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El nacido fallecerá, finalmente, entre paisajes y aromas de sublime deseo, la Luna sollozará, se ira, el sol vendrá con sus velas esparciendo cera, candela y lágrimas

Entre cafetales, entre sabores a sal, al final, el nacido fallecerá. Si este amor nunca fue amado, es casi como si nunca hubiera existido.

El nacido fallecerá, carne putrefacta que alimentará la llaga de mis celos, seda necromantica; tacto de luz que logra que los muertos dancen tango al compas del círculo de Morfeo, fragmentado de desesperación e incertidumbre.

El nacido fallecerá, amante de la fiera en celo con sabor a sangre antigua entre sus garras y noche en sus fauces, sorbo de tus labios el vino del tiempo y saboreo de tu piel morena la hiel del vacío, fuego fúnebre, sueño del cual nunca puede escapar

El nacido fallecerá, tu cintura pisará, tus caricias violará, en tu ombligo nadará, elevará una plegaria a su Dios y entre tus yertos y frígidos senos soñará, abrazará tus enardecidas e inquietas piernas, morderá tus muslos y se mezclará en tu sexo en el gótico paraíso de tiempo esparcido en el pálido rostro de tu diabólica inocencia.

El nacido fallecerá, ídolo del sol, esfera de la muerte, vampiro que alimenta la pasión de su lecho con miedo y desdén de tus amoríos, princesa inalcanzable, envidia de la belleza, cáliz de lujuria, guardas en tu cuerpo el secreto de la humedad de mis manos, melancolía, novia de la agonía, trae a mis espaldas una muerte blanca a los enemigos de tus labios de ojos negros.

El nacido fallecerá, finalmente, devórame entre tus brazos y deja que mis manos naden en la desnudez de tu casta espalda, permíteme robar el anhelo que mancha tu gitana silueta y acepta entre tus manos el rocío de una lágrima convertida en el sollozo de la virtud, corrompida por el efímero perfume del candor de tus suspiros enmudecidos por el llanto de una serenata a la luz de la Luna.

Finalmente. Fuego, Sed y Partido?