Vengadores: Endgame cierra un itinerario que ha necesitado 11 años y 22 títulos para llevarse a cabo. Como película y como fin de fiesta, la cinta cuenta con momentos apoteósicos tanto en la escenificación de épicas batallas, en retos técnicos, como en el apartado emocional. Es éste último el que le da al conjunto sus mayores méritos.

Más allá de la aventura y los efectos especiales, estamos ante una película cargada de momentos intimistas, donde nuestros protagonistas abandonan sus corazas y ofrecen su faceta más humana. La cinta homenajea a esta década de superhéroes y supone también la despedida de algunos de ellos.

El interés de los hermanos Russo por coger por sorpresa al espectador y ofrecerle cosas que se distancian de las expectativas y la rumorología hace que, en plena era de Internet, Vengadores: Endgame sea capaz de coger desprevenida a su audiencia. Esto nos lleva a algunos de los momentos más destacados de la película, pero también a algunas decisiones que, en nuestra opinión, desvalorizan a algunos de los personajes principales (Thor, Hulk) y dejan a otros por debajo de las expectativas (Capitana Marvel). En compensación, algunos se revelan como mucho más importantes de lo que creíamos hasta ahora (Nebula).

A la película se le puede echar en cara también múltiples inconsistencias argumentales (especialmente en su parte central) que no sólo lastran el desarrollo de la trama, sino que además afectan de manera retrospectiva a la continuidad de la saga. Afortunadamente, sus méritos compensan y sobrepasan estas flaquezas, convirtiendo a Vengadores: Endgame un gran espectáculo cinematográfico, que cumple con su objetivo de entretener a su audiencia durante tres horas de metraje y, al mismo tiempo, dar a esta primera década del Universo Cinematográfico Marvel el punto y aparte que necesitaba.

Póster de 'Vengadores: Endgame'.
Póster de ‘Vengadores: Endgame’.