CRITICA: «Jess Franco: Una cámara y libertad». Las memorias de Jesús Franco sin pelos en la lengua

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«Para hacer cine hacen falta dos elementos fundamentales, una cámara y libertad»

«No aceptéis imitaciones. Si queréis saber quiénes son sus protagonistas absolutos, dejaros seducir por sus frases, por sus comentarios, por sus recuerdos pasados y presentes«. Así presentan los editores del libro Jess Franco: una cámara y libertad, las ultimísimas memorias del legendario director, presentadas en el pasado festival de cine español de Málaga. Precisamente allí volvió a sentenciar el cineasta que para hacer cine hacen falta dos elementos fundamentales, una cámara y libertad.

El libro recoge una larga conversación con el director Jesús Franco y con su musa, Lina Romay, grabada antes del fallecimiento de ésta. Precisamente Franco destaca en varias páginas el trabajo de Lina en La condesa negra, película que se ha vuelto a pasar en el festival de Málaga. El director abre su intimidad al explicar que «en nuestra relación, tanto Lina como yo hemos tenido libertad de hacer el amor con otras personas, y fíjate, seguimos juntos, no nos ha pasado nada…«, tras explicar que Klaus Kinski se la quería llevar a la cama en el rodaje de Jack, the Ripper.

Con evidente cariño hacia Jesús Franco, y no pocas gotas de expresión de sentimientos el autor del libro, Diego Canós Benajas, desgrana la trayectoria de los sabrosos recuerdos del cineasta, repasando sus películas, sus colaboradores, sus amigos y sus enemigos. Por el texto pasan muchos nombres conocidos de los que Jesús Franco habla sin tapujos, ya sea de Klaus Kinski, que «estaba loco de verdad, vamos, del todo», de Chistopher Lee, que era «un estirado» o de Wim Wenders, que le «toca los cojones».

A lo largo de las páginas el cineasta recuerda su colaboración con grandes nombres. Del actor George Sanders, Franco recuerda que «era encantador, buenísimo y muy inteligente«; de Howard Vernon, que «era genial, un tipo intelectual, muy renacentista y un actor increíble«; de George Kennedy, que «era un actor de los buenos, con dos óscars en su carrera, formidable»; de Jack Palance, que «tenía fama de borracho» pero que nunca lo vio ebrio; de Akim Tamiroff, que era «lo que yo llamo un loco peligroso«; del actor Herbert Lom, «pues ya me dirás… formidable«; y de Soledad Miranda que era «simplemente maravillosa«. En el libro Franco dedica una especial atención amistosa a Nicholas Ray, a Robert Siodmak y a Orson Welles de quien dice «era una auténtica pasada«.

Por las páginas de «Una cámara y libertad» pasan Telly Savalas, Berlanga, Gila, Fernando Rey, Pedro Temboury, Romero Marchent, Jack Taylor, Eloy de la Iglesia, los Killer Barbies, Amando de Ossorio, Susana Estrada, Ajita Wilson, Jean Rollin, Kike Sarasola, Lola Gaos, Harry Allan Towers, Antonio Mayans o la One Shot. Igualmente los intríngulis de los rodajes de Necronomicon, Justine, La mano de un hombre muerto, Miss Muerte o de cómo Klaus Kinski se comía las moscas de verdad interpretando a Renfield en El Conde Drácula. También repasa el libro «las trolas sobre la carrera del tío Jess«, es decir las mentiras e inexactitudes que se han publicado anteriormente sobre su trabajo.

Jesús Franco no se muerde la lengua y carga contra aquellos por los que se ha sentido traicionado, los que «le jodieron» como él dice, ya sea Lucio Fulci, Juan Cobos o Pilar Miró. Uno de los que peor parado sale en las declaraciones de Franco es el escritor Carlos Aguilar, crítico que ha publicado varios libros sobre el director. Jesús Franco le dedica varios párrafos, le sitúa en «esa clase de parásitos que me han perseguido siempre«, le reprocha ir diciendo que conoce sus películas mejor que él, al tiempo que recuerda cómo lo tuvo «como ayudante una semana en un rodaje y lo eché porque no hacía nada«. Entre las lindezas que Franco dedica a Aguilar se encuentra esta tan incendiaria: «al fin y al cabo no tiene ni puta idea, y es el peor escritor español en este mismo momento. Él cree que sabe escribir, pero lo hace de pena«.

Genio y figura, Jesús Franco, e impagable lo que cuenta en el libro. De lectura obligada para quien quiera conocer de primera mano al realizador de casi doscientos títulos, galardonado con el Goya de honor. Su cita final resume todo: «Yo puedo ser muchas cosas, y puedo haber hecho muchas cosas, pero lo que nunca he hecho ha sido una película engañado… Todas las hice, y las hago, con lo que llevo en las tripas…«.

2 COMENTARIOS

  1. Bien por el tío Jess. Que bien que se publique algo bueno sobre este hombre, diciendo la verdad claro

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