My Bloody and Dark Story of Love

[Zomb]

Bien, esto es una novela fantastica sobre una manera distinta de ver el origen del hombre, y sobre un protagonista que no puede morir, es de origen fantastico, pero mezclandolo con terminos de la novela negra, espero que os guste.

El Tercer Apocalipsis

Hoy no moriremos aquí, no, no mientras mis hijos tengan aliento, no mientras mis espadas dejen de danzar, no mientras el rey del averno y el líder de los cielos estén conmigo, la Tierra no caerá ante los caprichos de nuestro tirano, y menos ante las apologías de su hijo bastardo, se que es imperdonable el pecado que hemos cometido, pero al igual que esos arrogantes dictadores astrales, tenemos derecho a existir, a tener alma y ser libres.

Se que la batalla será dura, que los demonios y los Ángeles luchen a nuestro lado y contra nosotros no es mas de una muestra de que existen los ideales y que no debemos caer ante los designios de un destino que no hemos escrito nosotros, por que el sino del nuestro mundo lo firmaremos con sangre y con las plumas del Halo Negro.

No caeremos, no mientras le quede un aliento de vida este desfiladero que ha dado vida a todo.

La Ciencia de la Inocencia.

Supongamos que el hombre es una masa ignorante de todo lo que le rodea, y que la ignorancia es la virtud mas allegada nuestra, pero parémonos a pensar en un momento en nuestra historia, lucha tras lucha, muerte tras muerte, hemos demostrado nuestra valía como ser universal, no quiero ser homo centrista, pero si estamos aquí es por que lo valemos, así pienso ahora mismo, estoy siendo atravesado por el fin del mundo, una árida visita a Sufrimiento me ha dejado con lagrimas en los ojos.

El mundo se esta deteriodiando, ahora mismo mis alas me obligan a caminar muy despacio, pero sigo reflexionando en este banco, ahora manchado de sangre, ¿De verdad debemos existir nosotros? Este mundo se creo como nuestra jaula, y como no, nos hemos aferrado a esta roca, durante mucho tiempo dudamos de nuestra estancia aquí, pero nos hemos fijado de toda la vida que le rodea, y que nuestro paso sobre esta solo ha dejado una huella de muerte, es el precio del avance, eso decía Ulfus, antes lo odiaba por eso, pero… el muy perro tiene razón.

Siempre la tuvo, somos la bomba que detonara un nuevo universo, un universo donde la tierra sea una mera parodia de nuestro autentico clima, donde la energía fluya como un lenguaje siniestramente bello, y donde podamos simplemente desaparecer cuando nuestro corazón deje de latir, pero, no quiero ser un ángel y no envidio a los demonios. Pero no quiero ser un mero burgués de la eternidad, prefiero ser libre, pero al serlo, acabaría con mi propia forma de ser, aunque es tarde para tomar la decisión correcta, simplemente, los que quedamos debemos observar el día del Juicio y observar detenidamente si nuestras cadenas se romperán, o simplemente nos ahoguen.

Pero no podemos saberlo, no ahora, lo sabremos el día en el que los cielos temblaran. . .

Las Alas del Mundo – Primer Preludio.

Quizás conozcas la leyenda de las sectas, donde a los no obedientes o los imperfectos son desechados, todas esas son herencia de los Inocentes, una hermandad de abominables bestias con falta de respeto hacia una vida, su propio líder usa las almas de sus guerreros para forjar animales de combate. Los hilos de la hermandad se forjan mas allá de la época clásica y yo la conocí durante el renacimiento, cuando mi padre me llevo a la puerta mas blanca y mas manchada de sangre de la historia, no quiero menospreciar a mi hermandad, pero no quiero dejar de ser franco, dentro del clan se hablaba de mutilación y de amor con sencillez, era una mezcla barroca de los sentimientos humanos. Sus interminables pasillos hablaban de armas legendarias, de mil formas de matar un Nirvan y millones de pequeñas cosas que escaparían a nuestro sentido.

El conde de Breizhlander, mi compañero durante mi estancia permanente en la secta era el Barón de los Mil vástagos, era un vampiro, el muy hijo de perra había gestado sus abominables semillas en miles de niños, sonara que es una especie de bárbaro pervertido, pero es que literalmente despojaba de voluntad a los niños, únicos seres inocentes. Sus tropas eran abominables, sus conocimientos de las armas mas y su interminable listado de muertos y conquistas amorosas mas, era un libertino que actuaba a veces por norma propia, le encantaba convertir en zombis sexuales a las mas bellas doncellas y tomar pequeñas ciudades, pero eso no era lo mas terrorífico, si no que, el hombre mas temido de toda Europa me temía a mi, el hijo del cielo sangrante, el de los ojos de fuego. Y por aquel entonces no sabía ni llevar la espada.

Mi otro compañero, era alguien que pasaba desapercibido. Era una marioneta, el denominado Ala de Plomo, un ser prescindible totalmente. Era un ser de madera recubierto de carne falsa y alimentado por engranajes, los menos sofisticados, y por un viejo corazón insuflado con maná, ya lo mas avanzados.

Y yo era el Ala de Acero, el defensor del equipo, me gustaba la sensación de ser útil en aquel equipo, de nuestras misiones por todo el mundo, pero aun recuerdo como fue mi inicio como ser vivo. . .

No fue un tiempo Agradable.

“En el templo cerrado el rayo penetrará,
Los ciudadanos extenuados en sus fuertes:
Caballos, bueyes, hombres la onda los, tocará
Con hambre, sed los más débiles armados.
Sobre las picas de los fugitivos fuego del cielo,
Conflicto próximo de los cuervos jugueteando,
Desde tierra se implora ayuda socorro del cielo,
Cuando junto a los muros estarán los combatientes.”
Nostradamus

Era medianoche, las calles estaban vacías, las calles hedían y la lluvia enmascaraba la luna llena, era un frió día de Invierno. Se podían ver las luces de dentro de las casas, según me contaba mi madre aquel día, ninguna puerta quiso abrirnos, ninguna casa dio cobijo a una mujer y sus 3 hijos, solo una, tras un desfiladero de calles egoístas llegamos al único recinto, que por muy abandonada pareciera nuestra familia, abrirían las puertas. La Santa Iglesia.

Según me contaba papá, mi madre se arrastraba poco a poco por las escaleras y que fue mi hermano mayor, Faust, el que golpeo la puerta hasta que nos abrieron. En plena tormenta, con rayos rezumbando por las calles, oscuridad emergiendo de las nubes y aun así, mi padre, San Charles Einholt, nos abrió la puerta de par en par, dejando entrar a una familia extraña, una mujer rubia que parecía tener el pelo blanco debido a su claridad, sus ojos verdes llorosos, una piel blanca que se asemejaba al pelo, y con 3 niños en su vestido de pelo blanco y ojos rojos, no todas las iglesias se pueden permitir recoger vagabundos, pero esa catedral si, esa era algo distinta.

Las monjas nos taparon uno a uno, a mí y a mi madre con una manta nos bastaba, Amarantha, mi hermana, me dijo que esa noche fue la noche más terrorífica y más bonita de su vida, yo había nacido ese día, en esa catedral.

Charles me contaba que ese día los muertos se habían levantado para ir a ver al nuevo Einholt, que el viento había traído espíritus de muerte ante la puerta para ver al niño. Me resultaba tétrico pero lo contaba con una sonrisa de lado a lado, tanto que me hubiera hecho ilusión verlo. Lo que luego me contó Evan fue, que, las nubes se acumulaban sobre la catedral y los rayos resonaban con más potencia conforme se acercaban.

Mi padre cerró tras nosotros las puertas, y llevo a mi madre a una sala donde nacería yo.