sostiene un fajo de papeles. El ex mecánico, solo grita una palabra, pero consigue paralizar a los tipos que se disponen a lincharle, algo que hace apenas diez segundos, no hubiese creído posible.

- ¡Traición!.

No es que se haga el silencio, pero el descomunal griterío, se convierte en un apagado murmullo.

?Debes reconocer, que ese bastardo sabe como captar la atención. Puede que este sea un buen momento para desaparecer discretamente?.

No es que la idea de ?El cabrón Paranoico? me parezca mala, pero por un lado, no creo que lleguemos muy lejos escapando a pie y por otro, confieso que me puede la curiosidad.

?Juancho?, con un enérgico movimiento de brazo, arroja la cabeza del finado sacerdote. El despojo impacta sobre mi mesa y rueda mas o menos en mi dirección.

?Apuesto a que se le debe dar bien el jugar a los bolos?.

- ¡Don Francisco! ? grita él, para captar de nuevo la atención del pueblo -. Nos ha traicionado a todos.

El murmullo popular aumenta de volumen y el hombre al que ellos llaman Vicente, levanta ahora un fajo de papeles como haría un fiscal con su prueba clave, mientras me señala directamente con el dedo.

- Iba a entregarle esto a esos espías.

Los murmullos se convierten en gritos de indignación. Nadie se toma siquiera, la molestia de leer los famosos papeles.

?A él le conocen y a ti no. Además, ya sabes lo que le pediste que escribiera y fuiste tan listo, que se lo pediste delante de Vicente?.

Supongo que el ?Cabrón Paranoico? tiene toda la razón. Pero si de algo me han servido todas las sesiones de terapia del doctor Santos, es para saber como ?liarla?, así que levantando yo también acusadoramente mi dedo índice grito.

- ¡Mientes! ? varios pares de ojos se vuelven hacia mi -, ¡tú eres el traidor!. El líder me envió aquí en secreto para investigar las acusaciones de Don Francisco ?tomo aire y me preparo para dar el ?toque final? a mi acusación -. Él sospechaba que querías asesinarle para ocupar su puesto.

?Buen intento, pero no se lo tragarán?.

Supongo que no lo hacen, o por lo menos, no del todo. Pero he sembrado una sombra de duda. Después de las recientes muertes de ?Cucaracho? y ?Raspi?, supongo que él o ?Pancho?, son los siguientes en el ?escalafón de mando? y como dice el refranero popular, ?piensa mal y acertarás?.

- ¡Eso es absurdo! - ?Juancho arroja los papeles casi a la cara del mas próximo de los aldeanos -. ¡Leed esto!. Está claro que son unos espías ? sus ojos se iluminan, parece recordar algo importante -. ¡ Si hasta tenían en su poder un salvoconducto, del mismo tipo del que utilizan ?los otros?.

?Esto se pone muy feo, di lo que sea, pero hazlo ya?.

- ¡ Por supuesto! ? respondo con una rotunda seguridad que no siento en absoluto. Pero son mas creíbles mil mentiras contadas con seguridad que una verdad vacilante -. ¿Qué mejor forma de asegurarme una audiencia con Don Francisco? ? empiezo a ver algunas expresiones de duda -. ¡¿Acaso a alguien se le ocurre una forma mejor, de llegar hasta él sin que este mal nacido ? señalo cual profeta bíblico enloquecido a ?Juancho? -, se las arreglase para asesinarme?!.

Ahora es ?Pancho? el que me mira con cierta duda. Así que me dirijo directamente a él.

- ¿Acaso no viste su reacción, cuando conseguí acercarme lo suficiente como para susurrarle la contraseña acordada?.

El obeso hombretón asiente. Una nueva oleada de cuchicheos, gritos, murmullos y murmuraciones, se extiende como la pólvora. Sin duda, son varios los que se han tragado mi historia. Pero la gran mayoría, aun dista mucho de estar convencida.

Nicolai, me sorprende poniéndose en pie. Se lleva las manos a la boca haciendo bocina para conseguir hacerse oír.

- ¡Escuchadme! ? grita logrando captar fugazmente la atención de ?la parroquia? -. ¿Viajaría un traidor en compañía de un pastor? ? el joven señala hacia los papeles que un par de tipos de aspecto garrulesco, intentan leer con aparente dificultad -. No hagáis caso a esos puercos papeles. ¡Cualquiera puede escribir eso!.

La multitud asiente, ante un indignado ?Juancho? que se desgañita llamándonos embusteros. Nicolai, se vuelve hacia él, mientras la cabeza de ?Chanquete?, forma una enorme O con la boca.

- ¡La única verdad!, es que ese hombre ? Nicolai señala hacia ?Juancho? -, a asesinado a Don Francisco. ¡Ha osado asesinar a un pastor!.

Ahora el griterío es ensordecedor y nadie parece ser capaz de hacerse oír. Por unos segundos, estoy tentado de disparar al aire para lograr algo de silencio, pero como no se me ocurre que decir, guardo silencio. Lo único que puedo hacer, es esperar y ver que es lo que pasa. Cuando el sonido, baja un poco de nivel, alguien que no consigo identificar, en medio de la multitud, grita:

- ¡Que lo pruebe!.

No se muy bien a que se refiere, pero el populacho parece encantado y todos empiezan a corear:

- ¡Que lo pruebe!, ¡que lo pruebe!.

Luego, empiezan a oírse también gritos de :

- ¡Al establo!, ¡al establo!.

No termino de estar seguro de a que deben referirse. Pero dudo mucho, que lo que tengan pensado, tenga mucho que ver con ordeñar vacas.